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Preparándonos para el siguiente asalto

Pedro Luis López Sánchez

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No pueden dejar de sorprenderme las recientes declaraciones que están haciendo destacados miembros socialistas en las cuales se afirma que Pablo Iglesias debería pensar más en la gente y menos en los sillones. Resulta cuanto menos curioso que estas observaciones provengan de personas que tienen una casi nula experiencia profesional en el sector público o privado, y sí una holgada experiencia desde bien jóvenes en ir acumulando un cargo tras otro en la gran familia socialista. Y es que cuando se trata del PSOE, el tener un puesto u otro depende de eso, de camarillas y de familias; en algunos casos en el sentido más literal del término.

Esas mismas voces acusan a Pablo Iglesias de tener líneas rojas, y esto merece cuanto menos una pequeña explicación. No es que en Podemos haya líneas rojas, es que esas líneas rojas vienen puestas por las luchas de tanta gente a nivel de calle durante años. Es una cuestión de con quién se tienen las lealtades. Algunos ejemplos: que se derogue la LOMCE es una línea roja, que se derogue la ley mordaza es otra línea roja, que se derogue la reforma laboral del PP pues es otra línea roja, que no se abarate más el despido pues sí, es también otra línea roja. Todas éstas son cuestiones que el pacto de gobierno que han presentado PSOE y C's, y que el PSOE pone como base para negociar, traspasa ampliamente. Efectivamente, así es muy difícil llegar a acuerdos que propicien un gobierno de cambio.

Si hay una conclusión que se puede sacar en claro de este periodo de inestabilidad política es sin duda que el PSOE tiene un aparato demasiado ligado a los intereses del IBEX 35 y alejado de la gente, y también una parte importante de sus bases entregadas al estado actual de las cosas (las que votaron sí al pacto con C's). Es evidente con quién tiene las lealtades los dirigentes del PSOE, que se han convertido en una caricatura grotesca de lo que fue la socialdemocracia clásica. Seamos honestos, en realidad no hay voluntad ninguna por parte del PSOE en llegar a algún tipo de acuerdo con Podemos, acuerdo vetado por esos mismos intereses oligárquicos. Las declaraciones socialistas se deben enmarcar en un treatillo, un juego de sombras chinas que esconden un intento de colocarse mejor de cara a unas probables nuevas elecciones. Es en este marco, un gobierno de gran coalición (PP, PSOE, C's) o un escenario de nuevas elecciones, bajo el cual Podemos debe prepararse para el siguiente asalto.

El objetivo que debe marcarse Podemos en este marco debe ser la acumulación de la fuerza social y electoral suficiente para desbordar los intentos del régimen de reformarse, los intentos del régimen de cambiar para que en realidad nada cambie. Hay que mantener abierto el proceso destituyente iniciado con el 15M para marcar un horizonte de procesos constituyentes que nos permitan decidir sobre todo, democratizar la economía y establecer un nuevo pacto confederal de solidaridad entre los pueblos. Se hace necesario reactivar un nuevo ciclo de luchas que nos permitan defendernos de los más de 10.000 millones de euros de recortes que la Troika ya tienen preparados para el nuevo gobierno que se forme. Podemos debe mutar hacia un partido-movimiento, con un pie en las instituciones pero mil en las calles, que nos sirva de herramienta para organizar un bloque social y popular preparado para tomar la dirección del país.

Somos muchas las personas que venimos defendiendo desde el principio que Podemos debe encaminarse hacia ese partido-movimiento; donde se tolere y se canalice la pluralidad (ya que el movimiento de resistencia frente al neoliberalismo, entendido en sentido amplio, es de por sí plural), donde las bases construyan, debatan, decidan y hagan política; donde se mande obedeciendo; donde se evite una adaptación excesiva a las instituciones que pretendemos reformar y donde se tenga una relación honesta y respetuosa con los movimientos sociales.

En cambio, de Vistalegre salió una “máquina de guerra electoral” como la bautizó Iñigo Errejón, que en la práctica ha supuesto un partido vertical sin ningún tipo de debate político territorializado, que funciona a golpe de argumentario escrito en Madrid y de donde se ha ido alejando mucha gente desencantada. Es más, los objetivos marcados no han sido cumplidos, el buen resultado del 20D no está siendo suficiente para forzar un gobierno realmente de cambio y la estructura organizativa da señales de estar exhausta con dimisiones en bloque en momentos muy delicados.

