“Cáritas no promueve la recogida de alimentos porque no dignifica a la persona”

Melania Martín Acosta es animadora insular de Cáritas Diocesana de Tenerife. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

“Una de las ideas que queremos que quede clara es que Cáritas no promueve la recogida de alimentos; para poder alcanzar el objetivo del desarrollo de las dimensiones de una persona, creemos que es más digno trabajar para darle unos medios que le permitan comprar su propia comida”. La pedagoga Melania Martín Acosta, animadora insular de Cáritas Diocesana de Tenerife, en una entrevista con La Palma Ahora, ha hecho hincapié en que “es más útil donar un euro que gastarlo en un paquete de arroz”. 

Melania ha explicado que “el objetivo principal de Cáritas no es dar ayudas básicas sino acompañar en el recorrido vital de las personas para alcanzar el mayor desarrollo posible, en todas las dimensiones, y para ello trabajamos en claves de proceso que suelen ser individualizados, porque cada ser humano es un mundo y tiene unas necesidades específicas; creamos lazos sociales, involucrando a nuestra comunidad para lograr voluntarios”. 

El desarrollo integral de un individuo, sostiene, “no se consigue dando una bolsa con arroz, pasta, garbanzos o galletas, que es lo que siempre se suele donar, se necesitan otras cosas”. Además, recuerda, “en la actualidad hay muchas alergias e intolerancias alimentarias, y en esas bolsas nunca se va a encontrar una leche sin lactosa o un producto sin gluten, porque no se puede llegar a ese presupuesto, pero si nosotros juntamos euro a euro logramos que esa persona  compre ella misma lo que realmente necesita”. “Por eso Cáritas propone que en vez de gastar un euro en un paquete de garbanzos, se done, porque se puede destinar a comprar una leche sin lactosa para un bebé intolerante”. “Hay madres que llegan llorando porque no tienen dinero para ir a la farmacia a comprar esa leche, que es la única que tolera su hijo”, afirma. “Esto es algo que deben conocer las entidades sociales, porque nosotros trabajamos más por conseguir un euro que por un kilo de comida porque eso dignifica más la persona y le permite disponer de fondos para ir al supermercado como vamos todos”, subraya Melania, cuya responsabilidad principal es animar y acompañar al voluntariado de Cáritas y realizar actividades de sensibilización y formación. 

Y algo muy importante para Melania es “la confidencialidad y la intimidad” de las personas que necesitan ayuda. “En Cáritas recoges tu vale, lo guardas en tu cartera y cada uno compra en el supermercado lo que necesite; es muy distinto salir con una bolsa que nos identifique, porque muchas personas, aún necesitándolo, no acuden por vergüenza, y eso no podemos seguir permitiéndolo”. 

Esta entidad caritativa, además de conceder ayudas económicas a través de vales para adquirir alimentos en determinados establecimientos, ofrece a las personas necesitadas orientación e información. “En algunas parroquias también se cubren gastos de alquiler, de agua y de luz, pero muchas veces no se puede llegar porque los alquileres son elevados y tenemos muchas personas que lo solicitan”, reconoce. “En esos casos deben ser las instituciones públicas las que resuelvan la situación”, precisa. 

Nuevo perfil de usuarios: jóvenes 

El número de beneficiarios de Cáritas se ha incrementado con la crisis, pero lo más significativo es el perfil. “Es un perfil nuevo de usuarios; antes era gente de mediana edad, con o sin cargas familiares, que ya no tenía recursos ni medios para conseguir empleo; ahora tenemos, además, a jóvenes de 18 años que se ven en la calle, que salen de pisos tutelados o que están peleados con sus familias y no tienen redes de apoyo; acuden porque han alquilado un piso y no pueden pagarlo”. “También prestamos ayuda a hombres y mujeres con cargas familiares, que no solo deben afrontar un alquiler si no el pago de facturas y la alimentación”, agrega. 

En 2015, Cáritas auxilió a más de 500 familias en La Palma, una ayuda que llegó a más de 1.300 personas. 

Cáritas, resalta Melania, “aparte de ayuda en recursos humanos, siempre pide la solidaridad de la gente, que colabore en sus parroquias con donativos para, a través de esas colectas, poder llegar a esas más de 1.300 personas de la Isla”. Las donaciones se pueden hacer tanto a través de las iglesias como de las cuentas bancarias arciprestales de La Palma. “Cada persona ingresa en la medida de sus posibilidades”, dice Melania, quien puntualiza que “ese dinero siempre llega a las personas necesitadas, porque nuestras cuentas están claras y se hacen informes anuales”. 

Además de las ayudas básicas, Cáritas “realiza actividades de formación, tanto para nuestros voluntarios como para nuestros usuarios, a los que les ofrecemos nuevos campos donde pueden desarrollarse y trabajar para mejorar su empleabilidad”. “Una de las partes más importantes de nuestro trabajo es la labor de sensibilización; nos ofrecemos a ayuntamientos, centros educativos y entidades sociales para a dar a conocer nuestra realidad y nuestros objetivos”, apunta. “Otra de las líneas de trabajo que desarrollamos en La Palma es la de cooperación internacional; el año pasado, durante la Bajada de la Virgen, las parroquias se volcaron y conseguimos una cantidad económica bastante alta y logramos enviar una ambulancia para Mauritania; colaboramos con nuestras Cáritas hermanas porque también hace falta que ayudemos a los más necesitados que están fuera”. 

Carecer de recursos es un estigma. “Hay gente que envía a Cáritas a otras personas porque siente vergüenza, porque La Palma es una isla con pueblos pequeños y todos nos conocemos; tenemos que acabar con ese tipo de marcajes que se dan en la sociedad de pertenecer o no a un tipo de clase social”, concluye. 

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