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Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

Tras la manifestación, Sarkozy y los fallos de seguridad ponen a Hollande en apuros

Ciudadanos alrededor del monumento de la Plaza de la Nación de París (Francia). / Efe

Carlos Elordi

Está claro que las grandes manifestaciones de este lunes han reforzado algo la muy maltrecha imagen de François Hollande. No era ese sin duda el principal objetivo de las mismas, sino que el rechazo masivo del terrorismo yihadista perseguía, sobre todo, evitar que los atentados alentaran aún más la desconfianza hacia los musulmanes franceses. Y también solidarizarse con la comunidad judía, la más numerosa de Europa y que según sus exponentes vive hoy en una situación próxima al pánico. Pero mejorar la valoración popular del presidente podía ser un efecto secundario muy bien venido. Sin embargo, sólo 12 horas después de las marchas ese efecto empieza a estar seriamente en cuestión. Francia ha vuelto a la guerra política y no precisamente con las mejores maneras.

La ausencia del Front National de la manifestación de París era un signo indiscutible de que eso iba a ocurrir muy pronto. Pero no ha sido la líder ultraderechista Marine Le Pen quien ha dado el primer paso en la confrontación con Hollande, sino el expresidente Nicolas Sarkozy, que aspira a ser el candidato de la derecha en las elecciones presidenciales de 2017, y parece que con bastantes posibilidades de lograrlo. Sarkozy, que quiere disputar al Front National la bandera de la intransigencia frente a la inmigración, clave del formidable ascenso que el partido de Le Pen registra en los sondeos, no ha dudado en atacar al gobierno tras las manifestaciones y en insinuar que fallos de las fuerzas de seguridad han podido ser la causa de que los atentados pudieran producirse.

“La unidad no debe impedir la lucidez”, ha declarado Sarkozy. “Hay preguntas que deben ser contestadas: ¿qué ha ocurrido exactamente? ¿Cómo pudo ser evitado? ¿Cómo podemos estar seguros de que las mismas causas no van a producir las mismas consecuencias?”. Pero no se ha quedado ahí. Y, hablando en el mismo lenguaje que utiliza el Front National, ha añadido: “La inmigración no está unida al terrorismo. Pero complica las cosas. No podemos seguir así. La inmigración, que tenemos muchas dificultades en limitar, hace más difícil la integración”.

Nada nuevo hay en esos argumentos ni tampoco en lo que se refiere al oportunismo de Sarkozy. La cuestión es que los atentados, aun siendo fruto de fenómenos muy alejados de los actuales problemas relativos a la inmigración, ponen más difíciles las cosas a Hollande y al Gobierno socialista francés a la hora de responder a las invectivas del Frente Nacional y de un Nicolás Sarkozy que compite con éste en su propio terreno. Y luego está el problema del funcionamiento del aparato de seguridad.

Porque este martes, Le Monde, un diario poco sospechoso de simpatizar con Marine Le Pen o con Sarkozy, ha publicado una lista, y no pequeña, de posibles fallos que los servicios policiales en los casos de los terroristas que llevaron a cabo las acciones de Charlir Hebdo y del supermercado de productos kosher. Los domicilios de los tres que figuraban en los archivos policiales estaban anticuados. En el vídeo que Coulibaly grabó días antes aseguraba que en los últimos tiempos había visitado varias mezquitas para hacer proselitismo y aunque estos centros son objeto preferente de la atención policial, ningún agente había detectado su presencia. Y eso que el autor de la masacre en el supermercado llevaba desde hace algunos años un reloj que permitía conocer sus movimientos, aunque no por ser sospechoso de actividades vinculadas al terrorismo islámico, sino como delincuente común.

Distintos comentaristas, franceses y de diarios europeos y norteamericanos, creen que muy pronto los eventuales fallos de seguridad estarán en el centro de la escena política francesa. Y si así ocurre, como todo lo indica, puede que Hollande y su Gobierno no salgan muy bien parados. Porque en Francia, como en otros países democráticos, las comisiones de investigación u otros mecanismos similares, actúan sin muchos tapujos ni componendas políticas. No como ocurrió en España con la que se creó en Las Cortes para investigar los atentados de Atocha.

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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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