Que los ministros de Industria son el mayor obstáculo para el desarrollo de la industria de España, es algo notorio. El señor Soria estará deseando dejar de ser ministro para ser consejero para Sudamérica de Repsol o Asesor para Europa del Este de Iberdrola. La industria de verdad tiene que lidiar mientras con unos costes de la energía que son un lastre para el desarrollo y la competitividad de nuestro sector industrial. Algunas citas sobre esto:
-Javier Targhetta, director de Atlantic Copper: “El precio de la energía en España frena la inversión”. 17/04/2015 en el diario Cinco Días
-Jerôme Bonnafont, embajador de Francia en España -sobre lo que le transmiten los empresarios franceses que invierten en España-: “Nuestro país les parece más interesante que muchos Estados de Europa del Este y el norte de África, pero les preocupa la evolución que pueda tener el precio de la energía”. 05/12/2013 para Europa Press.
-Antonio González-Adalid, vicepresidente del Círculo de Empresarios: “Si se miran los alimentos de coste de la energía eléctrica y el coste general de la electricidad, es excesivo. Los costes de transportes de esa electricidad son muy eficientes en España y no son caros. El problema es que estamos añadiendo otras muchas cosas que no tienen nada que ver con la energía ni tampoco con la política energética, en muchos casos suele sumar los impuestos”. 16/02/2015 a Radio Intereconomía.
El recibo de la luz, el del agua, el gas y otros como las Telecomunicaciones, son una forma rápida y eficaz de recaudar más vía meternos la mano en el bolsillo. Cuando se estudian los Presupuestos Generales, aumentar un 3% el IVA al consumo supone que de una manera rápida, un Gobierno, leyendo los datos de facturación de las Grandes Compañías de este país -la mayoría de las del IBEX 35-, sabe cuánto subirá la recaudación por IVA. Subir el IVA del 18% al 21%, y del 8% al 10% en el reducido, ha supuesto un lastre al PIB, ya que finalmente se penaliza el consumo para recaudar más, lo que concluye en un aumento de la presión fiscal sobre los consumidores, es decir, sobre el total de los españoles. El IVA limita o reduce el beneficio empresarial, los salarios y, en definitiva, incrementa lo que el Estado nos recauda.
Cuando el Estado necesita más dinero, en lugar de gastar menos -lo que haríamos cualquiera con un poco de sesera-, incrementan el IVA y ya está. De este modo, los servicios básicos como luz, agua, gas, telefonía móvil y otros servicios de Telecomunicaciones, Combustibles, Tabaco, Alcohol, incrementan casi directamente y a modo reflejo el importe en la facturación de ese impuesto. Cuestión de aritmética: incremento el numerador sin tocar para nada el denominador, por lo que el resultado final es superior. Ahora que alguien me diga que un “sin papeles” no paga impuestos aquí: mentira.
Como el Impuesto de la Renta desde el punto de vista del consumo es casi residual, la bajada de recaudación que producen autónomos y PYMES, es pequeño. Mentira. Cada punto que sube el IVA supone que muchas empresas pequeñas han de cerrar porque no pueden financiar el impacto del IVA en su resultado financiero. Si no pueden adaptar su financiación, cierra y otra pequeña empresa que se pasa a la economía sumergida -todos tienen derecho a comer-.
Ahora vamos a estudiar los impuestos relacionados con la vivienda. Mi favorito es el IBI. Si un ayuntamiento necesita dinero, pues sube el IBI y, claro, si recaudaba 10 millones de euros, al subirlo un 5%, inmediatamente dispone en el ejercicio en curso de 10,5 millones de euros. Pero si no es suficiente, entonces toman Google Earth o una pequeña avioneta y sacan fotos aéreas de su municipio, y empiezan a sancionar a los ciudadanos por tener una piscina -zona deportiva-, exceso de cabida -un porche-, trasteros, casas de aperos... Un funcionario te envía un modelo 900 y a pagar. Nos engañan bajando las retenciones y antes de hacer cuentas, tenemos un 900 que nos grava la vivienda que aún es del banco, y un dinerito para el ayuntamiento. Da igual quién esté al frente o lo que gestione, porque cuando gestiona mal, mano al bolsillo del contribuyente.
Si no es suficiente, subimos el impuesto sobre pasaderas -todos los vados-, ponemos un semáforo con cámara -para pasar por la piedra a todos los conductores despistados-, un radar en una zona de 30km/h para hacer lo mismo con cualquiera que vaya a 40. Suma y sigue.
Conclusión: cuando se me haga imposible pagar tanto, me marcharé a Suecia que se paga mucho menos de impuestos, pero los ciudadanos reciben mucho más. Siento vergüenza.
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