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Las familias denuncian limitaciones para acceder a los comedores escolares a comensales eventuales

Una niña almorzando en un comedor escolar

Natalia González de Uriarte

El Departamento de Educación del Gobierno vasco va a tener sobre la mesa más de 1.000 firmas, recogidas en menos de 24 horas en una plataforma digital y a las que podrían sumarse muchas más, de familias que solicitan la modificación de los criterios de asignación y ratios de monitores establecida por el Gobierno vasco en los comedores escolares.

El funcionamiento actual supone, a juicio de los afectados, una “clara discriminación” hacia los alumnos de padres y madres con contratos temporales a los que se les impide incorporarse al servicio cuando sus progenitores lo necesitan. Aquellos que trabajan a turnos también se sienten perjudicados por un “sistema rígido y obsoleto” que no contempla nuevas incorporaciones a lo largo del curso escolar excepto en caso de traslados o nuevas matriculaciones. Consideran que se impide la conciliación de la vida familiar y laboral.

Según las explicaciones ofrecidas a eldiarionorte.es desde Denon Eskola, la Federación de A.M.P.A.s (Asociaciones de madres y padres de alumnos/as de la escuela pública de Álava), la situación denunciada tanto por las familias como por la comisión de comedores no es nueva. Se viene padeciendo desde hace tiempo pero ahora “ha explotado” en Álava “debido a la configuración de los centros, concentrados en extrarradios y con mucha población infantil, pero los tres territorios vamos de la mano en esta reivindicación”, explica Santa González, portavoz del colectivo.

La problemática la genera la fórmula implantada para regular la asignación de monitores establecida por el Gobierno vasco. Esta normativa data del año 2000 y fue posteriormente modificada en 2004 y desde entonces apenas ha sufrido modificaciones. La Ley contempla la disminución de comensales habituales para ajustar el número de monitores y ratios en los comedores, pero cuando se registra un incremento del número de alumnos a lo largo del año que pueden necesitar el servicio, el ajuste al alza no se da porque la propia norma no lo contempla, excepto en caso de traslados o nuevas matriculaciones. “Esto provoca que los centros que reciben nuevas solicitudes pero cuyo número de monitores permanece inalterable pese a la subida de comensales a atender, frenen la entrada de los usuarios ocasionales al comedor por la imposibilidad de prestarles la atención adecuada”, revela González. “El ratio de monitores sólo tiene en cuenta a los comensales fijos: ¿acaso los comensales no fijos no requieren de atención? O se cambia el ratio de monitores, o se cambia la definición de comensales fijos o las dos cosas”, insiste González.

Según se explica en la recogida de firmas impulsada a iniciativa de los padres, “todos los centros poseen datos sobre las incorporaciones realizadas o solicitadas a lo largo del curso escolar que no se han podido atender”. De hecho, Yolanda Villagra, una de las madres perjudicadas que ha plasmado su respaldo a la iniciativa, comenta como su hija este año no tiene derecho a una plaza en el comedor por ser usuaria ocasional. Entre las consecuencias apuntadas por esta regulación, los afectados resaltan casos en los que se han visto obligados a rechazar un puesto de trabajo de carácter temporal, ante la imposibilidad de utilizar el servicio de comedor “que pagamos con nuestros impuestos y al que no se puede acceder, excepto en el caso de ser becario o tener un trabajo fijo, lo cual, supone una clara discriminación para las personas que tratan de conseguir un empleo”.

Reunión con la viceconsejera de Educación

Las familias plantean alternativas para solucionar esta situación como la “creación de bolsines de monitores para momentos puntuales, establecimientos de plazos de revisión semanal de asistentes y el cambio de los ratios de monitores”.

También hacen hincapié en que la formación de los monitores es insuficiente en muchos casos. “No está en consonancia con la capacitación que se requiere para la labor que hacen. Hay que tener en cuenta que estas personas se responsabilizan de nuestros hijos durante dos horas diarias, por lo menos. Esto supone que en torno al 30% del tiempo que pasa un alumno -2 h sobre 7,5 h- en el centro escolar está bajo el cuidado de personas cuya capacitación insuficiente”, detallan desde Denos Eskola.

También consideran necesario que los centros desarrollan ningún tipo de actividad formativa durante los periodos de transición entre el comedor y el aula. “Nos encontramos con hora y media diaria en la que no se hace nada. En algunos centros las AMPAs hacen actividades extraescolares en el horario de comedor, pero estas actividades no tienen ningún tipo de apoyo específico por parte del Departamento, por lo que quedan dependientes de forma exclusiva de la buena voluntad de las familias. Precisamente, esta dejadez institucional hace que los patios en las horas de comedor sean el caldo de cultivo idóneo para que se desarrollen comportamientos de 'mobbing', etc”, resalta Santa González.

Además de la movilización de los afectados, por su parte, las federaciones de padres y madres de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, mantendrán una reunión el próximo 14 de octubre con la viceconsejera de Educación, Arantza Aurrekoetxea para tratar esta problemática.

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