Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La izquierda busca reconstruirse ante el nuevo ciclo político
El PP de Ayuso bloquea la investigación de los negocios de su pareja
Opinión - 'Un español cuenta algo muy sorprendente', por Isaac Rosa
Noticia de agencia

Noticia servida automáticamente por la Agencia Europa Press

Esta información es un teletipo de la Agencia Europa Press y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.

Los médicos que atendieron a la empleada del hogar dicen que refirió “acoso” de su jefe, no “agresión”

EUROPA PRESS

SANTANDER —

Además, esta especialista ha señalado que cuando la atendió mostraba una sintomatología ansioso-depresiva relacionada con “un conflicto laboral”. “Vi una mujer en una situación conflictiva que no sabía abordar”, y que sentía “impotencia”, “rabia” e “injusticia”.

Así lo ha manifestado este miércoles la psiquiatra, que ha declarado como testigo en el juicio contra el acusado de abusos sexuales continuados (durante seis meses) a su empleada de hogar, para el que trabajó durante diez años, de 2000 a 2010, en su casa de Castro Urdiales. El fiscal pide 14 años de prisión por las supuestas insinuaciones y agresiones a su empleada entre la Semana Santa del 2009 hasta enero de 2010.

En la sesión, la especialista médica ha indicado que solo atendió una vez a la víctima, tras un intento de suicidio tras ingerir pastillas. Según ha indicado, le cambió la medicación y la remitió a una psicóloga, a la que acudió “solo” en “dos ocasiones”, porque la paciente canceló una tercera cita y abandonó el tratamiento.

Esta última ha señalado que la sintomatología que presentaba no era de estrés post-traumático, y que la intensidad del cuadro que tenía era “en todo caso entre leve y moderado”. En relación con esto, la psiquiatra ha indicado que una situación de abusos sexuales durante medio año genera un trastorno con secuelas “más graves”.

INTENTO DE SUICIDIO

En cuanto al intento de suicidio de la víctima, no cree que fuese una “idea premeditada”, sino que lo hizo en un momento de “deterioro”. Además, puede ser “compatible” con la pretensión de “llamar la atención”, y en este caso la propia víctima “criticó” el hecho en sí, ha añadido, antes de apuntar que no se consideró que hubiera habido una intención de auto lesionarse “grave”, por lo que se descartó el ingreso y le dieron el alta.

El médico que la atendió en Urgencias ha explicado que presentaba vómitos y pérdida de conciencia, relacionada esta última con el propio esfuerzo de vomitar. Y ha añadido que la madre y hermana de la víctima le “abordaron” en el pasillo porque “sospechaban” que estaba siendo víctima de un caso de “acoso” por parte de su jefe, extremo que le confirmó después la afectada.

En el juicio también ha declarado, por videoconferencia, su médico de cabecera, que ha indicado que la víctima le refirió un trastorno ansioso-depresivo -él desconoce la razón-, por lo que la puso tratamiento y la remitió a Psiquiatría.

Ha señalado que en su historial clínico constaban episodios de ansiedad y trastorno, y ha apuntado a problemas familiares, o al hecho de que estuviera siendo tratada por otros médicos por problemas psicológicos.

OTROS TESTIGOS

En la sesión también han declarado otros testigos, como un exnovio de la mujer, al que “contó lo que le sucedía” con el jefe, que estaba teniendo una actitud “fea” hacia ella, porque quería “quedar más a solas” y le hacía “comentarios despectivos”.

Tras estas confesiones, en las que también refirió que estaba “acosándola” y que la había “tocado y agarrado”, su experajea apreció una “decadencia” en la víctima, a la que se ha referido como “una chavala normal” y “la más trabajadora que he visto yo”.

Pero de los episodios “con más contenido sexual”, los que sucedieron entre agosto y enero, este testigo se enteró “mucho después”, tras el intento de suicidio.

Y en una ocasión, el que fuera su pareja durante cuatro años, de 2003 a 2007, vio “de espaldas” al acusado “merodear” por casa de la mujer, que se puso “nerviosa” y se quería “esconder detrás de él”.

