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Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Euskadi no es Uganda

Iker Armentia

En Euskadi somos los ases de la gestión pública a pesar de las insidias que difunde impunemente el Tribunal Vasco de Cuentas. Que si el BEC necesita 150 millones de euros para salir a flote, que si la AP-1 se pagó con sobrecostes injustificados, que si la Diputación de Álava adjudica millones de euros sin respetar la Ley de Contratos. Calumnias. Por suerte, como en todo país civilizado que se precie, nadie lee los informes del Tribunal de Cuentas.

En Euskadi la corrupción es un hecho puntual salvo los protegidos de Ibarra, Cearsolo en el Guggenheim, las comisiones de Sondika, el caso De Miguel, el fraude de las oposiciones de Osakidetza, el lío de la Hacienda de Irún y una larga lista de hechos puntuales. Por cierto, pese a algunos rumores que circulan en la calle, en Euskadi todo el mundo sabe que Urdangarin no es vasco. Nació en Ávila y se crio en Murcia antes de establecerse en Barcelona.

En Euskadi mantenemos un escrupuloso respeto por la división de los cuatro poderes que rigen nuestras instituciones: el ejecutivo, el legislativo, el judicial y los clubes deportivos profesionales, preferentemente, de fútbol.

En Euskadi la policía actúa con moderación pese a esa molesta tradición que tiene la gente de interponerse en la trayectoria inofensiva de las pelotas de goma.

En Euskadi no existen los proyectos faraónicos porque no hay más que ver un rato Canal de Historia para saber que los faraones no derrocharon 50 millones de euros de dinero público en intentar montar un equipo de Fórmula 1. Bastante tenían los faraones con levantar pirámides.

En Euskadi las empresas no se deslocalizan. Cuando una empresa cierra una de sus plantas en Euskadi y abre otra en China o Marruecos se está internacionalizando. Que es algo muy distinto aunque sea lo mismo.

Euskadi tiene unos medios de comunicación públicos sin interferencias políticas. El hecho de que el director de EiTB durante casi una década sea el actual presidente del PNV es una casualidad. Que los mandamases que le sucedieron iniciaran purgas contra algunos periodistas también es una casualidad. En cierta medida, Euskadi es un país de casualidades.

En Euskadi la derecha y la izquierda tienen su espacio político propio. Que el PP gobierne en Álava gracias a los votos del PSE y la inestimable ayuda de Ezker Batua es un hecho fortuito. Que PNV y EH Bildu hayan acordado dejar en la estacada a los afectados por la deuda perpetua de Eroski, también. Euskadi, en realidad, es un país de casualidades y hechos fortuitos que no hay que tomar en consideración.

Euskadi es un país que viaja mucho. Lo mismo Patxi López se entera del abandono de la violencia de ETA en un tren en Nueva York que Urkullu disfruta de la inauguración de Petronor desde una playa de Cádiz. Hay quien ve un problema en esto. Se trata de gente que sigue veraneando en el pueblo y no ha visto mundo.

En Euskadi no necesitamos flirtear con la prevaricación para cautivar a un empresario extranjero y que monte un superantro de juego y prostitución. Ya tenemos los frontones y la N-1.

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Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

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