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La confusión por 2016 se transforma en una crítica al proyecto de Capitalidad Cultural

Celebración de un acto dentro de las actividades de Donostia 2016.

Paola Fernández

El movimiento ‘2016 desokupatu’ lleva meses “cuestionando la verdadera naturaleza” del proyecto de Capitalidad Europea de la Cultura San Sebastián 2016. Según sus responsables intentan “construir un pensamiento que no aplauda efusivamente todo lo que se está haciendo desde la organización de la capitalidad”. Para ello, en junio del pasado año realizaron el informe ‘Cuestionando la Capitalidad Europea de la Cultura de 2016’, en el que realizaban “una crítica a la actuación de todos los partidos políticos, incluido el gobierno municipal de Bildu”. En esta ocasión, han invitado al antropólogo de la Universidad de Barcelona, Manuel Delgado, autor del libro ‘Barcelona: Ciudad mentirosa’, para exponer su visión sobre el “mercado de las ciudades” y la “utilización de la cultura como el nuevo opio del pueblo”. Así, asegura que en el caso de las Capitales Culturales “nos encontramos ante una apuesta que bajo la retórica de lo cultural tiene que ver fundamentalmente con lo económico y el Marketing urbano”.

La charla de Delgado se ha celebrado en el Koldo Mitxelena con el auditorio abarrotado y entre el público se encontraba el actual director del Programa Cultural de la Capitalidad, Xabier Payá. Los responsables de la iniciativa ‘2016 desokupatu’ aseguran que muchos donostiarras han llegado a una confusión con este proyecto, “¿Qué quiere decir? ¿Qué supone en nuestras vidas? ¿Qué son las conversaciones o los faros?”. El antropólogo catalán apunta que vivimos en un mercado de ciudades, en el que “cada una se postula por poner su propia imagen para atraer capital”, y ahí la “marca cultural” se ha convertido “en un factor comunicativo y comercial estratégico”. En este sentido, se ha cuestionado “¿por qué San Sebastián iba a ser una excepción? ¿Por qué no se va a postular entre las ciudades más fashion?”.

En el caso de Barcelona, Delgado explica que la “nueva oportunidad” adquirió forma con el Fórum Universal de las Culturas celebrado en 2004, después de que se le negase ser Capital Europea de la Cultura en 2001. A su juicio, no importa el contenido del evento, de hecho denuncia que  sus responsables no le supieron responder sobre “cuál era su definición de cultura”. Sino que el objetivo es transformar la imagen de la ciudad e incrementar sus marcas de distinción para presentarse en el mercado como un territorio atractivo para los inversores internacionales, el ocio mercantilizado y el turismo. En el caso de Donostia 2016 apuntan que esto “es muy claro”, porque partiendo del patronato insisten en buscar patrocinadores privados para promover la creación de una Fundación Empresarial por la Cultura y la Creatividad.

Movilizar emociones

El antropólogo de la Universidad de Barcelona asegura que este tipo de proyectos “intentan impregnar el territorio de valores místicos”, y con el marketing y la propaganda que se generan en torno a ellos se vuelven “altamente manipuladores”. Asimismo, ha destacado que los discursos de paz y convivencia, la sostenibilidad o la llamada “movilizar emociones”, se basan en “las falacias del urbanismo neoliberal contemporáneo”, que hacen desaparecer del espacio público los antagonismos de clase, las expresiones de la cultura autónoma, para convertir el espacio urbano en “pura mercancía”.

En este sentido, Delgado ha hablado de la “masificación y mercantilización sin precedentes del espacio urbano”. Los responsables de ‘2016 desokupatu’ aseguran que “solo se conocen los planes de expansión y felicitaciones de las cifras record”. Pero no se habla de las consecuencias de semejante incremento de la actividad turística, de hecho apuntan que la ratio de turistas por habitante alcanza ya el 57% de la de Barcelona. El antropólogo señala que “es imposible que una operación como esta se lleve a cabo sin la complicidad activa”, por lo que la ciudadanía llega a la conclusión que “esto es por su propio bien”.

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