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Predicar y dar trigo (y devorarlo)

El lehendakari ÍñigoUrkullu, en uno de sus actos del viaje a EE UU. /EFE

Aitor Guenaga

Bilbao —

“La legislatura pasada, el Gobierno vasco pudo gastar en tres años 6.500 millones más de sus ingresos. Lo hizo recurriendo al déficit y al endeudamiento. Esto hoy no es posible. Hoy no podemos gastar más de lo que tenemos. No lo vamos a hacer. No debemos endeudarnos mas de lo permitido. No lo vamos a hacer. Si se mantienen las previsiones macroeconómicas y se concreta el déficit en el 1,2%, estos próximos tres años el Gobierno vasco solo podrá gastar 650 millones más de lo que ingresa. Diez veces menos”, que en la etapa del lehendakari Patxi López.

La frase la pronunció Íñigo Urkullu el pasado 29 de abril en su intervención en el Foro Nueva Economía. Y, aunque políticamente las cosas han cambiado radicalmente tras el acuerdo político que propiciara sin duda la aprobación de los Presupuestos de 2014, lo cierto es que la querencia por el endeudamiento de nuestros ejecutivos (socialistas o peneuvistas) no ha cambiado. Los datos avanzados esta semana por el Banco de España revelan que Euskadi es la tercera autonomía en la que más ha crecido este año la deuda en relación con el PIB. El lehendakari Patxi López -que hizo escalar la deuda de los 1.000 millones de euros a los 7.204 en su mandato- dejó a finales de 2012 el endeudamiento en un 11% del Producto Interior Bruto. El gabinete Urkullu lo ha situado ya en el 12,8% del PIB, con 8.279 millones de euros. Las Cuentas de 2014 deberán incluir una partida para el pago de la herencia socialista cercana a los 900 millones de euros. El presupuesto que Urkullu tuvo que retirar por falta de apoyos se elevaba hasta los 9.316 millones de euros y acompañaba un recorte de 1.249 millones frente al anterior. Hasta aquí, los datos.

Las bravuconadas verbales se las lleva el viento, pero las recogen las hemerotecas. Hasta twitter es un auténtico quebradero de cabeza a la hora de recordar lo que cada uno de nuestros políticos dicen. Urkullu, de viaje oficial en EE UU, está más tranquilo, sin duda. Parece querer calmar a ciertos sectores en Euskadi al fijar 2020 y no 2015 como horizonte para ratificar el acuerdo amplio que pretende comenzar a forjar esta legislatura. Ha alejado definitivamente la posibilidad -nada remota- de tener que adelantar los comicios en 2014 si se mostraba de nuevo incapaz de aprobar sus Cuentas. Pero sabe que ese “rigor presupuestario” que predica hay que traducirlo ahora en dígitos. Y mientras espera la salida de la recesión, su consejero de Hacienda, Ricardo Gatzagaetxebarria, se esfuerza en trasladar ese mandato del lehendakari sin tocar la Euskadi social y su modelo de protección.

Las previsiones de recaudación se van cumpliendo (se planteó un incremento del 3,7% frente a 2012), lo que puede allanar -junto a la nueva situación política creada tras el acuerdo fiscal entre PNV, PSE y PP- una previsión compartida de cierre de ejercicio entre Gobierno y las tres diputaciones en la reunión del Consejo Vasco de Finanzas del próximo martes. Con esos dígitos, el Ejecutivo avanzará hacia sus primeros presupuestos no prorrogados desde que Íñigo Urkullu llegó a Ajuria Enea.

En ese mismo mes de abril, en el que el lehendakari bramaba desde su soledad contra lo que entonces denominaba el “frente de bloqueo de la oposición”, la recaudación de las haciendas forales enviaba un SOS al haber caído un 4,9%. El panorama político y tributario era desolador. Ahora, la instantánea se ha modicado radicalmente.

La recaudación de las haciendas vizcaína y guipuzcoana sigue dando buenas noticias. Álava, que se ha comportado peor en los meses precedentes, no ha hecho público sus datos de recaudación de tributos concertados del mes de septiembre. Los prolegómenos, por tanto, de la reunión del Consejo Vasco de Finanzas del proximo martes son positivos, sobre todo en Impuesto de Sociedades -que ha crecido gracias al impacto de la actualización de balances- y el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) que depende de cada territorio. La imposicion directa, en cambio, a través del IRPF, ha caído en Bizkaia un 2,6% y ha subido en Gipuzkoa un 1,2%. La actualización de balances supone que las empresas están autorizadas a elevar el valor contable de sus activos, pero a cambio deben pagar a hacienda el 5% de ese incremento. Bizkaia se ha llevado la parte del león por este concepto al ingresar en sus arcas 120 millones de euros, frente a los 5 de Gipuzkoa y los exíguos 2 de Álava.

La recaudación en Bizkaia ha crecido un 4,3% en comparación con el mismo período del ejercicio anterior. En esos nueve primeros meses del año, Bizkaia ha recaudado 4.410,2 millones de euros, frente a los 4.227,1 millones obtenidos en ese segmento temporal de 2012. Es el quinto mes consecutivo de recaudación positiva. En Gipuzkoa, ha crecido también un 4%, con una subida de los impuestos indirectos del 8,3%, frente al mismo periodo anterior.

La Ley de Aportaciones, que ha puesto en la picota el PP desde Álava, marca el reparto institucional de los fondos recaudados por las diputaciones, que son las que tienen la potestad para recaudar tributos. La ley marca que Bizkaia aporta el 50,75%; Gipuzkoa, el 33,02%; y Álava, el 13,23% y, a partir de ahí, se define el reparto para los presupuestos públicos del Ejecutivo y el resto de instituciones. Pero esa es una discusión que no se resolverá ni en la reunión de la próxima semana, ni en la de febrero, cuando se cierre definitivamente el año 2013, supuestamente el año en el que la economía de Euskadi tocó fondo. Otra cosa es que la ciudadanía en general, y la clase media empobrecida en particular, tendrá aun que esperar mucho antes de ver saneada su situación económica real. Porque los que no llegan a fin de mes van a tardar muchísimo más en ver el final del túnel. Al tiempo.

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