El tiempo se agotaba para el Gobierno. A meses de la cita electoral, aún le quedaba una parte del sistema educativo sin tocar: la educación superior. Pues ya está hecho. Y es que estamos más que acostumbrados a que cada vez que un partido político llega a La Moncloa, salte por los aires el sistema educativo anterior, sea bueno o no.
Fue el 19 de junio de 1999, cuando 29 países de la Unión Europea firmaron una declaración en la ciudad italiana de Bolonia para crear un sistema educativo común, que facilitase la movilidad estudiantil. Los países firmantes tenían dos modalidades a elegir: la modalidad 3+2, es decir, tres años de estudios de 'grado', que pueden ser completados con dos años de máster; o la opción 4+1, que se refiere a cuatro años de estudios de 'grado' más un posible año de máster. España decidió implantar en 2010 la segunda modalidad. En esos momentos, esta opción se quedaba entre los tres años de nuestras Diplomaturas y los cinco años de las Licenciaturas. Al igual que España, este modelo fue elegido por Portugal, Grecia, Escocia y países del Este.
Como lleva siendo habitual en los últimos años, vuelve el complejo de inferioridad que sentimos hacia países como Alemania o Reino Unido. Países a los que sólo miramos y de los que sólo vale comparativa para lapidar lo que tenemos. Y la verdad, me chirría cuando nuestros políticos se ponen la capa de 'salvadores' y nos venden que esas medidas nos van a situar a la par de estos países. ¿Por qué no nos ponen a la par de estos países en becas y en el acceso de los jóvenes al mercado laboral, por no hablar del salario mínimo? Y sobre esto último, Alemania fijó un salario mínimo para 2015 de 8,5€ la hora, en Reino Unido es de 6,31 libras la hora, es decir unos aproximadamente 8,49€ la hora; mientras que en España no llega a los 5€ por hora.
Además me gustaría decirle a todos estos políticos de 'cambio la ley de educación cuando se me antoja' que los que deberían mirar y tener cierta envidia son los demás países de nosotros. España tiene a grandes profesionales en todos los sectores, personas que se han formado en escuelas y universidades públicas. Tenemos a ingenieros por los que Alemania, Arabia Saudí y China 'se dan de tortas', a personal sanitario por los que Reino Unido paga salarios que aquí son impensables, a un gran número de docentes que realizan trabajos de investigación para gobiernos, prestigiosas organizaciones mundiales, etc; y por no hablar de todos esos investigadores que un día hicieron sus maletas para viajar a Centro Europa y Estados Unidos, donde centros de prestigio financian líneas de estudio que en nuestro país no tienen cabida.
