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¿Qué será de la moderación y la 'política pop' con el liderazgo de Quiroga?

Aitor Guenaga

Bilbao —

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Nada mejor que un tuit para resumir lo que ha vivido el PP vasco en torno a la sucesión de Antonio Basagoiti. Lo explicó a la perfección en menos de 140 caracteres el mismo viernes, cuando se oficializó el relevo entre los populares, un catedrático de Derecho Constitucional donostiarra que conoce bien Euskadi: “Dicen los militantes del PP que a ellos que les registren, que no saben nada”. Era una forma elegante de interrogar a la militancia sobre su parecer ante lo que en políticas de designación se denomina 'dedazo', una fórmula empleada en buena parte de la historia de la derecha conservadora de este país. Bien en la etapa de la extinta Alianza Popular (AP) de Fraga Iribarne, o en la más reciente del Partido Popular (PP) de José María Aznar.

La semana que el PP de Basagoiti vivió peligrosamente acabó como terminan las cosas importantes entre vascos: con una comida. El núcleo duro del partido pactó con mesa y mantel de por medio en un afamado restaurante vitoriano la figura que liderará el partido, la presidenta Arantza Quiroga. Pero también acordaron quién será el báculo que le debería mantener atado a la moderación impulsada por Basagoiti desde que cogió las riendas de partido tras la dimisión de María San Gil: que no es otro que el actual secretario general Iñaki Oyarzabal. Cosas de la vida, mientras los barones provinciales pactaban una transición no traumática y hurtaban a la militancia el debate y posterior pronunciamiento en un congreso extraordinario, María San Gil defendía en San Sebastián las esencias frente al “riesgo de ruptura política” que abanderan los nacionalistas. Y lo hacía de la mano de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes).

María San Gil, fiel seguidora de Jaime Mayor Oreja, sigue donde estaba cuando abandonó de manera traumática la dirección del PP vasco, tras el bronco congreso del PP celebrado en Valencia en junio de 2008. Rajoy se quitaba entonces de encima la pesada losa de la vieja guardia aznarista y un joven concejal bilbaíno hacía lo propio, un mes más tarde, con la herencia de San Gil, tomando el relevo en Euskadi. La moderación de Basagoiti, su defensa del acuerdo y del entendimiento como formas de hacer política, sin olvidar su firmeza frente al terrorismo, volvió a colocar a los populares en el tablero político vasco. Una política que dio sus frutos y que se resume al más puro estilo Basagoiti cuando en mayo de 2009 afirmaba que “el PP vasco pone y quita lehendakaris”. La salida del PNV de Ajuria Enea solo fue la guinda -la presa de caza mayor (Juan José Ibarretxe), según los nacionalistas- del viaje a la centralidad que ha pilotado Basagoiti en todos estos años. Un periplo en el fondo y en las formas, con un Iñaki Oyarzabal volcado en acercar el partido a la sociedad con nuevas fórmulas de activismo de partido, como la 'política pop' que inundó las redes sociales y los mítines de las sucesivas campañas electorales.

Basagoiti ha vuelto a confiar en la figura de Arantza Quiroga. Lo hizo cuando le otorgó la vicesecretaría general en el congreso de 2008. Lo volvió a hacer cuando la eligió frente a otras candidatas para convertirse en presidenta de la Cámara vasca de la legislatura socialista (2009-2012). Y cuando, tras la salida de Leopoldo Barreda de la Cámara autonómica, la aupó a la portavocía del grupo popular en el Parlamento. Rajoy se fía de Basagoiti (siempre lo ha hecho en los temas vascos) y María Dolores de Cospedal solo ha tenido que seguir la senda marcada por ambos presidentes. Todo estaba bendecido. Y lo mejor era no abrir el melón sucesorio con un congreso extraordinario que pudiera dar pie a otros sectores a disputar el liderazgo. En resumen, los alaveses están contentos por el refuerzo de Oyarzabal en la Ejecutiva, los vizcaínos respiran tranquilos por el sentido del orden de la 'lideresa' y el sector más renovador, que encarna el guipuzcoano Borja Sémper, tiene mucho recorrido político aun por desarrollar como para desangrarse ahora en una pelea interna de desenlace incierto.

¿Qué será de la moderación y la 'polítida pop' con el liderazgo de Quiroga en el PP post Basagoiti? La oficialidad repite que el legado está consolidado. Pero es todo un síntoma que se haya vendido desde el propio partido que esta transición ordenada -y sin contar para nada con la militancia- es cosa de dos: de Quiroga, pero también de Oyarzabal.

Tal vez la respuesta a esta pregunta esté en el libro entre los libros para la propia Quiroga, creyente hasta la médula, conservadora y seguidora de las enseñanzas que se imparten en las escuelas del Opus Dei. La clave, por tanto, habrá que buscarla en los frutos. Y a ellos habrá que esperar para ver hacia dónde conducirá la nueva 'lideresa' del PP al partido moderado, centrado y útil que recoge de Basagoiti.

Mientras tanto no está de más releer a San Mateo:

“Guárdense de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces. Por sus frutos los reconocerán. Nunca se recogen uvas de espinos o higos de cardos, ¿verdad? Así mismo, todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible; un árbol bueno no puede dar fruto inservible, ni puede un árbol podrido producir fruto excelente. Todo árbol que no produce fruto excelente llega a ser cortado y echado al fuego. Realmente, pues, por sus frutos reconocerán a aquellos”.

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