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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal
Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

La respuesta es no (Suicidarse a los 13 años)

La escritora Cristina Morano y su gato

Cristina Morano Carretero

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Dedicado a Celia, a Sara, a Vic, a los padres de Lucía, a los que han recogido, un día, sobre una mesa metálica, el cuerpo de sus hijos. Y tuvieron que darle sepultura

No hay nada más grave que la adolescencia.

Utilizo la palabra grave con consciencia de todas sus acepciones: solemne, terrible, sin remedio, importante.

También desde dentro. Intuitivamente, misteriosamente, cuando un ser humano afronta la pubertad toma consciencia de que su cuerpo, su mente y su posición en la sociedad están tomando el puesto o la forma que les corresponde. La mente adolescente adquiere la absoluta certeza de que se juega la vida en los años que median entre su niñez recién pasada y su etapa adulta.

Que se juega la vida.

Los adultos dicen: Estás en la edad del pavo. Déjate de tonterías. Olvídate de ese grupo. No tienes fuste ninguno. Cuando seas mayor. No sirves para nada. Cuando eras pequeño (cuando no te enterabas de nada) eras adorable.

Cuando yo iba al colegio, me habían dicho que la educación era obligatoria hasta los 16 y que no sería independiente hasta los 18. Como mi objetivo era salir de allí, y para ello tenía que conseguir aprobar cursos de la manera más rápida posible, cada vez que en la clase alguien cuchicheaba o me molestaba o me interrumpía la concentración, yo levantaba el dedo y decía: señorita, fulano está riéndose de usted.

Pero mi primera paliza me la dio una chica en primero de EGB porque ella era más alta que yo. Lo sé. Ella me lo dijo.

Por chivata y por fea me cayeron otras muchas. Yo era demasiado fea para salir en los teatrillos del cole. Lo sé. Me lo dijo una de las profesoras. Y era una cuatroojos.

Me dolía el estómago todos los días. Nunca tenía hambre.

Me preguntaba si alguna vez encontraría a alguien que me quisiera, alguien que no me juzgara inútil.

Estaban los amigos, los vecinos, la familia que me amaba. Pero a ellos no les gustaban los libros, la política, los gatos, los tebeos. Se reunían y hablaban de hijos o de comida. Me preguntaba si había alguien más en el mundo que hiciera las mismas cosas que yo; si alguna vez sería aceptada en la sociedad normal. Esa era mi gran pregunta.

Gasté muchos años en eso.

La respuesta es no.

Me hubiera gustado encontrar, para traérselo aquí a ustedes, ese punto en mi vida en que cambiaron las cosas y fui aceptada por mis compañeros de cole o de instituto. Sucedió, sí. En el instituto fui elegida Delegada de curso dos años seguidos por unanimidad. Pero no hubo un momento que marcara la diferencia. Supongo que simplemente me fui refugiando en perros y gatos, y haciendo mi círculo con libros y películas, mi espacio en el mundo. No pasé inerme esos años, recuerdo que hice cosas que me valieron “puntos” entre la gente: por ejemplo, una mañana, cuando cursaba la EGB, unos chiquillos de nuestra clase (los eternos repetidores del colegio) iban a ser castigados sin recreo, no recuerdo por qué. Tampoco recuerdo cómo nos enteramos los demás de esta decisión de los profes, pero nos pareció un poco injusta. Estábamos en octavo (12 o 13 años), castigar a alguien sin recreo era un poco infantil; sonaba a humillación, no a castigo. Cuando llegó el momento, todos nos levantamos de nuestros asientos y nos quedamos dentro de la clase, con ellos, de pie. De pie, durante más de media hora. Los castigados ni nos miraron: ellos estaban a lo suyo, acostumbrados al castigo, leyendo sus tebeos, pasando de todo. Pero uno de ellos nos pasó uno de los cómics, para que no nos aburriéramos. Más adelante, a través de esos cómics y de la música conocí gente tan rara como yo. No aceptados por la sociedad. Feos y tontos.

Pero esto no vale para los demás. Cada uno debe encontrar su manera de estar en el mundo. Para mí fue los amigos rarunos y la literatura. Luego vendrían los gatos y perros, luego la política. Y el poema.

Para otros, no lo sé.

Pero si sé que EXISTE. Existe una manera para cada uno de estar en el mundo y tomar la vida en nuestras propias manos.

Está nevando. Nunca había nevado.

¿Lo veis?

*Cristina Morano es escritora, diseñadora gráfica y miembro de la Coordinadora de CambiemosMurcia

Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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