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“Las mujeres que atendemos se recuperan más pronto emocionalmente que económicamente”

Patricia Burgo Muñoz

Vitoria-Gasteiz —

“Somos una asociación que apostamos por un mundo diferente, con más justicia y menos desigualdad”, así define Rosario García el trabajo que realiza ‘La Posada del Abrazo’, una organización que nació en 2003 en Bilbao la Vieja ante la carencia de habitaciones para personas socialmente excluidas.

Esta labor de integración le ha valido el ‘Premio Emakunde a la Igualdad 2013’, dotado con 14.400 euros y que le ha sido concedido entre 25 candidaturas por “el cuestionamiento crítico del modelo de organización socioeconómico establecido que no ha conseguido garantizar condiciones dignas y libres de violencia sexista para muchas mujeres y la apuesta de este colectivo por un modelo de convivencia incluyente y sin violencia basado en la afectividad, la gratuidad, la colectividad, la autogestión y el espíritu crítico”, ha destacado Izaskun Landaida, presidenta de Emakunde.

Rosario García, una de las 5 trabajadoras de la asociación, lo define de una manera más simple: “gracias a todas las personas que se han implicado durante estos 10 años, hemos tenido la oportunidad de brindar un abrazo estas mujeres, un acompañamiento, un apoyo y la solidaridad día a día en la reivindicación de sus derechos básicos”. Por eso este premio supone para ellos un impulso para seguir trabajando “sobre todo en estos momentos de críticos en los que se encuentra el sector social”. Porque aunque el balance que hacen es “positivo” ya que la mayoría de las mujeres atendidas han conseguido salir adelante, “cada vez es más difícil que consigan unos mínimos ingresos para salir adelante, y es duro porque a veces ves que emocionalmente están recuperadas, pero no lo están económicamente” explica Javier Sierras, trabajador de la asociación.

Por ‘La Posada del Abrazo’, que en su momento llegó a disponer de 7 pisos, han pasado más de 500 personas. Actualmente la asociación dispone de dos viviendas donde atienden a 12 personas, ocho mujeres y cuatros niños. “Son mujeres migradas, vulnerables y que reciben algún tipo de violencia”, explica García, “nosotros les brindamos una vivienda digna para que puedan sacar adelante el proyecto de vida que tienen y empoderarse”, porque tal y como explica, estas mujeres llegan “rotas” y aunque tienen mucho potencial, muchas veces no son conscientes de que tienen derechos, como el resto de ciudadanos.

El proceso de recuperación de estas mujeres depende cada una de ellas, en ‘La Posada del Abrazo’ no les ponen plazos, “cada persona tiene un proceso, algunas en unos meses están mejor, otras tardan dos años…” apunta Sierras, “son ellas las que muchas veces deciden irse y dejar el espacio para una mujer que le hace más falta”, concluye.

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