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“En la educación necesitamos prestar atención a lo esencial, que es la vida del estudiante”

Eduardo Azumendi

Vitoria-Gasteiz —

¿Cómo es la escuela por dentro? Las políticas educativas, el currículo, las teorías pedagógicas no sirven para dar respuesta a esta cuestión. Para conocer lo que ocurre es preciso “prestar atención a lo esencial, que es la vida del estudiante”. Así lo cree José Contreras, profesor del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Barcelona. Contreras ha participado en los cursos de verano organizados por la Universidad del País Vasco (UPV) dentro de la jornada ¿Qué pasa en la escuela? Propuestas para mejorar la vida escolar. Los expertos y profesores que han participado han coincidido en que el éxito académico depende en gran medida de adecuar los procesos de aprendizaje y la propia vida escolar al ritmo y las necesidades de los niños que la frecuentan. En su opinión, “la educación debe ser tratada como un derecho humano y por eso debe adaptarse a las capacidades de los estudiantes”.

Contreras, uno de los ponentes en la jornada, abogó por no teorizar tanto en torno a la educación y reivindicar otro tipo de experiencia escolar. “Probablemente, lo más importante de la educación está en lo intangible, en lo que se está viviendo”. “Debemos prestar atención”, añade, “a lo esencial, que son los momentos de la vida, tanto del estudiante como del profesorado. Así, quizá, aprenderíamos otras dimensiones”. Es decir, que sea la vivencia la que permita al estudiante aprender. “La experiencia se debe tener en cuenta en la preparación académica, los profesores deben estar atentos a sus estudiantes y su narración vital, ya que puede ser la diferencia entre que estudie o no”.

Junto a Contreras también tomó parte en la jornada, el profesor Jurjo Torres de la Universidad de A Coruña, quien se mostró muy crítico con el proyecto de Ley de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Considera que con ella el sistema educativo deja de ser una estrategia en la lucha contra las desigualdades sociales, culturales y económicas para satisfacer las necesidades de personal dotado de las competencias técnicas que las empresas necesitan para operar en mercados globalizados. “Formar personalidades empresarias de sí mismas, algo que vendría a ser como la solución conservadora a la lucha de clases”.

Es decir, formar a los estudiantes en los conocimientos que precisa el mercado, abandonando las humanidades y las artes. “Estamos educando a personas que asumirán como muy difícilmente subsanables las injusticias presentes en el mundo actual y, por lo tanto, tampoco en el futuro. Al final, en las aulas predomina un discurso sobre la empleabilidad y la cultura del emprendimiento”.

Según Torres, los alumnos aprenderán que la economía es el único motor y razón de ser general y por lo tanto, difícilmente podrán cuestionarse cualquier situación de injusticia y de privilegio. “El profesorado no puede pasar por encima de los problemas. Es necesario que ayude al alumnado a articular sus respuestas”.

Por su parte, la profesora Rosa Marchena, de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria, asegura que el punto de partida para mejorar las relaciones en las aulas de Infantil, Primaria y Secundaria es atender a las relaciones sociales que entablan los protagonistas de una clase. “Constituyen un factor clave para el buen desarrollo de la enseñanza y el aprendizaje. Todas las interacciones que se producen en un aula son, junto con las creencias y valores de sus protagonistas, los elementos configuradores del ambiente. Mejorar las relaciones, por tanto, es también propiciar un buen ambiente de aula”.

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