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“La democracia no garantiza la igualdad”

Tertulia del Foro Feminista Ramiro de Maeztu en su 25 aniversario

Patricia Burgo Muñoz

Vitoria-Gasteiz —

Begoña Muruaga lleva trabajando en el ‘Foro Feminista María de Maeztu’ desde su creación en 1988. Durante la semana pasada diversas actividades han servido para conmemorar el 25 aniversario de esta agrupación que por otra parte, no encuentra muchos motivos para la celebración. Los recortes en materia de igualdad, la reforma educativa “amparada por la Iglesia”, la reforma de la ley del aborto “que nos retrotrae 30 años en nuestras historia”, son para ellas síntomas de una sociedad que estaba en proceso de recuperación pero que ha recaído en la enfermedad de la desigualdad.

Pregunta: ¿El Foro Feminista María de Maeztu cumple 25 años trabajando por la igualdad de género, qué evolución ha tenido su lucha en este tiempo?

Respuesta: Pues ni en el peor de nuestros sueños podríamos haber imaginado un 25 aniversario así. Nosotras empezamos en el 88, se habían aprobado algunas leyes, la ley de divorcio, la ley de interrupción del embarazo, se estaban dando pasos en equipararnos a las leyes europeas, confiábamos muchísimo en las instituciones, y estábamos tremendamente ilusionadas, porque siempre piensas que las cosas van a ir a mejor. Hasta el 98 o 2000 yo creo que las cosas han ido a mejor. Se han aprobado leyes contra la violencia de género, leyes de igualdad, la ley que regula la conciliación de la vida laboral y familiar, se habían dado pasos en la educación, y por desterrar el lenguaje sexista…

P: ¿Dónde están las razones de este retroceso?

R: Históricamente se ha demostrado que a un avance de igualdad, por lo que sea, por una crisis económica, por una guerra, siempre le sucede un retroceso en materia de igualdad. Está comprobado con datos estadísticos que hemos retrocedido y que las crisis económicas se han aprovechado también como excusa para retroceder en derechos. Los recortes en los servicios de igualdad han sido salvajes, en ayuntamientos y en el Gobierno vasco.

Podemos entender determinados recortes, pero se están haciendo recortes específicamente en ámbitos referidos a la igualdad, y luego se nos quieren recortar también determinados derechos. Por ejemplo el Gobierno quiere cambiar la ley para que solo las parejas heterosexuales puedan recurrir a la inseminación artificial, cuando antes no hacía falta que explicaras tu opción sexual. O el tema de la ley del aborto que quiere cambiar Gallardón y nos retrotrae a 30 años atrás, los recortes en la ley de dependencia que condenan de nuevo a las mujeres a ejercer de cuidadoras sin ninguna ayuda externa.

P: Entiendo que encontráis una intencionalidad en estos recortes, ¿no es así?

R: No es casual que los recortes sean en determinadas áreas de los gobiernos, de las diputaciones o de los ayuntamientos. Son unos recortes que no tienen lógica, solo tienen una explicación ideológica. Por eso es imprescindible que los colectivos sigan luchando por conseguir avances en los derechos individuales. Lo que se ha demostrado en todo el mundo es que si no hay una lucha de colectivos específicos para unos derechos específicos, la democracia no garantiza la igualdad.

P: Alguna leyes a las que te has referido, como la de educación o la del aborto han salido adelante gracias a la mayoría absoluta del Partido Popular en el Gobierno central. ¿Está perdida la batalla en este sentido en esta legislatura?

R: Lo peor que nos ha podido pasar ha sido una mayoría absoluta. Es una absoluta salvajada lo que están haciendo, arrasar como están arrasando con cosas que estaban consolidadas. Yo creo que además la mayoría de la sociedad sí que está por una ley de plazos en el aborto. También es cierto que hay una minoría recalcitrante, apoyada por la Iglesia, que ve la reforma con buenos ojos.

P: Entonces ¿veis que el poder de la Iglesia es también determinante en estas cuestiones?

R: Por supuesto, el poder de la Iglesia es más marcado hoy que hace 20 años en el Gobierno. Es verdad que el PSOE tampoco se desvinculó y todavía le da 3.000 millones a la Iglesia. Este poder se ve claramente en la enseñanza: como ha impuesto al Gobierno que la religión sea evaluable, que desaparezca Educación para la ciudadanía, el tema del aborto… es que está clarísimo en nuestras leyes. Y es algo que me parece intolerable en un Estado laico.

P: ¿Con este dibujo, cómo veis el futuro de las jóvenes?

R: Las chicas jóvenes piensan que no hay ningún problema, que ya está todo conseguido, tenemos leyes por la igualdad, contra la violencia de género, que por cierto es algo que les pasa a las demás. Pero la realidad es que, por ejemplo, la educación de las chicas sobre el amor sigue siendo totalmente diferente a la de los chicos, ellas están educadas para querer y aguantar y para sacrificarse, y muchas piensan que después de tener el primer hijo van a renunciar al trabajo asalariado, sin darse cuenta de la falta de libertad individual que ello supone. Las chicas jóvenes no son conscientes y no lo achacan a una discriminación estructural, si no a un problema personal. En este sentido nos queda muchísimo trabajo por hacer.

P: ¿Tenemos que volver a la luchas de los años 80 para recuperar el terreno perdido?

Pues hay que buscar nuevas fórmulas de lucha porque los 80 ya han pasado y ahora tenemos nuevas herramientas. Las redes son, por ejemplo, una herramienta que tenemos que utilizar. Lo mismo que sirven para que una solemne estupidez, un comentario sexista o un ataque a una mujer se quintuplique, nos puede servir para ofrecer nuestro mensaje y llegar a más gente, especialmente a los jóvenes.

P: Entonces ¿nos hacen falta otros 20 años para recuperar lo conseguido?

R: Mira, en los 70 la Organización Internacional del Trabajo decía que faltaban 175 años para lograr la igualdad en el mundo, y me parecía una barbaridad, pero viendo la realidad del mundo hoy día, digo que nos faltan 500 años por lo menos.

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