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Gran guía de consejos para vivir más años

Alimentación sana y variada, y ejercicio físico, claves para una vida larga

El Correo del Sol

Alimentación moderada pero nutritiva

Según una investigación realizada en la Universidad de Wisconsin, una dieta que aporte 1.500 calorías ayuda a envejecer lentamente y con salud.

  • Los alimentos naturales y ecológicosproporcionan el máximo de nutrientes. El recorte de calorías se obtiene disminuyendo las grasas y las proteínas.
• Las bayas han demostrado cualidades especiales contra el envejecimiento. Los arándanos mejoran la memoria reciente, el equilibrio y la coordinación de las personas mayores. 
• La vitamina E, que se halla en aceites virgen extra, frutos secos y semillas es un potente antioxidante que previene la degeneración de los tejidos y protege frente al cáncer.
• La vitamina C (kiwi, naranjas), la vitamina D (huevos y leche), el selenio (levadura de cerveza, legumbres), el hierro (yema de huevo, cereales integrales, leegumbres), el calcio (productos lácteos, almendras, tofu) y el ácido fólico (verduras de hoja verde, naranjas, legumbres) completan la nutrición para la longevidad.

Razones para ser optimistas

El neuropsiquiatra Richard Restak afirma en La estrategia de la longevidad (Ed. Kairós) que el optimismo es una de las cualidades que distinguen a los ancianos saludables. 

  • Una valoración negativa de la propia salud se asocia con un aumento de la mortalidad. Las personas con mala salud pero optimistas aceleran su recuperación y viven más años.
• El humor es una gran arma contra el envejecimiento. Es útil para relativizar supuestos dramas y reducir obsesiones. El simple hecho de reír disminuye la secreción de adrenalina, la hormona del estrés, y aumenta la cantidad de células inmunitarias que luchan contra los agentes infecciosos, según los estudios del doctor Lee Burk. 
• La flexibilidad mental es otra de las características de la personalidad vital. Hay que saber adaptarse a los inevitables cambios que suceden en la vida. De nada sirve rechazar la realidad, por descorazonadora que parezca. Es más inteligente comprender la situación y encontrar soluciones. El remedio es adaptar el pensamiento a las circunstancias.

Con mente y espíritu siempre jóvenes

Las personas mentalmente activas conservan mejor sus facultades a lo largo de los años que aquellas que han tenido una actividad intelectual menor. La curiosidad por varios o muchos temas no sólo disipa el estrés -que suele ser fruto de la obsesión- sino que mantiene entrenado el cerebro. 

Arreglar un desperfecto en la casa o poner una estantería, sin duda estimulan el cerebro tan intensamente como un cálculo matemático complicado. Cada persona tiene un tipo de inteligencia y debe dirigirla hacia lo que más le interesa. Las habilidades mentaales pueden cultivarse a cualquier edad. La madurez es un buen momento para ocuparse de aquello para lo que no ha habido tiempo en otras etapas de la vida.

El tópico de que con los años se pierde capacidad intelectual porque las neuronas se van muriendo es falso. Al contrario, aumentan las conexiones entre neuronas, lo que significa un incremento de las habilidades intelectuales. Éstas permiten pensar con más claridad y actuar eficazmente, como prueban las personalidades que han alcanzado sus mayores éxitos durante la edad madura. Sin embargo, el número y la calidad de las conexiones dependen de si hemos ejercitado el cerebro o no, por eso conviene curiosear y diversificar los intereses cuanto antes.

Plantearse objetivos a medio y largo plazo es necesario para gozar de una personalidad equilibrada y organizar la vida cotidiana. Los proyectos pueden ser personales o compartidos, más o menos ambiciosos. Pensar en el futuro, en lugar de en el pasado, es otra de las características de las personas que se mantienen en buen estado de salud durante muchos años. 

