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Que se lo crean ellos

Las mujeres apenas acceden a las cúpulas empresariales.

Eduardo Azumendi

La presencia de las mujeres en los ámbitos de decisión de las entidades financieras con sede en Euskadi y de las empresas vascas que cotizan en el IBEX 35 brilla…..pero por su ausencia. Se trata de círculos abrumadoramente masculinizados, prácticamente inaccesibles para las mujeres. Hasta aquí los hechos. Y, ahora, las preguntas. ¿Por qué? ¿Las mujeres se conforman con el segundo plano voluntariamente? o ¿son los hombres quienes siguen imponiendo sus clichés, esos que establecen que el gerente tiene que ser un técnico, varón y a poder ser ingeniero?

Aingeru Aizpurua, experta en consultoría estratégica en empresa familiar y consejos de administración, reconoce que a las mujeres “nos queda creérnoslo. Apostar por nosotras mismas sin reservas para demostrar de una vez por todas que estamos igual de capacitadas que los hombres para los puestos de dirección”. Pero puntualiza rápidamente que en el mundo industrial hace falta que “se lo crean ellos también”. A la mujer, en principio, “se le exige igual que a un hombre porque lo que se valora es el conocimiento y la profesionalidad. Aun así, es cierto que el sistema no ayuda suficientemente a la mujer como se observa en el caso de la maternidad que, en muchas ocasiones, corta la trayectoria hacia puestos directivos”, explica.

En cualquier caso, incide en que “somos las mujeres las que muchas veces nos frenamos a nosotras mismas y eso no puede ser. Creo que las inercias son muchas y que es una cuestión de tiempo, de perseverancia, incluso de pundonor por luchar por lo que creemos. Para ser gerente lo importante es saber gestionar personas, rodearse de un equipo que en lo suyo sepa más que tú, conseguir un compromiso y una implicación de esas personas en el proyecto de empresa y caminar todos en la misma dirección”.

Las principales entidades financieras vascas están presididas por un hombre y en sus órganos de decisión más importantes, de media, solo uno de cada cinco miembros es mujer, según los datos del último informe del Instituto Vasco de la Mujer-Emakunde sobre la situación de las mujeres en Euskadi, correspondiente a 2013. La entidad que cuenta con una mayor representación de mujeres es la banca ética Fiare, con casi un 31% en su junta de personas asociadas, su órgano máximo de decisión. En el BBVA y Laboral Kutxa, no superan el 20%. Kutxabank, el banco que surge del proceso de integración de las tres cajas vascas −BBK, Kutxa y Vital− y que comienza su actividad en enero de 2012, tiene un 21,4% de mujeres en su consejo de administración.

La presencia de las mujeres en los ámbitos de decisión de las empresas vascas que cotizan en el IBEX 35 también es similar. Están presididas por hombres y en el consejo de administración o dirección general la participación nunca es superior al 25%. Gamesa es la que cuenta con un mayor porcentaje de participación de mujeres en los órganos de decisión.

Mitos

MitosLas empresas de la economía social también se encuentran muy masculinizadas. Solo un 24,5% de los puestos en los consejos rectores y de administración de estas empresas son ocupados por mujeres. Su presencia varía según el sector de actividad de la empresa, incrementándose el porcentaje por encima del 30% en el caso de los servicios.

Cuando se analiza la situación a nivel europeo, se observa que son todavía muy pocos los países en los que la presencia de mujeres en los consejos de dirección de las grandes empresas se encuentra en la zona denominada de equilibrio de género, y son precisamente dos países nórdicos, Islandia y Noruega, los que constituyen la excepción, con más de un 40% de mujeres en los puestos directivos de estas empresas. La participación media ha pasado del 11,8% de septiembre de 2010 al 16,6% en 2013, pero esta evolución positiva se concentra principalmente en unos pocos países.

Izaskun Landaida, directora de Emakunde, cree que la ausencia de mujeres en los órganos de decisión de las empresas se debe a que existen mitos que suponen un obstáculo como el de la dedicación plena. “Creencia según la cual las mujeres dan siempre prioridad al cuidado, hogar, familia…y no se entregan o dedican plenamente al trabajo. Por el contrario, se considera a los hombres plenamente disponibles para el empleo con dedicación absoluta. Esta exigencia de dedicación absoluta, de 24 horas al día, limita la corresponsabilidad en el cuidado de los hombres que ocupan dichos puestos y limita el acceso a los mismos de las mujeres”.

También existe, según Landaida, “diferencia en el reconocimiento de hombres y mujeres. Se asigna diferente valoración a los mismos dichos y hechos, cualidades y capacidades en función de que los realice o tenga un hombre o una mujer, de forma que valen, se recogen y prestigian más en caso de que sea un hombre, y menos si es una mujer”. Todo se completa con una prioridad de los estilos directivos y comunicativos masculinos, los valores del rol de género de los hombres, “como medida universal y única del liderazgo y dirección de la empresa”.

El caso es que se produce un “suelo pegajoso” que hace que tantas mujeres estén atrapadas en la base de la pirámide económica, apunta Landaida. “Ese techo de cristal parece invisible, pero los datos demuestran que realmente existe. Además, la realidad es que son ámbitos muy masculinizados donde las reglas de juego mayoritariamente están pensadas por hombres y yo diría que para hombres”.

“Cuestión Cultural”

Adriana Azurmendi, responsable de proyectos de Emprendizaje de la Asociación de Profesionales y Empresarias de Gipuzkoa (Aspegi), insiste en la idea de que la ausencia de mujeres en las cúpulas de las empresas y de los consejos de administración no es por falta de capacidad. “Se trata de una cuestión cultural. La ambición por mejorar existe en ambos sexos, lo que pasa es que el entorno no ayuda nada a las mujeres. Se les demoniza en el ámbito profesional”.

La necesidad de subsistencia económica, la aspiración de equilibrar las responsabilidades familiares y laborales y el deseo de alcanzar el desarrollo profesional que no se ha podido lograr trabajando por cuenta ajena, son las principales razones por las que emprenden las mujeres. A pesar del incremento experimentado en los últimos años, el porcentaje de mujeres emprendedoras sigue siendo menor al de los hombres. En Euskadi, las mujeres emprendedoras representan el 34% del total de personas que emprenden su proppio negocio.

Para la presidenta de la Asociación de Mujeres Profesionales y Empresarias de Álava (Ampea), Julia Liberal, lo que subyace en muchas mentalidades es la “obligación que tienen las mujeres de demostrar su capacidad el doble que un hombre”. “Si un hombre pasa mucho tiempo fuera de casa es debido a su proyección profesional. En cambio, cuando se trata de una mujer incluso te acusan de perder tu sentido maternal. Hasta la propia familia llega a cuestionarte”. Los estereotipos que han acompañado a la mujer durante toda la historia siguen persiguiéndole y colocándole en una posición de desventaja en la empresa.

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