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“No es una puerta de entrada a Europa sino una vía de huida del terror”

Refugiados recién llegados a la isla de Lesbos, en Grecia, aún con síntomas de hipotermia / Santi Donaire

Rubén Vivar

¿Por qué huyen los refugiados? ¿Cuál es la situación de estas personas en sus países de origen? ¿A qué se deben los conflictos bélicos que azotan Oriente? ¿Por qué la Unión Europea cierra sus fronteras y da la espalda a la mayor crisis humanitaria de la historia reciente? ¿Está la sociedad civil realmente concienciada con este drama? ¿Cómo puedo yo colaborar?

Estas son solo algunas de las preguntas a las que la mesa redonda organizada por la librería La Vorágine (Calle Cisneros, Santander) dará respuesta este jueves día 25, a partir de las 19.30 horas. En la misma estarán sentados refugiados que contarán su experiencia en primera persona, así como el responsable de la Coordinadora Cántabra de ONGD, Vicente Carro -recién llegado de Lesbos-, y Gabriel Diego, miembro de Amnistía Internacional. El acceso es gratuito y está abierto a la participación del público.

Además de servir para divulgar y entender mejor la situación y la respuesta de cada agente socio-político en este conflicto, el acto servirá para abrir boca y animar a acudir a la marcha europea que se celebrará el sábado día 27 en más de 20 países de todo el mundo y 40 ciudades españolas. En Santander, la manifestación partirá, a las 12.30 horas, de la Delegación del Gobierno hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento, donde tendrá lugar un acto de apoyo a los refugiados y se reclamará a las instituciones europeas y a los Estados miembro medidas para paliar este drama. Entre ellas, establecer rutas seguras tanto física como jurídicamente a través de la creación de una Oficina de Registro en Turquía.

Ambos eventos han sido presentados este miércoles, en rueda de prensa, por Vicente Carro y Gabriel Diego, quienes

ante los medios de comunicación presentes han anticipado las líneas y argumentos que desgranarán el jueves.

En su intervención han señalado que cerca de 60 millones de personas han tenido que abandonar su hogar en los últimos años y que de ellos, aproximadamente un tercio han cruzado las fronteras de sus países de origen. Algo más de la mitad -53%- de los refugiados de todo el mundo parten de Siria, Afganistán y Somalia, y a diferencia de lo que se cree, prácticamente la totalidad de estas personas -86%- acaba en países empobrecidos (Pakistán, Líbano, Etiopía y Jordania), y no en la Unión Europea. Hasta el momento, España ha recibido 18 refugiados, según sus datos.

“No es una vía de entrada a Europa sino una vía de huida del terror”, ha manifestado Vicente Carro con la intención de dejar claro que quienes abandonan su hogar y salen “con lo puesto” para recorrer cientos de kilómetros jugándose la vida, lo hacen porque se ven forzados a ello, porque se mueren de hambre y/o porque temen por su vida y la de sus familias.

Su exposición también ha estado cargada de reproches hacia a la Unión Europea por su indolencia, su inacción y su desidia ante esta crisis humanitaria. Al hilo de ello, han recordado que la tragedia de Lampedusa, en la que murieron 366 personas -de las cuales solo se recuperaron 26 cadáveres-, se debió a un “problema de competencias” entre Malta e Italia, quienes perdieron el tiempo dirimiendo qué país era el responsable de dar auxilio mientras una barcaza cargada de vidas se hundía a orillas del Mediterráneo.

A su juicio, otra de las causas del problema radica en el Convenio de Dublín, firmado en 1990 y que obliga a los refugiados a pedir asilo en el primer país europeo que pisan, lo que les impide, posteriormente, moverse libremente. Ello, sostienen, causa reparos entre algunos Estados por la acumulación de estas personas, que tampoco pueden reagruparse con sus familias.

El “negocio sanguinario” de algunos países a través de la venta de armas o el de las mafias que transportan a los emigrantes, son otros de los puntos calientes por el que este tema circula una vez que se entra en un debate que promete no dejar indiferente.

De igual forma, también han hecho autocrítica y han subrayado la importancia de concienciar a la sociedad sobre esta tragedia para “presionar” a quienes representan el poder.

Lesbos

A preguntas del público asistente, Vicente Carro ha relatado de forma breve su experiencia en Lesbos, la pequeña isla griega que está sirviendo como puerta de entrada a Europa tras el cierre de las fronteras entre Turquía y Bulgaria. Hasta allí se han desplazado cientos de voluntarios para cooperar en las tareas de rescate. El Gobierno griego, por su parte, decidió no actuar aunque, según ha expuesto, está empezando a apartar a los voluntarios con el objetivo de que los militares se hagan cargo de la situación.

Este cooperante ha descrito, por un lado, cómo los refugiados llegan en 'dinguis' -barcas muy precarias en las que las mafias amontonan a entre 50 y 70 personas a las que cobran una media de 1.000 euros cuando un pasaje similar para no refugiados ronda los 10-, así como la diferencia entre el auxilio que se presta en los campos de refugiados que gestionan los voluntarios -que “cubren todas las necesidades”- y los campos oficiales, en los que el trato es “un poco inhumano”.

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