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“El 3 de Marzo se asesinaron en Vitoria personas, sueños y razones”

Imágenes de la policía durante el 3 de marzo de 1976.

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

-Hay que desalojar la Iglesia como sea

-Vamos a tener que echarlos (a los trabajadores) por las armas

-¡Sacarlos como sea!

-Se acaba la munición...

-Después de 1.000 tiros imagínate

-Hemos contribuido a la paliza más grande de la historia

-De verdad...esto es una masacre

Este es un extracto de las grabaciones de las conversaciones que el 3 de Marzo de 1976 mantuvo la Policía durante el desalojo de los trabajadores que celebraban una asamblea en la Iglesia de San Francisco, en Vitoria. Ese desalojo se saldó con cinco muertos por heridas de bala de los agentes y cientos de heridos. El episodio ha quedado grabado a sangre en la historia de la ciudad, que sigue celebrando cada aniversario. El documental Unidos por un sueño, de Ricardo García Martínez de Ibarreta trata de mantener viva la memoria de aquella lucha, de aquel fatídico día en el que no solo “se asesinaron personas”, también “sueños y razones”. Así lo cree el autor del trabajo y también Andoni Txasko, el portavoz de la Asociación 3 de Marzo, una agrupación nacida para mantener viva la llama del recuerdo.

El documental recoge el testimonio de las personas que llevaron aquella lucha, desde las Comisiones Representativas de las fábricas a los heridos pasando por los familiares de los asesinados. A lo largo de más de hora y media se da cumplida cuenta de lo que ocurrió ese día y los meses anteriores, donde se fue gestando e incubando el movimiento obrero que desembocó en el 3 de Marzo. García Martínez de Ibarreta insiste en que lo importante no es solo recordar a los muertos y a los heridos, sino también los sueños y la lucha que enarbolaron. “El título lo puse al final, después de escuchar todos los testimonios. Es vital recordar los sueños que les empujaron a aquella lucha. Se asesinaron personas, sueños y razones. Lo que he ido descubriendo es que hay que recuperar aquellos valores, que hoy deberían estar más vigentes que nunca”.

Esos valores a los se refiere el autor del documental son, entre otros, los de la solidaridad. “Ningún trabajador”, explica Txasko, “se sentía solo, no había miedo de salir a una huelga porque te iban a respaldar tus compañeros y los trabajadores de otras empresas. Al patrón se le obligaba a repensar su postura. Hoy en día eso es impensable porque despiden a uno y hay cola para ocupar su puesto. El capital ha sabido amoldarse, nos ha imbuido en un consumismo que ha anestesiado el sentimiento de solidaridad imperando el sálvese quien pueda, pero yo el primero. El individuo prevalece sobre el colectivo. Entonces el lema era ningún despedido, ningún detenido y hasta que no se conseguía no se volvía a retomar la negociación”.

El trabajo también contiene una demanda de “justicia, de lucha contra la impunidad que todavía pervive, después de 37 años sin reconocimiento del daño causado”. Según Txasko, el documental transmite la necesidad de que hoy es más necesario que nunca retomar aquella lucha porque “es la única salida para resolver la actual situación”. “Ahora es muy complicado, pero dentro del reconocimiento de las personas no están solo las que sufrieron aquella masacre, sino que están los valores por los que lucharon. Hay que reivindicar su memoria, pero sobre todo, su lucha”.

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