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“El cine tiene que contar que hay mujeres extraordinarias que han cambiado la historia de este país”

La actriz, guionista y directora Laura Maña, durante un rodaje.

Patricia Burgo Muñoz

Actriz, guionista y directora, Laura Maña (Barcelona, 1968) es un torbellino que desprende optimismo y sobre todo energía, esa que le ha llevado a ponerse delante y detrás de las cámaras para contar historias. Esta catalana que ha rodado en México y ha vivido en París, defiende la comedia, un género “muy desagradecido porque somos un país acomplejado, que ha vivido muchos dramas”, por eso apuesta por guiones alegres, “quiero ver colores, historias optimistas y llenas de lucha”, dice con una sonrisa desbordante que desenvoca en carcajada cuando confiesa: “tengo ganas de hacer un Bollywood en el Raval de Barcelona”.

Otra de sus obsesiones es visibilizar a las mujeres, un objetivo que le llevó a ser una de las socias fundadoras del la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA). La organización trata “con pequeñas medidas” poner en valor el trabajo de las mujeres en el séptimo arte, porque como dice Maña “”es nuestra responsabilidad crear modelos para las nuevas generaciones, si no existen directoras de fotografía que han ganado un Goya, nadie va a querer ser directora de fotografía“.

'Sexo por compasión' (2000), puso a Laura Maña en el mapa del cine español, y sus películas sobre la escritora Concepción Arenal y la activista política Clara Campoamor revelan su inquietud por reescribir la historia desde el punto de vista femenino “porque el cine tiene que contar que hay mujeres extraordinarias que han cambiado la historia de este país”.

Entre tu filmografía encontramos dos películas sobre la vida de dos mujeres imprescindibles en el movimiento feminista, Concepción Arena y Clara Campoamor ¿por qué abordaste estos proyectos?

Me parecen un personajes fascinantes y necesarios, y en mi lucha por visibilizar a las mujeres me gusta recuperar heroínas porque creo que son un modelo que pueden seguir todos los estudiantes, toda la juventud. El cine tiene que contar que ha habido mujeres extraordinarias que han cambiado la historia de este país. Desgraciadamente hoy en día tú preguntas ¿quién es Clara Campoamor? y te responden: “sí me suena una calle, una plaza…”. ¡Es terrible! Hay que visibilizar quién está detrás de estas calles y estas plazas, porque son mujeres que han cambiado la historia de este país.

¿Y de qué mujer de la actualidad harías una película?

Es muy difícil, me lo tendría que pensar, porque hay tantas mujeres extraordinarias. He conocido a tantas mujeres maravillosas... por ejemplo hace unos años fui a África a rodar un documental sobre la educación de las mujeres -'A+B+C ellas son África'-. Yo me centro más en las mujeres porque históricamente han sido las más castigadas, no sabemos la de historias que se han quedado por el camino. Por supuesto que también hay un montón de historias de hombres extraordinarias, pero esas sí se cuentan.

Una película que se me quedó por el camino y me dio mucha pena fue la de La Roldana, este personaje sevillano que ha sido una de la grandes figuras de la imaginería española. Se dice que fue la escultora de la Macarena y que nadie la conoció porque ella no podía fimar sus obras por el hecho de ser mujer. Como ha habido tantas mujeres en la sombra… se puede rascar más. Lo que tengo claro es que no haría ’50 sombras de Grey’, eso lo tengo claro.

¿Crees que es importante que estas historias se cuenten desde el punto de vista de las mujeres?

Por supuesto. En primer lugar la historia no puede estar contada solo desde un punto de vista de hombres, pero también es importante que las mujeres sean protagonistas. Pero esto nos está pasando en toda la sociedad. Yo también hago mucha publicidad y echo mucho de menos que en la parte creativa haya mujeres, porque al fin y al cabo la publicidad que es el reflejo de la sociedad, es muy machista. En la publicidad no vemos a los hombres limpiando, dando de comer a los niños, ni a las mujeres de ejecutivas, o directoras de banca...

Desde la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) trabajáis por visibilizar también a las mujeres profesionales del cine, y por ejemplo habéis denunciado la ausencia de mujeres en lo premios Goya. Tú has rodado en México, has vivido en París, ¿crees que el cine español va un paso por detrás?

Es verdad que, poco a poco, a nivel creativo hay más directoras, guionistas… pero te vas a la parte artísitica-técnica y ¿cuántas directoras de fotografía, compositoras de bandas sonora, ingenieras de sonido hay?, contadas con los dedos de la mano. Yo creo que aquí, sí que hay una labor todavía por hacer. En cuanto al conflicto que hay con las cuotas, claro que al final todos queremos es que gane el mejor, pero es nuestra responsabilidad crear modelos para que las nuevas generaciones puedan parecerse a esos profesionales. Si no existen directoras de fotografía que han ganado un Goya, nadie va a querer ser directora de fotografía sencillamente porque no existe. En este sentido el cine francés es un gran referente. Allí hay muchas más mujeres por ejemplo en sonido o en bandas sonoras.

¿Y cómo se puede cambiar este esta tendencia?

A través de pequeñas medidas. ¿Por qué se creo CIMA por ejemplo? Para, a través de pequeñas medidas, que son de lógica al final, de sentido común, poder cambiar esta tendencia. Si vamos a un festival de cine ¿por qué no hay mujeres en el jurado? Más que ser aleccionador, para no entrarnos a todo el mundo en contra, porque siempre estamos en el ojo del huracán, es dar pequeños toques de atención. ¿Por qué tiene que haber 10 señores en este jurado y una sola mujer? Es ir corrigiendo cosas, en pequeña escala, para que nadie se sienta agredido, porque claro es muy difícil ahora ceder puestos.

¿Cuándo eliges a tu equipo, te decantas por mujeres?

Escojo a los mejores pero en igualdad de condiciones es cierto que me decanto más por mujeres. Primero porque, escojo mis equipos por su talento, pero como a las mujeres les cuesta todavía un poco más, sí lo intento. Yo me llevo muy bien con mis compañeras, hay otro tipo de complicidad. A los que dicen que las mujeres siempre estamos compitiendo, les respondo: yo no compito. Por eso creo que el cambio de este tipo de educación es a muy largo plazo, quedan muchos años para que vayamos cambiando todo este estigama con el que hemos crecido.

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