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Podemos chuta en Euskadi... a pesar de Iglesias

Pablo Iglesias, en un acto de esta campaña electoral.

Aitor Guenaga

Cuando Roberto Uriarte abandonó a principios de noviembre el puesto de mando de Podemos-Ahal Dugu, entre la ristra de críticas a la dirección nacional que encabeza Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, dejó una que no ha pasado desapercibida esta semana tras la espantada de Iglesias. Uriarte se quejaba amargamente de la “escasa atención que se le presta a Euskadi en relación” a Cataluña, Galicia o la comunidad valenciana. “Ninguno de los líderes estatales ha visitado aún Euskadi”, lamentaba entonces, al tiempo que hacía un “reconocimiento especial a Juan Carlos Monedero”, el único dirigente que cuando estaba en la dirección nacional visitó Euskadi (en dos ocasiones), y que “siempre ha apoyado y reforzado el proyecto de Podemos Euskadi con todas sus fuerzas”, reconocía entonces Uriarte.

El disciplinado Uriarte -que ha anunciado que sigue creyendo en el proyecto de Podemos y que votará por “disciplina” a Eduardo Maura y a la lista al Senado del partido el próximo domingo-, es ya agua pasada, pero su diagnóstico de la realidad interna del partido no lo es. Pablo Iglesias se acaba de estrenar en Valencia, donde tiene un acuerdo con Compromís, que permitirá engordar su saco de diputados en el Congreso de los Diputados. Juntos, pero no revueltos, porque los emergentes valencianos contarán con grupo parlamentario propio -forma parte del pacto-. En el mitin en Valencia, el líder de Podemos y candidato a la Presidencia no escondió su orgullo de poder ser investido presidente de España con los votos de ese grupo parlamentario hermano: “Para mí será un honor ser investido presidente con el apoyo de un grupo parlamentario valenciano”, subrayó el presidenciable de Podemos.

Los acuerdos firmados por En Comú Podem, Compromís-Podemos y En Marea estipulan qué harán los diputados electos cuando se constituya el Congreso: y la clave es formar grupo propio. Era Uriarte el que pocos días antes de dimitir denunciaba las “rutinas organizativas poco respetuosas con la plurinacionalidad que proclamamos” a los cuatro vientos. En la última foto de Iglesias con esa realidad plurinacional del partido tampoco estaba Euskadi.

Es cierto que el peso especifico del País Vasco en el Congreso es muy relativo, y no se acomoda al peso político que ha tenido esta comunidad histórica desde que se inauguraron las primeras Cortes democráticas. Hace unos años, esta comunidad ya perdió un diputado (ahora se eligen 18 congresistas). Y aunque el resultado que vaticinan casi todas las encuestas para Podemos-Ahal Dugu sea excelente -sacar cuatro diputados y pegarse a la previsible segunda fuerza, EH Bildu- es insuficiente para tener un peso específico en el futuro Congreso.

A falta de pan, buenas son tortas, que decía aquel. Con Juan Carlos Monedero fuera de juego, y Pablo Iglesias de comentarista en la Sexta junto a su adversario político Albert Rivera y su buen amigo Ferreras, Euskadi contará con el 'número dos' de la formación, Íñigo Errejón, que calentará motores este domingo en Gipuzkoa y echará el resto en el acto del lunes en Barakaldo en el que Iglesias ha decidido no participar y que ya cuelga el cartel de sold out, según Podemos. En cierta medida, la decisión del candidato Iglesias tiene una lógica aplastante. Parece que Podemos-Ahal Dugu está muy fuerte en Bizkaia, el territorio del PNV -segunda fuerza según todos los sondeos por delante de la coalición abertzale- y tendría consolidados los dos diputados, al tiempo que las encuestas les conceden también uno en Gipuzkoa, que perdería el PP, y otro en Álava, que perdería el PSE-EE. Si esto es así, y una distribución de escaños al alza parece muy inverosímil (en votos Ahal Dugu aspira (sueña) incluso a superar a EH Bildu), la decisión de Iglesias es consolidar la “remontada” en otros lugares. Y si es por televisión, aún mejor.

Pablo Iglesias se colocará la txapela. Sin duda. Y paseará pronto junto al Guggenheim. Y ahora que no puede tomar cañas en el Hebe, un bar de música rock de Vallecas, donde aún vive, podrá incluso comerse un chuletón en alguna sidrería guipuzcoana. Y todo lo demás. El propio Eduardo Maura reconoce en una entrevista que publicara eldiarionorte.es la tarde del domingo que Euskadi va a ser todo un “laboratorio político interesantísimo”. Incluso antes de tiempo, porque no es descartable un adelanto electoral a mayo o junio. “Primero”, añade Maura, “porque se puede hacer política de otra manera, en Cataluña no. Y nos podemos encontrar con un mapa político completamente diferente”. Y apunta otra reflexión: “Nosotros decimos que para que haya cambio en Euskadi, los aires que vengan de Madrid deben traer políticas con sensibilidad hacia los problemas de aquí. Y Podemos, en ese contexto, puede ser atractiva porque puede poner millones de votos y decenas y decenas de escaños al servicio de cosas que interesan mucho a Euskadi como el Concierto Económico, el autogobierno, la transferencia de competencias, un marco propio de relaciones laborales; frente a otras fuerzas como Ciudadanos, sin peso aquí, pero con fuerza allí, quieren cargarse o apuestan por políticas recentralizadoras.

Claro que para que toda esa hoja de ruta llena de buenos deseos se cumpla, la “remontada” tiene que convertirse en realidad y Pablo Iglesias debería no quedarse en el rellano de la puerta de acceso que conduce al “asalto de los cielos”. Y eso no lo sabremos hasta que se abran las urnas el próximo 20-D.

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