Uriarte cree necesaria una mayor coordinación entre el mundo educativo y el laboral

La consejera de Educación, Política Lingüística y Cultura, Cristina Uriarte, considera “importante” lograr una mayor coordinación entre el mundo educativo y el laboral, y ha señalado que las personas menos cualificadas son “las que menos participan en actividades de formación”, una situación ante la que cree necesario actuar “con la mayor celeridad posible”.

Uriarte, en su condición de presidenta de la EARLALL, Asociación Europea de autoridades regionales y locales para el aprendizaje a lo largo de la vida, ha participado en el congreso organizado por la FREREF, Fundación de Regiones Europeas para la Investigación, la Educación y la Formación, en la ciudad de Estambul.

Bajo el título “¿Cuáles son las dinámicas para impulsar el aprendizaje a lo largo de la vida en las regiones?”, responsables del mundo político, universitario y de la Formación Profesional han reflexionado a cerca de las dinámicas que se deberían impulsar para asegurar un aprendizaje efectivo a lo largo de la vida.

Invitada por la presidenta de FREREF, Cristina Uriarte ha ofrecido una conferencia en la que ha reflexionado acerca de las perspectivas europeas 2020 para las regiones de Europa y el Mediterráneo.

En su intervención, ha destacado que “el objetivo de dotar a la ciudadanía de los instrumentos necesarios para hacer frente a los retos de la innovación tecnológica, del cambio en las formas de producción y de las transformaciones en el mundo productivo, así como para participar activamente en la sociedad, nos lleva necesariamente a trabajar en torno a una estrategia que favorezca e impulse el aprendizaje a lo largo de la vida de todas las personas”.

En su opinión, “este proceso de adaptación a la sociedad del conocimiento y de la información debería servir para hacer frente al riesgo de exclusión que supondría el que una parte importante de la población quedase al margen de los desarrollos tecnológicos, cayendo en una especie de exclusión o analfabetismo digital que acentúe aún más las ya existentes diferencias de conocimientos”.

Uriarte ha destacado “la triple dimensión que la política integral de aprendizaje a lo largo de la vida tiene en la actualidad”. En primer lugar, ha señalado la innovación, “para hacer frente a los retos de la innovación tecnológica y de atraer, a través del aprendizaje, hacia la actividad económica a las personas que se encuentran en situación de inactividad laboral”.

En segundo lugar, ha citado la inclusión social, que “permite otorgar más autonomía a la persona ayudándole a tomar decisiones y asumir responsabilidades en el diseño de sus proyectos vitales, en su desarrollo personal y profesional, atendiendo especialmente a las personas desfavorecidas”.

Como tercera dimensión, ha señalado la ciudadanía activa, para manifestar que “el conocimiento refuerza el espíritu crítico y contribuye a una mejor comprensión de la sociedad, de los derechos y deberes de las personas”. De ese modo, ha añadido, “podrán influir más eficazmente en las decisiones que les afectan”.

Por todo ello, Uriarte considera que las personas “han de planificar actividades de aprendizaje coherentes durante sus vidas”, para lo cual es necesario que dispongan de “una orientación y una oferta formativa suficiente, cercana a la persona, adaptada a sus necesidades y que sea satisfactoria tanto en lo personal como en lo profesional”.

En las fases posteriores a la enseñanza obligatoria, ha considerado necesario que la oferta formativa “se adecue a sus necesidades y no viceversa”. Así, ha subrayado, el aprendizaje “constituye un ejercicio de libertad personal”, de forma que “es la persona quien desarrolla su aprendizaje en función de lo que precisa y desea, y no en función de lo que se ofrezca en el mercado formativo y educativo”.

MUNDO EDUCATIVO Y LABORAL

En su intervención también ha señalado la importancia de lograr “una mayor coordinación entre el mundo educativo y el laboral” y ha recordado que “Europa se enfrenta en la actualidad a un serio déficit de competencias que pone en riesgo el crecimiento y el empleo”.

En este sentido, ha destacado que “son precisamente las personas menos cualificadas las que menos participan en actividades de formación, una situación ante la que es necesario actuar con la mayor celeridad posible”.