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Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

Argentina y Brasil pueden arruinar la “recuperación” de Rajoy

Carlos Elordi

En una sola jornada, la del viernes, la bolsa española ha bajado un 3 % -la que más entre las plazas occidentales- y nuestra prima de riesgo ha subido más de 20 puntos (hasta 215), como consecuencia de la inquietud que ha provocado en los mercados la caída de las monedas de varios de los llamados “países emergentes”: sobre todo del peso argentino y de la libra turca, pero también del real brasileño, el rublo ruso y el rand sudafricano. Puede que la cosa se quede en un susto, aunque numerosos analistas creen que los problemas de esos países pueden ir a más y alguno no descarta que terminen convirtiéndose en un nuevo episodio de desestabilización financiera global. En todo caso, y visto desde España, lo ocurrido en estas últimas horas deja muy tocado el forzado discurso oficial de la recuperación: porque la supuesta estabilidad financiera de nuestro país está tan cogida con alfileres que el mínimo soplido, y lo que está ocurriendo es algo más que eso, la puede derrumbar de golpe.

La caída de la bolsa española ha sido provocada fundamentalmente por el descenso de los títulos de las empresas que mayor presencia tienen en el mercado argentino: BBVA (igualmente activo en Turquía), Telefónica, Endesa, Gas Natural, Repsol, Gamesa, Día. No es que la suerte de sus inversiones esté directamente amenazada, al menos por ahora, pero lo cierto es que el futuro de la economía argentina parece haber entrado en una clara zona de riesgo y los inversores –que huyen de la mínima dificultad- temen que sus problemas terminen golpeando las cuentas de resultados de esas empresas españolas.

Lo cierto es que el peso argentino se ha desplomado a niveles sin precedentes en la última década, a pesar de que el gobierno lleva más un año sosteniéndolo, lo cual le ha costado 15.000 millones de dólares, un tercio de sus cortas reservas de divisas. Y el jueves el ejecutivo anunciaba que autorizaba a los particulares a comprar dólares, prácticamente reconociendo que sus prohibiciones al respecto han fracasado. Varios boletines económicos internacionales dicen que, cuando la inflación está en el 28 % (la cifra oficial es bastante menor), el gobierno puede perder definitivamente el control de la moneda y también que existe un serio riesgo de fuga de capitales.

Sin ser tan grave, también preocupa la situación financiera de Brasil, país en el que operan varias de las empresas españolas citadas y otras cuantas más. El milagro económico brasileño parece haberse acabado. El PIB ha pasado de crecer un 7 % en 2012 a registrar una ligera caída en el último trimestre de 2013. También crece la inflación, el déficit público se agranda y el dinero extranjero está empezando a buscar otros destinos.

“Los mercados emergentes han dejado de ser la estrella que han sido en los últimos años. En la cumbre de Davos ha dejado de hablarse de ellos”, resumía el Financial Times del jueves. En términos concretos y a muy corto plazo, la pérdida de empuje de las economías de esos países –a los de Brasil y Argentina hay que sumar el descenso de crecimiento en Rusia, Sudáfrica, India y otros países asiáticos, que no Japón- puede traducirse únicamente en que los inversores internacionales pongan sus ojos en otros horizontes: el crecimiento de las inversiones extranjeras que en los últimos tiempos se ha registrado en España, en términos mucho más modestos de los que se desprende de la propaganda de La Moncloa al respecto, también podría ser una consecuencia de eso.

Pero si el proceso se agrava –y la situación argentina no es precisamente tranquilizadora al respecto, entre otras cosas por su vinculación con la brasileña- los efectos pueden ser más amplios: sin que nunca se conozcan exactamente las razones que explican los movimientos que se registran en un solo día, la subida de la prima de riesgo española del viernes indica que los inversores no la tienen todas consigo respecto de la suerte de nuestras finanzas. Si en menos de 24 horas la prima ha subido un 10 % únicamente por las malas noticias de Argentina y Turquía –y también porque la economía china camina más despacio de lo que se esperaba-, ¿qué puede ocurrir si esos problemas se agravan o si surgen otros como consecuencia de los mismos?

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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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