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“Doctor, solo tiene que firmar aquí...”

Imagen de un certificado médico oficial.

Eduardo Azumendi

“¿Cómo voy a declarar que una persona es apta y está perfectamente sana si no le hago una revisión?”. Jacinto Bátiz, presidente de la comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Bizkaia, está harto de encontrarse en su consulta con peticiones para que firme certificados médicos de pacientes que ni siquiera ve. “Doctor, si solo es una firma...’. Esta suele ser la entradilla de quien solicita un certificado médico de complacencia”. Según Batiz, son bastantes las circunstancias en las que “nos es solicitado un certificado médico para certificar algo que no se ajusta a la realidad clínica del enfermo”. “Te dice: solo tiene que firmar aquí y ya está, solo es un momento. Pero así no funcionan las cosas”, rechaza.

Por ejemplo,  padres que acuden al médico para que “certifiquemos el buen estado de salud de su hijo para cumplimentar los trámites de matriculación en un centro educativo”. En este caso, los padres acuden con el impreso del certificado, pero sin su hijo, alegando que no puede acudir a la consulta, no puede perder clases. “En el historial que poseemos de su hijo observamos que no hay ninguna anotación desde hace cinco años por lo que nos negamos a cumplimentar el certificado si previamente no exploramos y comprobamos que lo que vamos a certificar es cierto”.

Otro caso habitual es el de que quien acude solicitando un certificado de que padece una dolencia “inexistente” para “retrasar la asistencia a un juicio por recomendación de su abogado”. También está el que acude para “poder argumentar una enfermedad inexistente ante la agencia de viajes y le devuelvan el dinero que adelantó para ese viaje del que ahora se ha arrepentido de contratar”.

La lista de situaciones es más extensa. Con este tipo de casuísticas, lo que Batiz quiere exponer es que la negativa a realizar estos certificados de complacencia dejan a los médicos en situación de “vaya borde, no me ha querido hacer un pequeño favor. ¡Si total sólo es una firma! ¡Que faena me ha hecho!”

El colmo de la paciencia

Lo que ha colmado la paciencia de Bátiz, narra en su blog, es cuando durante la campaña electoral ha recibido en su consulta a militantes de distintos partidos políticos con un listado de algunos de sus enfermos junto a su número de DNI, su fecha de nacimiento y la leyenda: “no puede acudir a votar por padecer...”. “Junto a este listado le han entregado a mi enfermera un taco de impresos de certificados oficiales para cumplimentarlos con los datos aportados. Ante esta situación me planteo lo siguiente: no aportan fotocopia del DNI, no aportan consentimiento escrito del paciente y aunque así fuera, ¿voy a entregar certificados con las patologías de mis pacientes a cualquiera?”.

Bátiz comprobó el listado y observo que algunos a quienes tenía que certificar que no podían ir a votar “habían venido a la consulta días antes sin ningún tipo de incapacidad”. Entonces, “llamo a aquellos pacientes que considero que sí están impedidos para poder ir a votar y les comento que deberá venir algún familiar suyo para recorrer dicho certificado. En ningún caso se lo voy a entregar a nadie extraño salvo que venga acompañado de su autorización escrita”.

“Hay que sensibilizar a la población y hacer ver a los ciudadanos que con una firma no se resuelven todos los problemas. La sociedad en general, instituciones, partidos políticos….no deben inducir a banalizar los actos médicos”, apunta el profesional. Por eso, desearía que los pacientes “no exijan estas chapuzas burocráticas que le pondrían en una situación difícil al médico.

En este punto, Bátiz recuerda que el Código de Deontología Médica estipula en su artículo 20.1.- “Cuando proceda o el paciente lo solicita, es deber del médico proporcionar un informe o un certificado sobre la asistencia prestada o sobre los datos de la historia clínica. Su contenido será auténtico y veraz y será entregado únicamente al paciente, a la persona por él autorizada o a su represente legal”.

Y en el artículo 20.3 remata: “Están éticamente prohibidos los certificados médicos de complacencia”.

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