Esta polca de la historia que hace niño el corazón

Alonso Lugo es el director artístico de la danza de Los Enanos. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

S/C de La Palma —

Si alguien quiere saber lo que son de verdad Los Enanos, el número más entrañable y querido de la Bajada de la Virgen, que le pregunte a Alonso Lugo, director artístico de la danza. Lo primero que dijo a esta redactora en la conversación que ha mantenido con LA PALMA AHORA, fue: “Esta polca de la historia que hace niño el corazón”. Seguidamente aclaró que esta estrofa termina la primera parte de la mágica danza lustral de la edición de 2015. “El tema se desvelará en las próximas horas”, ha avanzado. “La escenificación es impactante, porque siempre Los Enanos han ido caracterizados de personajes de la élite, de las altas jerarquías, pero en esta Bajada, no”, ha asegurado.

Lugo ultima los detalles de la logística de la mágica y mediática danza lustral. “Los enanos se vestirán en el Grupo Norte, porque allí tenemos más intimidad, y nos prepararemos para trasladarnos al Recinto Central; yo bajaré con ellos e intentaremos llegar sobre las 17.30 horas”, adelanta. “Mi idea es pasar con los camiones por la Calle Real para que la gente que está esperando a los enanos pueda verlos y darles apoyo y calor; esto no lo habíamos hecho nunca”, afirma.

La resistencia física de los enanos está fuera de toda duda. “Los he preparado para hacer el doble de esfuerzo del que realizarán; es como si corrieran la Transvulcania el jueves, y de hecho, muchos de ellos han participado en la prueba”, dice. Pero los días previos a la danza son claves. “Tienen que cuidarse muchísimo, y hasta ir mirando para el suelo para no tropezar, porque cualquier lesión supone quedarse fuera”, resalta. Bailarán con la movilidad reducida al 50%, y aún así, “se mueven como si fueran plumas en el aire”. Los danzantes perderán, dependiendo de su constitución física, entre 7 y 9 kilos.

Reconoce que “están muy nerviosos, por eso deben cuidarse mucho, relajarse e intentar liberar la mente”. “En las primeras actuaciones la tensión es tal, que no les sale ni la voz cuando cantan, se trancan totalmente con los nervios hasta que rompen a sudar y entran en calor con la gente”, detalla. “Las primeras funciones son muy bonitas pero muy trancadas, están muy engarrotados, muy tensos”, insiste.

Con el estómago vacío

La jornada de la danza los enanos comen poco. “Si tienen que vomitar por el esfuerzo, el estómago debe estar vacío; solo ingieren algunas barritas energéticas y bebidas isotónicas, como si fueran a correr una maratón”, comenta Lugo, quien ha sufrido mucho en esta edición con la polémica de la séptima función. “La coreografía de los enanos es en la calle, en un espacio reducido; van a salir enanos por delante y por detrás de la caseta, por todos lados; vamos a estirar muchísimo la calle”, afirma. Tanto es así, apunta, “que en El Puente, si puedo, van a llegar los enanos más arriba del Kiosco Eliseo; y por la Calle Real, lo mismo, porque en la función de la Plaza de España muchos van a llegar bailando hasta la zona del Club Náutico, donde se suprimió una actuación”. “Van a cubrir bailando la polca toda esa distancia, porque la gente se aparta y los deja pasar; yo quiero cuerdas en los laterales, pero interrumpiendo el paso de la Calle Real, no; ellos se van a lanzar para que nadie se quede sin verlos”, insiste. “Si todo sale bien, estoy seguro que estamos a las nueve de la mañana en La Alameda, he hecho apuestas de que llegaremos a esa hora, pero siempre tengo la incertidumbre de que pueda haber algún contratiempo”, señala con rostro preocupado, porque Alonso Lugo se desgasta tanto como los enanos. “Es un número complejo, con muchos detalles, eres consciente de su magnitud, de lo mediáticos que se han convertido, incluso a nivel internacional; no quiero que falle nada; sabes los errores que cometiste hace cinco años y no quieres que vuelvan a suceder”. “Siempre tengo miedo, y digo: qué será este año lo que me va a suceder para yo no poder cumplir con los horarios y los plazos”.

“Ser enano te cambia la vida”

Lugo no duda en afirmar que “ser enano te cambia la vida; un chico palmero que pase a convertirse en miembro de la danza de Los Enanos, le cambia la vida para siempre, porque la experiencia te deja una huella imborrable; pasas a ser una persona distinta, es una responsabilidad, y hasta adquieres un cierto privilegio social, te miran de otra manera, con orgullo, con envidia sana”. “Yo sigo animando a todo el mundo a que vea a los enanos en la calle, se fijen en ellos, aprendan para el que quiera presentarse en próximas Bajadas, porque se aprende mucho del directo, de su forma de interactuar”. “Los enanos es un mundo aparte, todos saben cómo son Los Enanos, pero pregúntale a un palmero de verdad por ese tema y verás que es un tabú”, subraya. “Los Enanos es una religión para los palmeros y los defienden a muerte”, añade.

No se cansa de repetir que “lo mejor para los enanos es la calle, el calor de la gente… Si no fuera por eso, no llegaría ninguno a La Alameda, que es la apoteosis, la gente los defiende a muerte; si bailaran dentro de un campo de fútbol, alejados del público, no llegarían al final, necesitan el calor y el roce de las personas, porque es duro, muy duro”, remarca.

Lugo pide que este reportaje concluya con la siguiente afirmación: “Somos lo que aparentamos”. Ahí queda el misterio. El jueves se desvelará.

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