25 años aterrorizando Donosti
Zombies, monstruos, sangre y mucho miedo. San Sebastián se enfrenta a siete días de puro terror y ya van 25 años. La Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián cumple un cuarto de siglo en un estado de forma que la mantiene entre los festivales de género favoritos del público, sin necesidad de reinventarse para sobrevivir, como les ha ocurrido a otros certámenes.
Su director, Josemi Beltrán, cree que la apuesta del Ayuntamiento donostiarra por este evento adscrito a la unidad de cine municipal “siempre ha sido firme”, lo que le ha dado “estabilidad” para poder continuar, aunque sin el respaldo “tan bueno” de sus seguidores el “equilibrio” no habría sido posible.
“Es como un círculo en el que tú das algo bien hecho, y la gente responde”, ha dicho el responsable de la Semana de Terror de San Sebastián y del área de cine de Donostia Kultura con motivo de la 25 edición del certamen, que comienza este viernes.
Beltrán, en este cargo desde que José Luis Rebordinos lo dejó para dirigir el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, piensa que, en esta situación, “no hay que tirarse al vacío”. No ve “mucha lógica en intentar otros cambios” para buscar, por ejemplo, un festival de mayor tamaño cuando el formato actual funciona y cuenta con un público cómplice que se encuentra muy a gusto en el Principal, más que en el Kursaal, menos propicio para las sesiones gamberras que acoge el teatro de la parte vieja.
De momento, tampoco lo podría hacer con los aproximadamente 170.000 euros que tiene de presupuesto. “Hemos ido bajando poco a poco. Los últimos cuatro años han sido de descenso y adaptación no traumática”, explica. “Además, si tuviéramos un incremento de presupuesto y patrocinios, lo utilizaríamos en otras cosas de las que tenemos carencias, como la presencia de invitados internacionales”, afirma este periodista, nacido en la localidad guipuzcoana de Zarautz hace 42 años.
Los seguidores de la Semana pidieron a Beltrán que no “suavizará” el certamen cuando relevó a Rebordinos y no lo ha hecho. “Ha sido más un dejarme llevar, contagiarme un poco de esa locura del festival, de la que yo también tengo un punto”, comenta.
Dice que lo que da “tranquilidad” es ofrecer “un buen número de películas y actividades”, pero reconoce que en este evento la figura del director como maestro de ceremonias es “superimportante” por “la relación directa” que establece con el público.
Ese vínculo incluye también compartir alguna locura que otra con los aficionados, como la de la pasada edición, cuando participó en un “miniguateque-performance” en el Principal junto a la veterana actriz porno Bibian Norai y el realizador Pedro Tamoury, en un homenaje que se rindió a Jesús Franco, el padre de la serie Z y el “underground” español.
Pero una de las aventuras “más locas” a las que se ha sumado se va a poder ver este año en pantalla, en una de las sesiones del certamen, aunque es una sorpresa que no se puede desvelar.
De Rebordinos, del que alaba su generosidad y del que a veces sigue “tirando”, puede que también tenga alguna noticia el público. “Voy a intentar que salga porque la historia de esta Semana es su historia y también la de Lucía Olaciregui (colaboradora de Rebordinos que dejó la semana para acompañarle al Zinemaldia). Aunque sea por hacerme el favor, tendrá que salir este año. Ya veremos si de paisano o de otra manera, como quiera”, señala.
Cuando acabe la Semana, Beltrán tendrá que empezar a preparar una nueva edición del Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián, que “se hace mucho más dura y te exige mucho más estómago que el cine de terror, que al fin y al cabo está hecho con un espíritu de evasión”.
