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“La poesía es una forma de recuperar el sentido y la dignidad de las cosas”

El poeta Adrián Bernal, a la izquierda de la imagen

Raúl Travé Molero

Cartagena —

Adrián Bernal Herce (Alicante, 1983) llegó a la poesía en Tegucigalpa, donde trabajó para la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo como programador cultural del centro español entre 2011 y 2013. Allí publicó 29 días de abril y marzo (Dispara la palabra, 2012), un diario poético de la vida de la considerada como ciudad más peligrosa de América Latina. Antes había estudiado Publicidad y Antropología Social y había sido bajista y voz del grupo de ska-punk Sikiátrico. En el año 2014 ganó el prestigioso Certamen Internacional de Poesía Martín García Ramos con el libro Todas las ciudades del fuego (Difácil, 2015), un paseo por las ciudades que habitan en su memoria, unas ciudades arrasadas por el capitalismo y el olvido programado.

El pasado viernes, junto al poeta cartagenero Juan de Dios García, prologuista de Estaciones de invierno (Libros en su Tinta), dio un recital en la librería “la montaña mágica” allí pudimos comprobar que sus versos suenan a bebop, pero antes conversamos con él sobre su obra.

¿Por qué Estaciones de invierno?Estaciones de invierno

Es una referencia directa a uno de los libros del poeta francés Arthur Rimbaud que habitualmente se ha traducido al castellano como Una temporada en el infierno, aunque el título original en francés es Une saison en enfer. La palabra que usa Rimbaud puede traducirse como temporada o como estación y yo juego con esa relación entre invierno e infierno y entre estación del año y de tren. Uno de los versos de Rimbaud, que uso al principio de mi poemario dice: “¡y temo al invierno porque es la estación del confort!”, la idea de este libro es una persecución de la poética y del personaje que ha revolucionado la poesía moderna. Empezó a escribir a los 15 años y lo dejó a los 19, desapareció una temporada para volver a aparecer como colonizador y como traficante de armas primero en Yemen y después en Abisinia (la actual Etiopía). La idea del poeta huyendo de sí mismo, del confort de la vida burguesa, me apasiona.

¿Quiénes son tus referencias literarias, qué otras resonancias se va a encontrar el lector de Estaciones de invierno?Estaciones de invierno

Muchos poetas dirían que escribo poesía culturalista, los partidarios de la poesía pura dicen que al poema hay que quitarle todo lo que no es poesía, pero es que a mí la música y la literatura, junto con vivir, es lo que más me da ganas de escribir y no entiendo la vida sin la cultura, sería incapaz de escribir sin la influencia de la cultura. Yo empecé a escribir tarde, a los 29 años, cuando la mayoría ya han abandonado la poesía y como lector llegué muy marcado por algunos de los novísimos, Leopoldo María Panero, Manuel Vázquez Montalbán, Martínez Sarrión, Pere Gimferrer cuando no se pone muy barroco, precisamente todos muy culturalistas. Supongo que de todos ellos hay algo en mi poesía, de algunos de forma deliberada he usado citas para comenzar cada poema. Ha sido una manera de marcar estaciones por los epígrafes, por las citas que introducen cada poema, construyendo un itinerario que juega con la metáfora del tren que es un símbolo poético con mucha fuerza y personalmente un elemento muy importante en mi memoria sentimental.

Pero por la composición de página y por la forma de narrar los lectores se van a encontrar a los beats, en particular El aullido de Allen Ginsberg está muy presente. El poema “Crossroads o antielegía segunda a Robert Johnson” que cierra el libro es un buen ejemplo de esto.

Tú has sido músico y por lo que parece hay también mucha música en Estaciones de inviernoEstaciones de invierno

Aparte de los beats, hay mucha música porque no sé entender la poesía de otra manera. De la poesía lo que más me interesa es el ritmo, creo que es lo que la hace única y eso va muy ligado a lo musical.

Hay además un juego muy importante con el jazz y especialmente con el Blue Train de Coltrane, en muchos poemas intento interpretar a Rimbaud a ritmo de bebop, y algunos están escritos como un ejercicio mientras escuchaba Blue Train.

También Robert Johnson parece estar muy presente en tu obra

Ya en Todas las ciudades escribí un poema a Robert Johnson, un personaje asombroso, uno de los primeros bluesmen, muerto a los 27 años, envenenado por un marido celoso que llevaba uno de los bares donde él tocaba. Se cuenta que Robert Johnson vendió su alma al diablo para aprender a tocar la guitarra mejor que nadie, me atrae mucho cómo el mito transforma la historia cultural.

Además el contexto cultural de Johnson es fascinante, el sur profundo y pantanoso de los EEUU, de un Misisipi en el que nace el blues. Una música que explica la vida, que se usa para cantar las miserias pero que también sirve como herramienta de libertad, primero para los esclavos con las spirituals y las work songs y luego el blues cuando se liberan pero siguen siendo esclavos del capitalismo incipiente. En realidad las letras no cambian tanto, del amo al jefe, de las grandes plantaciones a las grandes ciudades.

¿Sirve para algo la poesía hoy en día?

Quiero creer que sí, es una búsqueda, un volver a traer lo vivido, un diálogo entre la memoria y la vivencia. La poesía trata sobre las ausencias, es una forma volver, de recuperar el sentido y la dignidad de las cosas y en mi caso una forma de crear espacios autónomos de la sociedad capitalista dentro de esta vida.

Hay bastantes referencias y creo que interpretaciones políticas en tus poemas

Mi poesía es una forma de política, no como lo podía ser la poesía social de los 50 y 60, no intento cambiar actitudes ni convencer a nadie, ni siquiera sostener mis posturas ideológicas, pero es política, estoy haciendo política cuando escribo poesía. Se trata de una confrontación entre la rabia y la ternura que viene de Vallejo. Las formas de opresión cotidiana y el mundo laboral están muy presentes en mi poesía, yo no me quejo de mis curros de mierda, pero esa experiencia me permite empatizar con la gente que más sufre en una sociedad cada vez más polarizada entre pobres y ricos.

Me ha llamado mucho la atención la presencia de los pájaros a lo largo de tus tres poemarios, ¿qué significan para ti?

Son la representación absoluta de la libertad y a la vez son también metáfora de la migración. Al moverte construyes una cartografía, unos itinerarios que explican sobre el mapa tu vida, los pájaros me fascinan por eso. Además en Estaciones de invierno me ayudan a ilustrar la idea de migración al sur.

¿Cuál ha sido la acogida de Estaciones de invierno?Estaciones de invierno

Yo estoy muy cómodo defendiendo el libro, me lo estoy pasando muy bien dando recitales, pero al final es algo minoritario, como casi todo en poesía.

Entre los sectores más especializados parece que se ha recibido bien, ha tenido algunas buenas reseñas. Pero todavía le queda andadura, habrá que esperar un poco más para juzgarlo.

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