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Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Así será la segunda temporada de 'Comité Federal'

Verónica Pérez abandona Ferraz tras dos horas esperando a ser recibida

Iker Armentia

Tras el éxito de público y crítica de la primera temporada de 'Comité Federal –en especial con los capítulos 'Def Con Felipe: el Golpe' y 'La Urna Escondida de Pedro Sánchez'– Teleferraz ha decidido emitir una nueva temporada de esta serie de política ficción superada por la realidad. La esperada segunda temporada se emite en cuatro capítulos consecutivos que serán estrenados este domingo. Como se supone que el PSOE va a decidir la abstención, el contenido de este artículo no contiene spoilers; tan solo unos extractos de los episodios.

El supermercado

La mañana del Comité Federal Pedro Sánchez se despierta desnudo en el suelo de un supermercado y no recuerda nada. Hace frío: se ha despertado junto a la sección de congelados. Camina desnudo hasta que encuentra un albornoz en oferta de 'La Patrulla Canina'. No le queda del todo mal.

A la salida del súper empiezan los abucheos. Una multitud se agolpa en el exterior y le grita que tiene las manos manchadas de sangre. Pedro Sánchez se mira las manos y no las tiene manchadas de sangre. Visto el tumulto, regresa al interior del súper mientras unos tipos de seguridad contienen a la gente cabreada. Intenta recordar qué ha pasado pero no lo logra, ni siquiera recuerda el teléfono de César Luena –el ex Señor Lobo del PSOE– para pedirle ayuda.

Los gritos siguen afuera y cada vez hay más gente. Pedro Sánchez se refugia en la sección de embutidos al fondo del supermercado. De repente, le entra hambre, coge una bandeja de chorizo y ve su rostro reflejado en el papel transparente de la bandeja. Empiezan a temblarle las piernas y vomita allí mismo. Uno de seguridad se le acerca en ese preciso momento: “Disculpe, señor González, la cosa se está poniendo fea ahí afuera, tenemos que salir cuanto antes”. Pedro Sánchez, encerrado en el cuerpo de Felipe González, escapa por la puerta de atrás del supermercado vestido con el albornoz de 'La Patrulla Canina'.

La encuesta

En la empresa de elaboración de encuestas están dándole vueltas a qué sondeo publicar sobre el Comité Federal. A nadie se le ocurre nada que no se haya preguntado ya sobre el PSOE. En la pantalla de televisión que hay en la sala de reuniones están dando el especial de La Sexta y aparecen unas imágenes de archivo de Pedro Sánchez bailando con Miquel Iceta. “Otra cosa no pero Pedro Sánchez es guapo el jodido”, dice uno de los directivos de la empresa de elaboración de encuestas. “¡Eureka! ¿Por qué no preguntamos si Pedro Sánchez es guapo?”, propone otro. Todos están de acuerdo en que es una gran idea.

Empiezan a arder los teléfonos de los encuestadores y para media tarde ya tienen los resultados de la encuesta que, una vez pasados por la consiguiente cocina, dan el siguiente resultado: “El 97% de los votantes socialistas piensa que Pedro Sánchez tampoco es para tanto y se queda sólo en resultón. Sólo un 3% considera que es guapo dependiendo de la hora que sea en la discoteca”.

Al conocerse los inesperados y sorprendentes resultados del sondeo en el plató de La Sexta empieza una fuerte discusión entre los polítólogos que defienden que “la correlación no implica causalidad” y los que dicen que “ojo con la correlación que también tiene lo suyo”. Causalistas y correlacionistas aprovechan la publicidad para darse de hostias. Ganan los causalistas por una llave maestra llamada La Grulla que ha visto uno de los politólogos en una reposición de Karate Kid.

La paella

Llega la hora de comer y los periodistas que cubren el Comité Federal están hambrientos. Nadie se ha traído el tupper de casa porque se supone que –como en el anterior Comité Federal– la inmobiliaria de al lado de Ferraz ha preparado una paellla para los periodistas. Pero la inmobiliaria está cerrada y no hay paella. Los periodistas empiezan a exaltarse y lo que empieza como un ruido generalizado de tripas termina en una concentración espontánea frente a la inmobiliaria.

Los periodistas portan pancartas en las que se lee “¿Pa’ ella? ¡Pa’ nosotros!” y periodistas de todos los colores políticos juntos –hecho inédito en España– gritan al unísono: “¡Sin paella no hay periodismo!”. Hay quien habla ya de ir a la huelga y no informar sobre el Comité Federal. Aparece un policía y pregunta qué está pasando con la paella. Cuando se lo cuentan, el policía les sugiere si no sería más adecuado que, ya que están protestando, lo hagan para reclamar una mejora de sus derechos laborales, como hace todo el mundo. La protesta se disuelve automáticamente.

Las llaves

Justo antes de salir camino del Comité Federal Verónica Pérez va a coger las llaves del coche de la balda al lado de la puerta de casa y las llaves no están. Empieza a buscarlas en el bolso. Tampoco. En los cajones de la sala y nada. Ni en la cocina ni en el cuarto de baño. Siempre igual. Le llega un whatsapp de Susana Díaz: “Vero, ¿dónde estás? Que llegamos tarde y no quiero que me hagan el paseíllo en Ferraz. Yo me largo ya”.

Las llaves tampoco se han caído detrás de la cómoda ni están junto a las cortinas. Pasa una hora. Otro mensaje de Susana Díaz: “¿Pero dónde estás? Que llevamos un rato aquí”. Verónica Pérez piensa que quizás lo mejor sea pillar un taxi pero por sus años en las Juventudes Socialistas que va a encontrar las malditas llaves. Pasa una hora enredando entre los botes de Cola-Cao y los doscientos mil papeles del escritorio pero no están.

“Ahora sí, ahora sí que aparecen las llaves”, piensa Verónica Pérez mientras acuchilla el sofá. Anochece y Verónica Pérez ha agujereado el pladur del dormitorio y ha empezado a levantar el suelo del pasillo. Beep-beep, mensaje de Susana Díaz: “Vero, ya hemos terminado. Lo que te has perdido. Oye, que al final no hay sitio para ti en el futuro del Comité Federal. Sorry ”.  Verónica Pérez cae rendida entre lágrimas y grita mirando al techo: “¡YO SOY LA MÁXIMA AUTORIDAD DEL PSOE!”. Las llaves no aparecen.

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Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

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