También ha testificado el hijo del acusado, que ha asegurado que su padre mantenía con la víctima una relación de “amistad” y que era “como una hija” para él, aunque los que más “convivían” con ella eran su madre y él, pues también trabaja en su casa como empleada del hogar y en otros domicilios y empresas.

“Andaba superliada. Le faltaban horas”, ha expresado, antes de apuntar que su madre siempre se estaba “quejando” porque no cumplía el horario -tenía que ir por la mañana pero iba por la tarde- ni las horas acordadas. “Siempre tenía excusas”, ha indicado al respecto.

De igual modo, ha prestado testimonio otro familiar del acusado, la sobrina, que ha dicho que coincidió con la víctima el 30 de agosto de 2009, en una de las fechas de la supuestas agresiones. Según la Fiscalía, ese día, aprovechando que la empleada del hogar estaba doblando unas camisas en la vivienda de Castro Urdiales, el hombre la agarró súbitamente por detrás e inmovilizándola la nuca, la dio una beso. Esa misma noche la dio dos besos en la boca al llevarla aeropuerto y lo mismo al ir a recogerla días después.

Pero la sobrina del procesado ha asegurado que estuvo con su tío por la “tarde-noche”. Según ha dicho, como su madre estaba hospitalizada, comió con su tía en el hospital, y por la tarde estuvieron tomando pinchos en “un restaurante a pie de playa” con su tío, hasta las 21.30 horas, cuando él tenía que irse de viaje.

La primera agresión se produjo, de acuerdo con el Ministerio Público, el 16 de agosto de 2009, en un chalet de Miengo propiedad del acusado, donde la arrinconó en la cocina y la besó de forma sorpresiva.

Pero un socio del acusado, que tiene un adosado junto a él, estaba también ese fin de semana en Miengo, y ha asegurado que su compañero y la víctima no estuvieron “en ningún momento solos en casa”, sino acompañados por él o por su mujer, conversando, intercambiando zapatillas para jugar al golf, arreglando una televisión o mientras los niños jugaban, ha relatado. Además, ha dicho que la chica mantenía un “comportamiento normal” y se mostraba “sonriente”.

CENA DE NAVIDAD

En la sesión también ha declarado un empleado del acusado, que al igual que otra trabajadora o el hijo del procesado se ha referido a preguntas de las partes a la cena de Navidad de la empresa de 2009, y a la que la víctima se “apuntó” para ir porque le hacía “mucha ilusión”, según han dicho.

“Fue un espectáculo”, ha manifestado el trabajador, que está a punto de jubilarse. Según ha relatado, la demandante se levantó “muchas veces” de la mesa, y se la veía “contenta”. “Se lo estaba pasando bien”. En un momento dado, la víctima le dijo que “tenía sueños eróticos con él, delante de mis hijos”. “Mi cara muy roja se me puso”, ha comentado, antes de echase a llorar en el juicio.

Por su parte, la empleada ha relatado que el jefe solía llegar a la oficina hacia las 9 o 9.30 horas, mientras que el horario de entrada de la encargada de la limpieza era antes de las 7.30 horas, aunque había comentarios de que a veces “iba más tarde” de esa hora. Aún así, “nunca” les vio en la oficina, y con la chica solo coincidió en dos ocasiones, dos cenas navideñas, como en la citada, en la que se “pasó todo el tiempo bailando por las mesas” y estaba “muy simpática y agradable”. “Nos reímos mucho con ella. Fue muy divertida la noche”.

Finalmente, un detective contratado con motivo de esta causa ha afirmado que en julio de 2011 siguieron a la mujer y comprobaron que trabajaba haciendo labores del hogar en un domicilio “colindante” al del acusado, y que pasó por delante de la casa del procesado con paso y actitud “normal”.

El juicio continuará este jueves y viernes en la Audiencia de Cantabria, con los informes periciales y las conclusiones, respectivamente.

Etiquetas
stats