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El Obispado de Santander recurre a curas jubilados ante la falta de vocaciones

El obispo de Santander ha comparecido en rueda de prensa junto a dos diaconos para dar cuenta de la difícil situación.

Rubén Vivar

El Obispado de Santander ha lanzado este jueves públicamente un mensaje de auxilio ante la progresiva y alarmante falta de vocaciones sacerdotales. Los representantes de la Diócesis reconocen que la situación es “preocupante”, hasta el punto de que muchos párrocos jubilados se han visto obligados a seguir ejerciendo debido a la falta de relevo.

Así lo ha puesto de manifiesto el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, quien ha convocado una inusual rueda de prensa para anunciar que la institución religiosa va a poner en marcha una campaña especial para tratar de captar nuevos adeptos.

Según ha explicado Sánchez Monge a los periodistas, los seminaristas acudirán a las distintas parroquias de la comunidad autónoma para contar en primera persona porqué han elegido ser sacerdotes. A través de esta iniciativa, el Obispado espera poder transmitir la “alegría que genera entregarse al señor cuando te llama” y animará a las familias cristianas a inculcar su fe a sus hijos.

En la actualidad, en el Seminario de Monte Corbán hay tan solo ocho seminaristas frente a los centenares que se podían contar en los años 50, y solo uno de ellos es menor de 30 años. En total, la institución religiosa cuenta con 380 sacerdotes, sumando los que están en activo y jubilados y los que realizan otras labores diferentes a las de atender una parroquia.

Tal y como ha apuntado Sánchez Monje, “muchos son mayores”, pero debido a la falta de nuevos curas, siguen al frente de sus iglesias. Y cuando alguno de ellos se ve obligado, por edad o cuestiones de salud, a reducir el horario de apertura de la parroquia o el número de misas -ha continuado relatando el obispo-, “la gente viene aquí y me pide que les mande un cura, pero yo no les fabrico”. “Se necesitan vocaciones”, ha apostillado.

“La iglesia no está dispuesta a hacer rebajas”

Otro dato que pone de manifiesto la falta de nuevos clérigos es que desde el año 2014 no se celebra ningún ordenamiento. Este domingo día 21 volverá a ponerse el contador a cero. José María González de las Herranes y Juan de Cáceres Cabrero, que han comparecido en rueda de prensa junto a Sánchez Monje, serán oficiados sacerdotes.

Ambos han sido puestos por el obispo como ejemplo, ya que han estudiado carreras universitarias y han ejercido sus profesiones, algo “importante” porque “demuestra que no acceden al ministerio del sacerdocio para tener un modo de vida”.

En este sentido, el obispo ha indicado que, pese a la difícil coyuntura, la iglesia cántabra “no está dispuesta a hacer rebajas” en la preparación que requieren los sacerdotes, una formación que se prolonga durante seis años, por lo que es necesario que quienes “sientan la llamada” sea “auténtica”.

No es la primera vez que el Obispado de Santander deja caer que la situación es preocupante. El anterior responsable, Vicente Jiménez Zamora, ya expresó en 2013 durante el oficio de una misa de ordenamiento la necesidad de fomentar la “cultura vocacional”. Sin embargo, es la primera vez que el Obispado convoca expresamente una rueda de prensa para hacer un llamamiento público ante el progresivo descenso de vocaciones.

“Encuentro personal con Jesucristo”

González de las Herranes, de 46 años, está licenciado en Historia y especializado en Archivos, sector en el que trabajó varios años. Ha relatado que fue educado en una familia católica y estudio también en un colegio religioso, en Los Escolapios, pero en su juventud se alejó de la iglesia.

Cuando se trasladó a Salamanca para cursar sus estudios de Historia y a pesar de “todas las distracciones”, se volvió a acercar a la iglesia y mantuvo “un encuentro personal con Jesucristo”. “Sentí la llamada pero no quería aceptarla” y continuó con sus estudios y, concluidos éstos, regreso a Santander y encauzó esa vocación colaborando con dos ONGs.

“Seguí sintiendo la llamada pero había reticencias por mi parte, pero ese 'rum rum' por dentro continuaba y decidí responder”, ha dicho, ensalzando que se acercó al seminario de Corbán donde después ha estado seis año formándose, al igual que Juan de Cáceres Cabrero junto al que se ordenará.

“El señor es muy cabezota”

La experiencia de Cáceres Cabrero, de 39 años, fue un poco diferente. También creció en una familia católica pero “lo de ir a misa no me gustaba” y, desde la adolescencia, se alejó de la iglesia. No era buen estudiante pero se matriculó en Derecho y, tras ver que no era lo suyo, se adentró en los negocios de hostelería.

Cuando llegaron “las vacas flacas”, sufrió una “crisis personal” en la que contó con el apoyo de un amigo que le llevó a unas charlas y “empecé a sentir la llamada” pero no quería escucharla porque “tenía créditos pendientes” y su aspiración era “conocer a una mujer y formar una familia”.

Pero, ha destacado, “el señor es muy cabezota y seguía llamándome” y “hoy, siete años después, le doy gracias por haberme guiado en este camino, tan válido o más que otros, que me hace feliz y me llena de gozo y alegría”.

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