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“No se puede contar una historia hablando solo con las víctimas o solo con la izquierda abertzale”

El periodista Borja Ventura, autor de 'Guztiak'.

Patricia Burgo Muñoz

“Por suerte ETA y el conflicto vasco dejaron de importar a los ciudadanos, porque eso fue la causa y la consecuencia del inicio del fin de la violencia”, dice Boja Ventura, periodista 'free lance' que colabora con diferentes medios. En cambio está convencido de que la nueva situación que se vive tras el cese de la violencia terrorista merece un espacio en los medios de comunicación “porque al margen de todo lo que queda por hacer, hay muchas cosas buenas que contar”, dice convencido.

Tras el cese de ETA y la vuelta a las instituciones de la izquierda abertzale, Ventura se embarcó en un proyecto que le llevó a visitar Euskadi para pulsar cómo están cambiando las cosas y qué pasos se están dando hacia la normalización. Su recorrido “que pasa por 'txosnas', sedes, frontones, parlamentos, casas, tabernas y calles”, no ha contado con en interés de los medios de comunicación “que creen que ETA ya no da audiencia”. Por eso Ventura, ha decidido recopilar las entrevistas que ha realizado, y las que tiene programadas, en un “libro coral que de puntos de vista de gente que de una manera o de otra se ha visto implicada” y que se financiará a través de 'crowdfunding'.

Por ahora solo ha desvelado dos de los entrevistados que aparecerán en 'Guztiak' (Todos en euskera): el diputado socialista Eduardo Madina que perdió una pierna tras ser víctima de un atentado de la banda terrorista, y el actor Aitor Merino, autor del documental 'Asier eta biok', que narra su amistad con un miembro de ETA.

“Yo no entiendo una forma de periodismo que no sea hablar con todos”, argumenta Ventura que entre los entrevistados cuenta con representantes políticos, del mundo de la cultura o de la sociedad civil, porque “no se puede contar una historia hablando solo con las víctimas o solo con la izquierda abertzale”, dice consciente de que su apuesta puede generar críticas de todos los lados. “Contarla ha valido insultos en castellano y en euskera: vasallo, franquista, unionista, proetarra... reconoce.

Dices que ETA y el fin del terrorismo ya no interesa a los medios, pero tú te embarcas en un proyecto de entrevistas sobre la situación en Euskadi tras el cese de la violencia ¿por qué?

Hace unos cuatro años, cuando Bildu entró en las instituciones con unos resultados muy buenos, fui a Euskadi y Navarra a recoger testimonios y estuve haciendo un especial. Porque dentro de Euskadi hay muchas cosas que se saben y se entienden con normalidad, pero fuera no se entienden. El objetivo era explicar a la gente de fuera de Euskadi, por qué había pasado lo de Bildu, y cómo podía ser que dentro se viera como un poco sorprendente por los resultados, pero tampoco era que algo que pudiera sorprender tantísimo, y en el resto de España era como: ¡Dios mío, cómo ha podido pasar esto!

Entrevisté a muchísima gente y me quedé con la espinita de cerrar la historia. La respuesta de los medios fue que ETA no interesa. Y a mí todavía me daba rabia, porque yo entiendo como una muy buena noticia que ETA haya dejado la actividad armada y que la izquierda abertzale esté en las insitituciones. Es cierto cierto que hay un proceso de normalización, pero también me parece un mal síntoma como sociedad que de repente se decide borrar esto de un plumazo cuando todavía hay muchas cosas abiertas y por hacer.

Quieres que 'Guztiak' sea un libro de testimonios con todos los puntos de vista sobre el terrorismo de ETA y la situación que vive Euskadi tras el anuncio del cese de la violencia ¿Estás preparado para recibir críticas de diferentes sectores?

Sé que es muy complicado, porque no es solo que moleste el tema, sino que a veces la gente no quiere aparecer al lado de otras personas. Yo me estoy encontrando a gente a la que propongo una entrevista y me dicen que no, algunos por motivos personales, porque prefieren no figurar, y gente que directamente no sale porque sabe que hay otras personas con la que no quieren aparecer. Y hablo de ambos sentidos, no solo de victimas que no quieren estar junto a gente de la izquierda abertzale. También hay gente del sector más duro que no quiere salir porque todavía existe esa cierta desconfianza de que una entrevista va a ser un especie de emboscada.

¿Y cómo se aborda como periodista e interlocutor la elaboración de un proyecto como este?

Yo no me posiciono, porque entiendo que la forma de hacer periodismo es, primero no posicionarse, y segundo hablar con todo el mundo. Yo no concibo escribir nada sin contar con todo el mundo, hay puntos de vista que voy a entender más y puntos de vista que voy a entender menos, y hay puntos de vista que voy a comprender y otros no. Pero yo creo que la forma honesta de hacerlo es hablar con todo el mundo, no se puede contar una historia hablando solo con las víctimas o solo con la izquierda abertzale. Otra cosa es que cada cual haga el cómputo como quiera, pero las historias hay que contarlas así. Mi principal preocupación es enseñar todos los puntos de vista, otra cosa es que sean ellos los que quieran hablar o no.

También estás convencido de que sobre este tema hay buenas noticias que no se cuentan y merecen un espacio en los medios ¿a qué te refieres?

Han pasado cosas que son históricas y hemos pasado por ellas de puntillas. ETA deja las armas, y parece que nos da igual. La izquierda abertzale vuelve a las instituciones y parece que nos da igual. Llevamos tres años de silencio sobre muchísimas cosas y hay presos de ETA que están yendo a hablar con víctimas. Hay víctimas que están diciendo, que se puede hablar. Hay familiares de asesinados del GAL dando abrazos a familiares de víctimas de ETA. Están pasando muchas cosas y muchísima gente no sabe que están pasando. Lo que quiero es contar a través de gente que lo vive allí y está implicada de una forma u otra, cuál es la situación allí, que es lo que está pasando y qué es lo que podría pasar.

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