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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Habla, memoria: ¿truco o trato?

Aitor Guenaga

Bilbao —

“Esto es Halloween, esto es Halloween, Halloween, Halloween”, cantaba al unísono el coro de cadáveres de la irrepetible película del realizador Tim Burton 'Pesadilla antes de Navidad'. Es más que probable que las víctimas del terrorismo estén pasando estos días su particular pesadilla. Que se despierten por las noches con las taquicardias propias del que hace hablar a la memoria desde el sentimiento más profundo e intransferible. Durante estas semanas, tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, sobre el caso de la etarra Inés del Río, los sentimientos de muchas víctimas han ocupado un espacio público. Han estado sobreexpuestos, a flor de piel. Sin duda, no habrá sido nada fácil para la práctica totalidad este 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos.

Pero más allá de manifestaciones, de audiencias reales, de declaraciones políticas más o menos afortunadas, más o menos altisonantes, queda la memoria. Un ejercicio que la mayoría de las víctimas del terrorismo lleva en la soledad familiar, en el terreno de lo privado, un lugar vetado a la instrumentalización política. Por eso es importante analizar los pasos siguientes que desde algunas fuerzas se están dando para acompañar el dolor de esas víctimas, tan manoseadas que a veces despiertan en los políticos un sentimiento de culpa por la instrumentalización, eso sí, siempre a posteriori y en off de records, cuando el mal ya está hecho. Y, a veces, ni tan siquiera eso.

Si nada lo remedia, la memoria quedará huérfana de nuevo el próximo 10 de noviembre en Euskadi y los partidos volverán a demostrar su incapacidad, como en los años precedentes, de honrar el dolor de las víctimas desde la unidad. Y de hacerlo con sentido de Estado, en un momento en el que la organización terrorista ETA da muestras del típico agotamiento que precede a la derrota definitiva.

El movimiento del PP de declarar personas non gratas a los reclusos etarras que están saliendo de las prisiones en aplicación de la sentencia de Estrasburgo revela un posicionamiento de estrabismo político en el que, por un lado, se intenta atenuar el dolor de las víctimas señalando con el dedo a sus verdugos, pero que también pretende señalar al resto de partidos, que en ningún caso van a seguir el juego propuesto por los populares. ¿Quid prodest? ¿A quién beneficia dicha estrategia? ¿Busca acaso mantener vivo un debate condenado a verse superado por el propio devenir de los acontecimientos -con las excarcelación a cuenta gotas de etarras- antes de que finalice el 2013? ¿Dónde esta el truco y dónde el trato en toda esta historia?

Mientras, también la izquierda abertzale y su sopa de letras (Sortu, Bildu, EH Bildu, Ernai...) entran en un tiempo clave para el futuro de los presos de ETA y el proceso de “desmantelamiento de las estruturas militares” de ETA. Un mes (o meses) en donde volverán a tomar la iniciativa la Comisión Internacional de Verificación, liderado por Ram Manikkalingam, o el de Brian Currin (Grupo Internacioanal de Contacto, no confundir con el anterior) que ya está manteniendo reuniones in situ en el País Vasco. Los plazos dados por los verificadores internacionales han expirado, lo hicieron en octubre, para desesperación de Pernando Barrena y los suyos, que siguen a la espera del debate en la cárceles de los presos etarras y los movimientos que pueda adoptar ETA sobre sus arsenales (sellado, etc) o sobre el reconocimiento del daño causado tras décadas de terrorismo.

El Gobierno vasco tampoco perderá su tiempo: seguirá dando pasos en su política de paz y convivencia. Será interesante (incluso necesario) que sus señorías estén muy atentas al destino de los dineros públicos relacionados con la memoria, la paz y la convivencia en este país. Fue Ramón Rubial el que aseguró, después de la Transición española, que la verdadera revolución se hace desde el poder a golpe de publicación en el BOE. El gabinete Urkullu y Jonan Fernández también tienen previsto llevar adelante su diseño de políticas de paz y convivencia. Primero con la aprobación del plan -criticado por toda la oposición y cuyo texto Fernández se ha comprometido a modificar- y después con el destino presupuestario que soportarán esas políticas. Por eso sería bueno que la oposición en la Cámara vasca controle el destino real de, entre otros, los 750.000 euros previstos en las Cuentas de 2014 para diseñar y desarrollar programas de promoción de la paz y la convivencia o los 250.000 euros destinados a la elaboración de estudios e informes y la gestión del Plan de Paz y Convivencia.

Meses, pues, de movimientos, después de que la sentencia de Estrasburgo sobre la 'doctrina Parot' no haya servido para deshacer el “bloqueo” denunciado por los nacionalistas y el propio Gobierno vasco del proceso del final ordenado de ETA. Más bien para enmarañar la madeja un poco más, dado que Rajoy no va a tocar su política penintenciaria. Lo cual obligará a la dirección de ETA a seguir su camino unilateral iniciado en octubre de 2011 para volver a ser creíble, dos años después de haber dado por finalizada su actividad terrorista.

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