“Millones de niños no pueden volver al ‘cole’ por falta de escuelas o seguridad”

Elisa Orbañanos y  Hombeline Bahati han visitado La Palma. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

La vuelta al cole es un lujo para los 75 millones de niños y niñas que ven afectada su educación por vivir en zonas de conflicto o emergencia, debido, en la mayoría de los casos, a la lucha por controlar los recursos naturales de los países donde viven. Elena Orbañanos, directora de Proyectos del Servicio Jesuita a Refugiados, y Hombeline Behati, coordinadora de las actividades Medios de vida en Masisi, en la República Democrática del Congo, han visitado La Palma y han impartido conferencias en distintos centros docentes en el marco de la campaña Vuelta al cole que impulsa la organización no gubernamental Entreculturas, una ong jesuita para la educación y el desarrollo. “Pensamos que todo lo que pasa en el Congo, por ejemplo, está muy lejos y que no podemos hacer nada, que nos supera el contexto, pero no, todos tenemos una responsabilidad, no digo culpabilidad, porque todos podemos aportar nuestro granito de arena desde aquí, cambiando la forma que tenemos de consumir o de actuar como ciudadanos, todo lo que pasa aquí y allí está relacionado”, ha señalado a La Palma Ahora Orbañanos, una madrileña que trabaja desde hace cuatro años en la Región de los Grandes Lagos y que asegura que “la educación es un derecho que tenemos que garantizar a todos los niños y niñas del planeta”. 

“Hemos visitado La Palma en el contexto de la campaña Vuelta al cole de Entreculturas, denominada Escuelas en peligro de extinción, y lo que pretendemos es demostrar la correlación que hay entre los conflictos generados por los recursos naturales y la falta de acceso del derecho a la educación de muchos niños, cómo muchas escuelas quedan destruidas e infraestructuras devastadas, dejando a muchos niños sin acceso al colegio por causa precisamente de los recursos naturales”, ha explicado. “Allí le denominan la maldición de los recursos naturales, porque esa riqueza genera mucha pobreza, mucha corrupción y conflictos, y eso desestabiliza la zonas ricas de manera que la infancia no puede disfrutar de una vida normal ni de estabilidad ni lógicamente de la educación”, subraya Orbañanos, y pone de relieve que “la escuela es un lujo y a las familias les cuesta mucho dinero en una situación de vulnerabilidad y miseria”. “La escuela para los niños es un orgullo y una oportunidad; es muy distinto cómo lo vivimos nosotros y cómo lo viven ellos, porque para ellos ir a la escuela es, además de acudir a un  lugar donde socializarse y aprender desde el punto de vista académico, estar en un espacio en el que se sienten seguros; la mayoría vienen de campos de población desplazada donde están expuestos a mucha violencia, violencia institucional, familiar, comunitaria, sin embargo en la escuela se sienten protegidos porque el profesor les respeta y aprenden”, dice. “Hay millones de niños que esta semana no pueden volver a cole por falta de escuela o de seguridad”, afirma. 

La directora de proyectos del Servicio Jesuita a Refugiados insiste en que “el mensaje más importante que queremos transmitir es que todo está relacionado, tenemos que darnos cuenta de que la maldición de los recursos está directamente relacionada con nuestro sistema de consumo, no pensemos que lo que sucede en la República Democrática del Congo no tiene que ver con nosotros porque está directamente relacionado”.

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