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Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

Reducción de ruido

Paseo del Sardinero. | Jesús Hermosa

Patricia Manrique

La realidad es últimamente reiterativa, tanto ver para descreer: no sé si cuando buceo en las noticias procrastino de lo que sea amparándome en una actualidad constantemente excepcional -vomito si vuelvo a oír a cierto hooligan del periodismo político amarillista decir “momento histórico”- o es que le he cogido gusto al permanente escalofrío. Pero lo combato.

El nihilismo pasivo, ese que te deja inerme y perdida, acecha: es uno de los riesgos del sindiós. Lo saben las marionetas protagonistas del circo político y social, y les va bien que quedemos exhaustas y acabemos viviendo en un Juego de Tronos en el que sólo ellas deciden (por ahora). Así, puede suceder que muchas nos acabemos refugiando en lo individual (que no lo íntimo) y acaben triunfando en el ámbito de lo público las ideas ultraderechistas y neofascistas que prometen la comunidad perfecta: esa en la que todos y todas forman un nuevo y solo individuo. Homogéneas, fusionales, anuladoras. No podemos permitirnos que la peor versión del nihilismo se acomode en nuestras vidas.

Para sustituirlo, creo, no debemos permitir que se nos trague este aire de apocalipsis y nos haga desertar de nuestras vidas efectivas: nuestra vida cotidiana, nuestro vivir la vida… con sus derechos, sus libertades, su vida en común y su respeto mutuo… Si no, no es posible, no es un buen vivir. Vivir la vida real, la nuestra, que está aquí abajo, que se vive en lo cotidiano, y no en la excepción permanente que generan los que manipulan el mundo, ni en su loca carrera por vete a saber qué.

Por más que la televisión o internet nos hagan creer que la realidad es esa construcción desde arriba que un 1% odioso promueve debido a su gran superioridad de medios -políticos, periodistas, jueces, economistas, analistas … -, nuestro ecosistema vital está más cerca: no lo desatendamos. Eliminemos ruidos, siendo, por ejemplo, más conscientes de que después de un día entero leyendo y escuchando noticias, tertulianos, dioses tuiteros y videos que lo resumen todo, lo más probable es que la información nutritiva se resuma en una línea: el resto es ruido contaminante. Apaguemos el ruido más a menudo… cuidemos nuestro ecosistema, por el bien de todas.

Una vez que le quitas el ruido ambiental intencionado a la situación, las cosas aturden menos, se puede pensar mejor y, en consecuencia, actuar mejor también. No es que se pueda estar muy segura de nada a la hora de ofrecer una alternativa cuando se consuma el sindiós, pero se puede intentar. La vida que tengamos depende de la vida que decidamos vivir, aunque no la determine. Y podemos salir del miedo que, sin duda, nos están inoculando para inducirnos a la parálisis. Vivir, bien vivir.

De paso, no estaría de más que algunos y algunas que no dejan de cacarear cosas muy parecidas se callasen de vez en cuando, que no hicieran tanto ruido… pero dependen de sus sueldos y sus egos, no de nosotros, que esto ocurra. Pues hay que ser resiliente, merece la pena serlo.

Nos toca a gentes muy diversas pensar cómo arreglar cosas muy diversas (y muchas). Quizá, mirando a nuestro alrededor, cuidando nuestro medio ambiente vital, donde seguramente hay tanta gente querida y, a la vez, diversa ideológicamente, encontremos formas de colaborar y buscar soluciones comunes. Aprendamos a hacerlo de nuevo.

Pero, ante todo, serenidad, que la vida sigue, y mantengamos nuestro ecosistema limpio. En el olimpo del poder -banqueros, políticos, nobles, gente con yate y así- se animan, se miman, aplican el 155, dan crédito en sus mentiras, restauran su Régimen, se indultan, se conceden premios… y pasan del medio ambiente.

Si, pongamos, un partido sitiado por la corrupción puede hablar de defender el imperio de la ley y gobernar una autonomía que no les ha votado, o la Unión Europea puede recibir el premio de la Concordia por su defensa de los Derechos Humanos, todo ello sin que caigan las leyes de la física, todo está permitido. Hay que transitar el sindiós.

Seguir viviendo, pero vivir bien, en común; vivir nuestra vida, no la suya, sin dejar que su ruido anegue nuestra existencia.

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