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“Abandonar la Filosofía y sus autores, que estando muertos están tan vivos, nos impide ser mejores”

Juan Carlos García, profesor de Filosofía en Bachillerato.

Eduardo Azumendi

Casi 20 años lleva Juan Carlos García dando clases de Filosofía en Bachillerato y sigue manteniendo la ilusión por su asignatura, a pesar de que no correen buenos tiempos para ella. Más bien, muy malos si  se tiene en cuenta las previsiones que contempla para ella la LOMCE y el programa Heziberri 2020, que es el currículum escolar para Euskadi diseñado por el Gobierno del PNV y que da más peso incluso a la Religión que la Filosofía.

“A la asignatura de Filosofía se le ha intentado torpedear varias veces por medio de leyes y legislaciones anteriores. Y ahora lo que puede ver es que las instituciones encargadas de dirigir la educación siguen por la senda de dejar de lado las materias que nos hacen más críticos, que nos obligan a replantear las ideas como cuestiones fundamentales, que nos ayudan a tomar decisiones de forma autónoma. Entre esos saberes fundamentales se encuentra la Filosofía, que da herramientas fundamentales para pensar”.

García lamenta profundamente la falta de aprecio por autores que se han planteado las preguntas universales que, de alguna forma, “se sigue haciendo la sociedad y el conjunto de la ciudadanía”.  “Hablamos como Platón y nos planteamos las cosas aspirando a la profundidad con lo que lo hacían los antiguos filósofos. Dejar de tener el trato con esos autores, que estando muertos están tan vivos es cortarse una salida para hacernos mejores”.

Cuando echa la vista atrás observa que “hay alumnos que recuerdan a su profesor y las clases en las que se hablaba de lo que se dijo hace 2.500 años. Eso hay que hacerlo sentir. Tenemos que hacernos fuertes en lo común y pensar es lo común. Cada uno vive con su inteligencia propia, separados como en compartimentos estancos. Y la filosofía intenta romper esos compartimentos estancos y hace que surja lo común, elimina las diferencias vanas y las fronteras que se oponen a la común”.

La experiencia de García es que a los alumnos cuando se les habla con inteligencia atienden. “Los alumnos sienten la inteligencia que hay en la Filosofía. Se trata de entender qué nos pasa, qué ocurre en la sociedad. Uno en el fondo está directamente relacionado con lo que pasa a su alrededor”.

Por eso, le llama la atención que se vaya arrinconando una materia que tiene mucho que ver con pensar en lo común y que, por el contrario, se defiendan ámbitos particulares, como la Religión. “Lo considero una pérdida muy grande dejar de lado lo común para promover algo particular. En lugar de promover las grandes cuestiones, hablamos de clericalismo o anticlericalismo. Eso impide hablar de las cosas que pasan en nuestro mundo”.

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