Actividad social

Según un estudio realizado por gerontólogos de la Universidad de Harvard, desarrollar actividades sociales es por lo menos tan importante como el ejercicio físico o la alimentación, si se aspira a ser longevo. La conclusión del estudio es que los médicos deberían empezar a incluir el aspecto social, además del ejercicio y la dieta, en los planes de salud preventiva.

La conversación, el hablar y escuchar a los demás, es quizá la manera más natural de poner en funcionamiento las neuronas. Hablar por hablar está bien, pero aún es mejor discutir en grupo la mejor manera de resolver un problema o realizar un plan. La participación en actividades con un fin social, ya sea organizar una campaña de solidaridad o montar una fiesta vecinal, propicia la ocasión de aplicar la inteligencia constructivamente y fomenta el contacto con gente activa de todas las edades. 

La generosidad, el hacer algo por y con los demás genera autoestima y sensación de integración en la comunidad. Se ha demostrado que los contactos sociales reducen los efectos perjudiciales del estrés a través de un refuerzo de la respuesta inmunitaria. Además, la actividad social facilita el establecimiento de relaciones amplias donde la ayuda mutua, relacionado con un mayor índice de supervivencia en la edad madura, es posible. 

Apoyo emocional

El bienestar emocional se complementa con el físico y el mental. Las relaciones emocionales positivas, con la pareja, la familia, los amigos, son fuente de salud. Esto es algo que todos podemos comprender intuitivamente, no obstante existen estudios científicos que lo corroboran. Las personas que mantienen profundas relaciones de apoyo el riesgo de muerte prematura es un 75 por ciento menor al de las personas solitarias. Asimismo, las mujeres que cultivan amistades duraderas son menos propensas a contraer cáncer y si se llegan a ver afectadas tienen más probabilidades de sobrevivir. Los síntomas de menopausia y los dolores menstruales son agudos en las mujeres con poco apoyo emocional, mientras que pasan desapercibidos en las mujeres con amistades. 

La idea de que amistad y amor afectan de manera importante a la calidad de la propia vida en el futuro quizá ayude a que prestemos más atención a estos sentimientos en el momento actual.

La ayuda de las plantas medicinales

  • Jengibre y cúrcuma son especias con un potente efecto antiinflamatorio. La cúrcuma previene el Alzheimer y algunos tipos de cáncer.
• Las plantas aromáticas mediterráneas se encuentran entre los ingredientes culinarios con más antioxidantes. Entre las más recomendables se encuentran –por orden–el romero, el orégano, tomillo, la salvia, la hierbabuena y la menta.
• El ginkgo biloba combate males relacionados con el deterioro de la circulación sanguínea como el infarto cerebral, la degeneración macular, la impotencia y los zumbidos en los oídos. 
• El astrágalo se utiliza para prevenir los resfriados y la gripe debido a sus propiedades antivirales. Otra planta potenciadora de la inmunidad es la equinácea (Echinacea purpura). 
• Las setas shiitake, maitake y reishi previenen las infecciones y el cáncer. 
• El cardo mariano protege frente a las sustancias tóxicas con las que hemos podido entrar en contacto.     
• El ginseng ayuda a las personas mayores a adaptarse a los ajetreos de la vida –mejora el funcionamiento mental– y refuerza su resistencia general ante las enfermedades.

Suplementos, sí o no

El doctor Andrew Weil, defensor razonable de los complementos, recomienda en su libro Las fuentes de la eterna juventud un multivitaminas de calidad y algunas sustancias antioxidantes adicionales: 
• La coenzima Q-10, cuya producción en el cuerpo se reduce con la edad, a razón de 60 mg diarios.
• El extracto de semilla de uva o de corteza de pino, para prevenir las enfermedades cardiovasculares, las cataratas y la degeneración macular (100 mg diarios)
• El ácido alfa-lipoico con acetil-L-carnitina (de 100 a 400 mg por día) porque reduce el riesgo de diabetes y favorece el metabolismo. 

 

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