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El PP vasco sigue en la trinchera en materia de Memoria y Convivencia

El presidente de los populares vascos, Alfonso Alonso.

Aitor Guenaga

La ponencia de Memoria y Convivencia ha echado a andar. Desde octubre de 2015, cuando el PP de Arantza Quiroga presentó aquella iniciativa parlamentaria para crear una nueva ponencia de Libertad y Convivencia que reuniera “a todos los partidos bajo la premisa de que ETA nunca debió existir” -y que a la postre supuso la defenestración de la lideresa popular vasca- este tema había quedado en dique seco. Dos años antes, los socialistas vascos optaron por abandonar un foro en el que la izquierda abertzale se resistía a asumir el denominado 'suelo ético' pactado hace dos legislaturas.

Solo el acuerdo de Gobierno sellado entre PNV y PSE en noviembre pasado vuelve a colocar la ponencia parlamentaria sobre convivencia y memoria de actualidad, esperando sus impulsores que este tercer intento sea el bueno. ¿Qué decía exactamente ese acuerdo? En una lista de siete puntos, peneuvistas y socialistas planteaban la necesaria “disolución y desaparición definitiva de ETA” y un “proceso de reflexión crítica” por parte de quienes apoyaron el terrorismo. Un reconocimiento “sin equiparaciones” de “todas las víctimas” y un añadido novedoso -caballo de batalla en la anterior legislatura por parte de EH Bildu- la política penitenciaria con los presos de ETA. Desde esa perspectiva, ambos partidos consideraban en el pacto que hay principios de “humanidad” y “reinserción” que recomiendan “el traslado de las personas presas a prisiones cercanas a su entorno familiar”. ¿Bajo qué premisas? la “legalidad” y el “reconocimiento del daño causado”, una de las exigencias al mundo de la izquierda abertzale que nunca ha condenado a la organización terrorista ETA.

El pasado jueves, echó a andar la nueva ponencia de Memoria y Convivencia con un acuerdo del que únicamente se descolgó el Partido Popular de Alfonso Alonso. El texto del pacto sobre esta materia, de once escuetas líneas y transaccionado entre los partidos que sustentan la mayoría de Gobierno PNV-PSE, junto a Elkarrekin Podemos y, a última hora, EH Bildu, dice así: “El Pleno del Parlamento Vasco acuerda la constitución, en el seno de la comisión correspondiente en materia de derechos humanos, de una ponencia sobre memoria y convivencia en Euskadi. Su misión se concentrará en la búsqueda de amplios consensos en torno a todas las cuestiones que planteen los grupos parlamentarios en la misma en relación con la memoria, la convivencia, las víctimas, la deslegitimación del terrorismo y la violencia, la política penitenciaria, la libertad, la paz y los derechos humanos”. Este texto cuenta con el apoyo de 66 de 75 parlamentarios.

Un cóctel en el que están enunciados todos los temas que van a marcar los próximos cuatro años en política de convivencia. En Euskadi, pero también en el Congreso de los Diputados, donde PNV y PSE-EE han acordado presentar iniciativas en materia penitenciaria. Pero los populares vascos han preferido la soledad. De alguna manera, Alfonso Alonso sigue el camino que ya transitó cuando, desde Madrid, obligó a su antecesora en el cargo, Arantza Quiroga, a retirar aquella iniciativa parlamentaria en la que el PP vasco quería tomar la iniciativa en materia de paz y convivencia, tras haber estado en la esquina del tablero de la memoria durante la pasada legislatura.

Alonso no ve un posicionamiento claro por parte de EH Bildu sobre la deslegitimación de la violencia y el reconocimiento del daño injusto causado. Y, sin embargo, considera que pese al final de la actividad terrorista de ETA hace ya más de cinco años, existen “rescoldos” que obligan a ser muy exigentes en esa materia con un mundo que se resiste a asumir el discurso de la deslegitimación de la violencia terrorista etarra.

El portavoz socialista en la Cámara, José Antonio Pastor, habló en su intervención parlamentaria de trincheras, mirando al PP de Alonso. Recordando lo que ambos partidos tuvieron que aguantar en el pasado, cuando sus miembros caían abatidos por las balas y las bombas de ETA, mientras Batasuna miraba para otro lado o aplaudía y daba cobertura política a esa violencia. No es posible construir la convivencia futura sin “deslegitimar radicalmente” el terrorismo, recordó Pastor.

Pero el popular Alonso, sabedor que este asunto va a ser bandera política de su partido en Euskadi y en el resto de España, puso la carga de la prueba sobre los representantes de la coalición independentista, “incapaces de decir que matar estuvo mal”. Por eso el PP se mantiene en su negativa a dar cobertura a este foro parlamentario.

Sería bueno saber qué piensan las víctimas de todo esto. Las de ETA, las del terrorismo de Estado y las de abusos policiales. Esas que agrupadas en torno a la iniciativa Eraikiz, ya en septiembre de 2015 realizaron tres exigencias a los partidos: “Tenemos que oír a nuestros representantes decir al unísono que matar estuvo mal”, “todos los partidos deben reconocer a todas las víctimas sin discriminaciones de ningún tipo” y, finalmente, “les pedimos que activen la ponencia de paz y convivencia o algún espacio similar dentro del Parlamento vasco para acordar los principios y valores sobre los que queremos asentar la convivencia”. Entonces, la actual portavoz de Elkarrekin Podemos en esta materia, Pili Zabala, formaba parte de ese activo grupo de víctimas.

Eraikiz ha logrado ya una de las tres exigencias realizada en 2015 a los partidos: activar la ponencia, ahora faltan que todos digan que “matar estuvo mal siempre” y el reconocimiento de “todas” las víctimas. El tiempo otorgará y retirará aciertos o desaciertos en el cambio de estrategias (el PSE abandonó la ponencia en septiembre de 2013 y no ha vuelto hasta que ha llegado al Gobierno junto al PNV, como le afeaba en el debate Alonso a Pastor) o en el mantenimiento de otras (el PP dice de nuevo 'no' a hacer política en este tercer intento de la ponencia parlamentaria, pese a los denodados intentos de Pastor y del peneuvista Íñigo Iturrate de atraer a los populares al foro parlamentario).

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