“La pena de muerte es el castigo más cruel, inhumano y degradante”

En la imagen, lectura del manifiesto en Fuencaliente.

La Palma Ahora

Fuencaliente —

Amnistía Internacional y la Comunidad de Sant'Egidio organizan la 14º edición de la iniciativa Ciudades por la vida en la se que iluminan edificios representativos de todo el mundo para mostrar el rechazo a la pena capital.

En Fuencaliente, este miércoles, se iluminó la fachada del Ayuntamiento, con lectura de un manifiesto y la participación de la banda de música de Fuencaliente y el grupo de teatro Alterapars.

Este 30 de noviembre, en más de 2000 ciudades de todo el mundo como Amsterdam, Berlín, Bruselas, Nairobi, Roma o Tegucigalpa se iluminarán edificios emblemáticos para mostrar el rechazo de la ciudadanía a la pena de muerte. En España, Amnistía Internacional impulsa esta iniciativa en más de 25 ciudades como Barcelona, Burgos, Córdoba, Las Palmas de Gran Canaria, Málaga, Salamanca, San Sebastián, entre otras.

La Jornada Mundial Ciudades por la Vida es una iniciativa internacional que se pone en marcha en recuerdo de la primera abolición de la pena capital en el Gran Ducado de Toscana en 1786. Se trata de una iniciativa emprendida por la Comunidad de Sant’Egidio, con el apoyo de la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte, a la que pertenece Amnistía Internacional.

MANIFIESTO CONTRA LA PENA DE MUERTE

Día Internacional de Ciudades por la Vida

30 de Noviembre de 2016

Un año más, hoy, 30 de noviembre, nos reunimos para celebrar una nueva edición de Ciudades por la Vida / Ciudades contra la Pena de Muerte, en recuerdo de la primera abolición de la pena capital, en el Gran Ducado de Toscana en 1786. Hoy más de 2000 ciudades de todo el mundo se iluminarán para decir no a esta pena cruel e injusta que elimina la vida. No hay justicia si no hay vida.

En 2015, por primera vez, la mayoría de los países del mundo, 103, abolieron por completo la pena de muerte. En total son 140 los estados abolicionistas, ya sea en la ley como en la práctica, 140 países que han renunciado a seguir matando en nombre del Estado.

En el próximo mes de diciembre se podrá dar un nuevo paso adelante logrando que en la Asamblea General de las Naciones Unidas más países se manifiesten a favor de la Resolución para la moratoria universal de todas las ejecuciones, con vistas a abolir la pena de muerte en todo el mundo.

Sin embargo, no podemos bajar la guardia. En 2015 tuvimos conocimiento de un alarmante aumento de las ejecuciones. Nunca, en los últimos 25 años, habían sido ejecutadas tantas personas por estados de todo el mundo. Al menos 1.634 personas fueron ejecutadas en 2015.

El dato supone un aumento de más del 50% con respecto al año anterior y es la cifra más alta registrada desde 1989. Además, China no se incluye en esta cifra total. En este país es probable que fueran ejecutadas miles de personas más, pero los datos sobre la pena de muerte se tratan como secreto de Estado.

De todas las ejecuciones registradas, el 89 % se llevaron a cabo en solo tres países: Irán, Pakistán y Arabia Saudí.

En este año resaltamos el caso de Ali Mohammed Baqir al-Nimr, condenado a muerte tras haber confesado culpable de delitos cometidos cuando tenía 17 años, encontrándose en la actualidad en riesgo inminente de ejecución en Arabia Saudí.

La Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, que es vinculante jurídicamente para Arabia Saudí, establece claramente que no puede imponerse la pena de muerte por delitos cometidos por menores de 18 años.

No existe ni una sola prueba fehaciente de que la pena de muerte sea un factor disuasorio a la hora de cometer un delito, pero sí existen claros ejemplos de que es discriminatoria y a menudo se utiliza de forma desproporcionada contra personas económicamente desfavorecidas, minorías y para acallar a la disidencia política.

Nos oponemos a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia de la naturaleza y de las circunstancias del delito, de la culpabilidad, inocencia u otras características de la persona y del método empleado por el Estado para llevar a cabo la ejecución.

La pena de muerte viola el derecho a la vida, proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, y es el castigo cruel, inhumano y degradante por excelencia.

Por todo ello, exigimos a los gobiernos de todo el mundo que den los pasos necesarios para la suspensión total de las ejecuciones y la abolición universal de la pena de muerte. Por eso estamos hoy aquí para decir una vez más:

¡¡¡NO A LA PENA DE MUERTE!!! ¡¡NO HAY JUSTICIA SI NO HAY VIDA!!

¡¡Con vuestra ayuda, un mundo libre de ejecuciones es posible!!

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