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¿Es Podemos independentista en Euskal Herria?

La candidata a la Secretaría General de Podemos en Navarra, Laura Pérez Ruano.

Aitor Guenaga

Hay dos partidos que prefieren no hablar de Podemos en el País Vasco. Uno es el PSE, entre otras cosas porque sabe que la formación que lidera desde hace unas semanas Roberto Uriarte les está comiendo parte de un pastel electoral que ha ido decreciendo sensiblemente incluso antes de que la formación de Pablo Iglesias irrumpiera en el panorama político español. El otro es la coalición soberanista EH Bildu, porque de pensar que podía convertirse en un buen aliado electoral para mantener sus plazas institucionales e incluso optar a nuevas cotas de poder municipal o incluso foral, ha visto cómo determinadas encuestas –el Euskobarómetro del pasado mes de diciembre, por ejemplo- han revelado el electorado fronterizo existente entre ambos partidos en Euskadi.

Los socialistas vascos que dirige desde septiembre pasado Idoia Mendia saben que existe un trasvase de votos también en Euskadi hacia Podemos, cuyas bases han elegido la candidatura menos proclive al discurso nacionalista. De hecho, Roberto Uriarte, incluso antes de optar a dirigir la organización en la comunidad autónoma vasca, ya aseguró que entre sus prioridades no estaba la cuestión nacional. Ni siquiera estaba acceder al gobierno de las instituciones que se van a dirimir en las elecciones de mayo próximo.

¿De dónde le vienen los votos al partido de Pablo Iglesias en el País Vasco? Dos son las fuentes principales, según el sondeo elaborado por el equipo de la UPV que dirige el catedrático Paco Llera: precisamente la izquierda clásica, que cede un 60%, y los nuevos votantes y los jóvenes, con otro 60%. Pero la red pelágica de Podemos arrastra intención de voto de casi todos los caladeros, proyectando una imagen de formación transversal que cultivan de manera aplicada los de Iglesias. De EH Bildu y PSE-EE obtiene de ambos un 20%; del PNV, un 12%; y logra también pescar algo en el electorado de UPyD.

La respuesta a la pregunta un tanto tramposa de si Podemos es independentista –o juega a ello- en Euskal Herria tiene una primera parada ineludible. Podemos Euskal Herria no existe. Son dos organizaciones diferentes orgánicamente, con planteamientos que puede decirse incluso tienen aristas en esa materia. No porque los dirigentes de Podemos no defiendan en ambas autonomías el derecho de autodeterminación. Lo hace el documento político con el que se presentó Roberto Uriarte y su candidatura y también lo sostiene la candidata ganadora en Navarra, Laura Pérez Ruano, donde Podemos puede convertirse en la llave del cambio que antes pudo pero no quiso –hasta en dos ocasiones- jugar el socialismo navarro.

La flamante líder navarra se deja querer, aunque ha dejado claro -antes de que hable la ciudadanía en las urnas y empiece el baile de posibles socios postelectorales- que su objetivo prioritario no pasa por un “reparto de cargos”, sino por “acuerdos programáticos” para cambiar las cosas de raíz. Espera plantear cuanto antes en la asamblea nacional un debate sobre el respeto a las alianzas locales, porque “en la esencia de Podemos está el derecho a decidir”.

Y añade como aviso a navegantes: “Cuando dicen que vamos a pactar con Bildu, hay que recordar que es una afirmación que, como tal, nosotros nunca hemos hecho. Que quede claro: la política de pactos la deciden los navarros y las navarras en conjunto”. Otra cosa será lo que decida esa asamblea y los problemas que puedan surgir con la estrategia de Iglesias de asaltar el cielo de La Moncloa.

En Euskadi, Podemos tiene un discurso mucho menos de dejarse querer por la izquierda abertzale que nunca ha condenado la violencia de ETA. Por de pronto, su secretario general, Roberto Uriarte, y el Consejo Político tienen que decidir en los próximos días la fórmula que van a emplear para concurrir a las elecciones forales. Podemos ha prendido en el filón del electorado joven hastiado de los partidos tradicionales, incluido EH Bildu. Uriarte ha señalado que a Podemos Euskadi le “importan las necesidades de los ciudadanos, no tanto los conceptos abstractos de nación”. “Ni el nacionalismo del PNV, ni el de Bildu han sido suficientemente inclusivos e integradores”, censura, queriendo poner así en evidencia la distancia que les separa de las fuerzas nacionalistas y de su forma de hacer política.

En Euskadi, los dirigentes de Podemos quieren hacer las cosas con tranquilidad. No tienen ninguna prisa por pisar moqueta y menos de la mano de acuerdos “que supongan muletas para hacer la política que queremos”. Y las decisiones postelectorales las quieren tomar tomando en consideración las estrategias que están en marcha a nivel nacional: donde Iglesias ha dejado claro que quiere ganar al PP para gobernar.

Todavía es muy pronto para valorar el camino que tomarán Podemos en Navarra y el País Vasco, pero ambas organizaciones saben que sus decisiones se mirarán con lupa, tanto dentro como fuera de sus territorios.

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