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“Abandonar la ciencia es el camino para el suicidio de cualquier país”

El investigador Rafael Yuste.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

Rafael Yuste, catedrático de Ciencias Biológicas y Neurociencias en la Universidad de Columbia (EEUU), lo tiene muy claro: “Abandonar, dejar atrás la ciencia, la educación y la tecnología es el camino para el suicidio de un país”. El investigador español ha derrochado entusiasmo, confianza e ilusión durante su encuentro en Vitoria con alumnos de bachillerato de varios institutos del País Vasco. Yuste dirige en la actualidad el Brain Activity Map Project (Proyecto de Mapeo de la Actividad Cerebral), una iniciativa internacional a gran escala cuyo objetivo es registrar y manipular la actividad de cada neurona dentro de los circuitos cerebrales. Este proyecto ha sido recientemente patrocinado por la administración Obama. Yuste, quien vive en Nuva York desde hace 26 años, participa durante esta semana en el festival 'Passion for Knowledge - Quantum 13', un evento destinado a resaltar la importancia de la ciencia en la vida cotidiana, en la cultura o en la economía.

En la actualidad, Europa representa el 5% de la población mundial, el 18% del Prodcuto Interior Bruto (PIB) y entre el 50-60% del gasto en Estado de Bienestar Social o protección social. Ese gasto solo es posible sustentarlo con una economía de calidad, basada en la ciencia, la tecnología y la educación. “Abandonarlas es suicida, te diriges directamente al empobrecimiento del país”, abundó Pedro Luis Etxenike, quien también tomo parte en el encuentro. Etxenike es Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y Presidente del Donostia International Physics (DIPC), el centro que organiza el festival.

A lo largo de su encuentro con los estudiantes, Yuste, en un tono familiar y cercano, transmitió la idea de que los estudiantes también pueden llegar a lo más alto, pero que no existen recetas mágicas. Tan sólo “trabajo duro. Está en el ADN del investigador. También es preciso apoyo social porque la ciencia es una actividad sofisticada con equipos caros. Pero lo fundamental es el capital humano, la preparación y el entusiamo de la gente joven”.

“Invertir en la ciencia es invertir en el futuro”, insistió. “Un país es su capital humano y, desde ese punto de vista, la mejor receta para mejorar el país y salir adelante es invertir en educación, ciencia y tecnología”. Sobre el riesgo de perder una futura generación de científicos porque se deje de estudiar ciencia ante las dificultades de colocación y el éxodo de científicos españoles, Yuste intentó transmitir calma. “Es evidente la falta de recursos y la desmoralización de la población y de los científicos. Los recortes son una tragedia y no solo afectan a los científicos formados sino también a los jóvenes que se plantean seguir esta carrera. Pero se debe hacer hincapié, especialmente los medios de comunicación, en que a pesar de estar viviendo una situación terrible, hay que tener más esperanza en el futuro”.

Las administraciones, resaltó, deben proteger esta actividad. “Es como una flor, que si se deja de regar se seca y hace falta mucho tiempo para que salga otra. Sería una tragedia gigantesca perder a una generacion de futuros científicos porque crean que no les merece la pena estudiar este área”.

En cuanto a la enseñanza en las escuelas, Yuste apuntó que “las ciencias no deben ser más duras que otras asignaturas si se enseñan bien. No dejaría la ciencia de lado porque parezca más difícil, debe formar una parte normal de la educación. Aunque la ciencia se pueda ver como algo muy matemático, yo lo veo como una actividad creativa, parecida a la que realizan los escritores, músicos o artistas. El científico persigue una idea e intenta un experimento que sea bonito, que pueda responder a una pregunta que permita avanzar en el conocimiento”.

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