Con todo Podemos es la mejor herramienta de tipo político-institucional que tenemos en este momento para seguir construyendo un bloque contra hegemónico que suponga un cambio real en las políticas que se hacen desde las instituciones públicas, bienvenidas sean por tanto las voces que ahora reclaman pluralidad y federalismo organizativo. El problema es que una organización y su relación con lo social no se cambia con un chasquido de dedos: ahora máquina de guerra electoral, ¡chas!, ahora partido-movimiento. No vamos a recuperar el impulso de ilusión inicial, tampoco a mucha gente que se ha ido desencantada, ni tampoco la confianza perdida en parte del activismo social, así como si nada. Tampoco valen los cambios cosméticos o meramente discursivos. Para este nuevo reto va a hacer falta tiempo, trabajo, debate, mucho compromiso y posiblemente en última instancia renovación de algunos consejos y cargos.

La destitución de Sergio Pascual como secretario de Organización por «gestión deficiente» es un paso en este cambio de modelo organizativo para afrontar los nuevos retos políticos. Como Secretario de Organización Sergio Pascual no deja de ser en parte responsable del vaciamiento por abajo de la organización, de la excesiva verticalidad en la toma de decisiones y del fomento de una cultura organizativa basada en la lealtad acrítica mas que en el debate político.

Ahora, estructuras deficientes generan gestiones deficientes, no podemos tener una estructura bajo la cuál dependamos del buen o mal hacer de una persona en concreto, necesitamos de una estructura organizativa donde se fomente el trabajo y la toma de decisiones colectivas. Por ello tengo que reconocer que la forma en la que se ha destituido al ya exsecretario de Organización peca de la misma gestión unipersonal. Habría preferido que esta decisión hubiera sido el resultado de un debate orgánico más profundo donde una de las conclusiones fuera la sustitución de algunas personas, sin mas traumas.

Que la persona llamada a sustituirlo sea Pablo Echenique, a la espera de que se refrende esta decisión en el Consejo Ciudadano Estatal, es una buena noticia al menos como gesto, ya que es un activo que siempre ha defendido un modelo más democrático, horizontal y cercano a la realidad local de cada territorio. A la espera de que Echenique de a conocer el proyecto que quiere llevar a cabo como Secretario de Organización, creo sinceramente que debemos avanzar hacia el abandono de los secretariados unipersonales, algo que ya se criticó desde el 15M, donde siempre se apostó por las gestiones colectivas y colegiadas, donde los esfuerzos y las responsabilidades sean compartidas.

Además, la apuesta por la pluralidad y la federación democrática de la organización son buenas líneas para que gane en autonomía y fortaleza, esto se debe traducir entre otras cosas en el abandono de los sistemas mayoritarios de elección interna con listas en plancha e ir hacia sistemas proporcionales y a la gestión democrática de los censos. También resulta fundamental apostar porque la toma de decisiones sean lo mas participadas posibles, dotando de contenido político a círculos sectoriales y territoriales y respetando las decisiones que toman, fomentando la coordinación entre ellos más allá de los Consejos Ciudadanos. Y por último, hay que hacer un esfuerzo por ligarse de forma leal y respetuosa a las luchas sociales, tanto en el ámbito de los derechos como en el ámbito de los centros de trabajo.

Aterrizando en el ámbito de la Región de Murcia, nos encontramos con que la mayor parte de los círculos se encuentran inactivos o con poca actividad (ninguno en el municipio de Murcia tiene actividad real), hay Consejos Ciudadanos Municipales bloqueados ya que sus reuniones no alcanzan el quórum suficiente para tomar decisiones o ha habido dimisiones, y se arrastra una división en el municipio de Murcia que hace que la actividad municipal en el Ayuntamiento de Murcia no tenga toda la potencia de cambio que debería.

Preparar a Podemos para el siguiente asalto pasa sin duda por empezar a solucionar esta problemática, tenemos que ver en estos cambios internos oportunidades para abrir un debate de base que nos permita superar las divisiones y los desalientos, coger aire y fuerzas. En el municipio de Murcia se hace necesario abrir un proceso plural y participativo, una asamblea si se quiere, que implique a todas las personas de Podemos presentes en el territorio para dar solución a la debilidad actual del Consejo Ciudadano Municipal, y enfocar la actividad política hacia un trabajo conjunto y coordinado de las dos Candidaturas de Unidad Popular presentes, Cambiemos Murcia y Ahora Murcia. En un marco de nuevas elecciones o gobierno de gran coalición va a ser necesario coordinar todo el trabajo contra-hegemónico posible.

Seguramente todos y todas tenemos en la mente que necesitamos, en palabras de Abraham Lincoln, «un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo»; y Podemos es la mejor y más potente herramienta que tenemos en este momento para construir ese gobierno. Preparemos democráticamente a Podemos para el siguiente asalto, tejamos concienzudamente y con cariño un partido-movimiento.

A la vez que construimos resistencias y nuevas instituciones por abajo; acompañamos, apoyamos y reforzamos la difícil tarea institucional por arriba. Esta es la fórmula del cambio.

Pedro Luis López es miembro de Anticapitalistas, de la Coordinadora de Cambiemos Murcia y del Consejo Ciudadano Autonómico de Podemos Región de Murcia

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