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“El impacto del veto ruso no será fuerte en Euskadi, pero sí afectará a los precios”

Expositores de frutas y verduras en un establecimiento.

Natalia González de Uriarte

Vitoria-Gasteiz —

El miembro del sindicato agrario EHNE y representante en Europa de la Organización Vía Campesina, Paul Nicholson, considera que el impacto directo del veto ruso a la importación de productos españoles no será intenso pero los productores locales se verán perjudicados por la caída generalizada de precios debido a los excedentes que desequilibrarán la oferta y la demanda. “Las frutas y verduras cultivadas en Euskadi se verán afectadas por la bajada de precios y las exportaciones pequeñas y medianas serán las más perjudicadas porque les resultará más difícil encontrar nuevos mercados”, asegura Nicholson.

El activista del sindicato agrario, defensor a ultranza del modelo de producción asociado al consumo local, se refuerza en su apuesta frente a los sistemas de producción intensivos y con vistas a la exportación. “El discurso oficial de las administraciones vascas sí defiende la agricultura ligada al mercado local pero la política que aplica habla más de competitividad y mercados globales. Lo siguen fomentando y es un sin sentido. Lo ocurrido con Rusia lo ha dejado en evidencia. La producción dirigida a la exportación es muy precaria, quedas en manos de circunstancias incontrolables. Una disputa sobre un territorio a más de 3.000 kilómetros hunde todo el sector”, declara Nicholson.

“El pedrisco, la lotería de la naturaleza”

Para el activista el giro hacia esas explotaciones “más sociales” es “absolutamente necesario” para minimizar los efectos del cambio climático que repercute a su vez en sus plantaciones. “En todos los informes queda demostrado que los gases que calientan el planeta tiene su origen a el modelo alimenticio intensivo, agroquímico, industrial y de transportes. Es la agro-exportación totalmente dependiente de las energías fósiles. A los productores agrícolas no les queda más salida que adoptar modelos más ecológicos y sostenibles”, insiste.

Nicholson vaticina un futuro más negro para las comunidades españolas ubicadas más al sur que se verán muy afectadas por la sequía. “El aumento de la temperatura del agua provocará cambios progresivos, no drásticos, en la climatología de la cornisa cantábrica y obligará a los campesinos a adaptarse. Las modificaciones repercutirán en las semillas, la biodiversidad y la política forestal”. Nicholson desvincula fenómenos como el pedrisco caído en Álava hace unas semanas y con gran afectación en las cosechas del territorio del calentamiento global. “Esas granizadas intensas entran dentro de la normalidad. Es la lotería de la naturaleza. Ante estos impactos naturales no queda más protección que los seguros”, sostiene el miembro de ENHE.

Precisamente miembros del sindicato agroganadero afectados por el pedrisco solicitaban hace unos día al Gobierno vasco en declaraciones públicas subvenciones para poder contratar esos seguros, “muy caros en explotaciones dedicadas a la remolacha y la patata”.

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