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Y Van Morrison se hizo humano

Van Morrison, el León de Belfast, en el Music Legends Fest.

Aitor Guenaga

En algún momento de la tarde-noche del viernes tenía que dejar de llover en el Music Legends Fest, en la Ola (Bizkaia). Aquello tenía muy mala pinta, Y los Dioses decidieron que fuera durante la actuación de Van Morrison (Belfast, 1945). Nadie se lo podía creer, con la lluvia que tuvo que soportar el viejo amigo de Van, Georgie Fame, que vio como las notas que salían del teclado de su Hammond B se fundían sin remedio con la lluvia en forma de 'sirimiri' primero y de chuzos de punta, después.

En justa reciprocidad a ese favor de los Dioses, el León de Belfast bajó de su particular Olimpo para compartir con el respetable un ramillete de canciones y versiones que cabalgandon entre el blues, el jazz, el rock, country, el swing ... bueno, todo lo que se puedan imaginar y mucho más. Pero no es lo que tocó Morrison, sino lo a gusto que se le veía en el escenario. Esta leyenda de la música arrastra, sin duda con parte razón, fama de huraño, ausente, -incluso de pesetero, por lo desorbitado de los precios de las entradas y porque es capaz de hacer dos pases en un mismo día, como hemos podido ver en Donostia, por ejemplo-.

Este viernes, sin embargo. borró de un plumazo esa mala fama que le persigue: sentó al teclado, prácticamente en el minuto cero a Georgie Fame -con el que no comparte escenario desde hace tiempo-, que tocó hasta tres canciones con el León de Belfast, dio bola a la toda la banda como no veíamos desde hace tiempo, pareció divertirse un rato largo en las canciones que compartió con sus vocalistas (y alguna invitada sorpresa), enseguida se puso a tocar la armónica -ya en el segundo tema con Moondance-, jugó con una pandereta blanca enorme, una y otra vez volvía al saxo (por supuesto) y “hasta se le vio algo parecido a ”una sonrisa“, me comentaba por facebook una colega que tiene mejor vista que yo. Fue cuando cantó con la May, cierto, el temazo de Sam Cooke Bring It On Home To Me. Lo he visto en una de esas fotos ilegales que corren como la espuma del concierto, porque Van The Man solo deja grabar (60 segundos) y fotografiarse en las dos primeras canciones (en esta ocasión Too Late, de su último trabajo en el mercado 'Keep me singing' -con las referencias 'ad hoc' a la lluvia en la letra- y Moondance -que sonó como los ángeles-.

Pero sobre todo incitó al público a tararear una y otra vez las canciones y los éxitos -sonó la mítica Brown Eyed Girl (1967), pero también algunos temas que cuando le da el punto recupera de su extenso repertorio de siglo XX como Wild Night (1971, incluida en su mítico trabajo Tupelo Honey y más tarde en la banda sonora de la película Thelma y Louise), Gloria (1964), Someone Like you (1987), Have I told you lately that I love you (1987), Someone Like you (1997), Precious Time (1999).... O la cover del Baby please Dont Go, entre otras.

Los que mejor definieron lo que estaba pasando en el escenario estaban a mis espaldas: una pareja que pasaba los 50 -público mayoritario en este primer día de la segunda edición del MLF-: “Hoy ha tocado un ser humano”, dijo él. A lo que contestó ella: “Igual hasta nos hace un 'bis' de regalo”. De fondo de la conversación sonaba Day Like This. Por su puesto, esto último no ocurrió. A las 21:56, el León de Belfast, un gigante diminuto ataviado con su impecable traje oscuro, su sombrero y sus gafas negras, enfilaba el escenario por su parte derecha (la misma por la que había salido sobre las 20:30), dejando a la banda revisitar Gloria, uno de sus temas eternos de la época de Them (Mis pecados me pertenecen):

“Jesus died for somebody's sins but not mine

Meltin' in a pot of thieves

Wild card up my sleeve

Thick heart of stone

My sins my own

They belong to me, me...“

(Patti Smith reescribió en 1975 la letra para su album Horses y la convirtió en un himno de garaje-rock que aún sigue tocando en directo).

Van the Man volvía así lentamente a su inaccesible Parnaso, se subiría a su avión particular y se iría a su casa en Irlanda del Norte.

Tras los solos de los miembros de la banda y los desarrollos del tema -algún silbido se alzó entre el público, no sabemos si de aprobación o como llamada desesperada para que se obrara el milagro de que Morrison volviera al escenario- el combo retornó a la canción a las 22:03 y ... eso fue todo.

Bueno, no exactamente. Porque también tocaron Ruper Ordorika, Rubia, Motxila 21, ese “grupo de personas (12 con síndrome de Down y 9 voluntarios) que se sube al escenario para mostrarnos su capacidad de comunicar y emocionar a través de la música, divirtiéndose y divirtiéndonos con su ilusión y entusiasmo. Escuchando sus canciones llegaremos a lugares que tan solo en sueños son alcanzables”. Los Motxila, con más de una década a sus espaldas, están apadrinados por Kutxi, el cantante de Marea.

Y este sábado podremos ver a Govt' Mule, Alpha Blondy, Imelda May, The Steepwater Band, El Gran Wyoming y Mud Candies.

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