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Hay pacto PNV-PSE para rato... pese al 155 (duro)

La líder del PSE-EE, Idoia Mendia, y el lehendakari Urkullu.

Aitor Guenaga

La situación catalana, con la aplicación de un 155 duro por parte del Gobierno de Rajoy, ha subido el diapasón político en Euskadi. El propio lehendakari lo ha considerado “desproporcionado” y ve en la medida una voladura de todos los puentes entre Puigdemont y Rajoy. Pero la sangre no llegará al río por el hecho de que su socio en Euskadi haya apoyado en Madrid tal medida -nada quirúrgica, como en un primer momento se trasladó a la opinión pública por parte del PSOE- de la mano de su líder, Pedro Sánchez.

Vaya por delante una cosa: el pacto PNV-PSE-EE que sostiene al lehendakari, Íñigo Urkullu, y que en noviembre cumplirá un año, no se va a romper por la aplicación dura en Catalunya del artículo 155 de la Constitución. Si en algo están de acuerdo los máximos dirigentes de ambos partidos, Andoni Ortuzar (PNV) e Idoia Mendia (PSE-EE) es que el acuerdo está “blindado”, algo que comparten también en Lehendakaritza. Lo cual no quiere decir que la intervención de la autonomía catalana por parte del Gobierno Rajoy con el objeto de restituir la legalidad constitucional y celebrar elecciones en menos de seis mees, con el apoyo inequívoco del PSOE (no un cheque en blanco, aunque el Ejecutivo ha optado por una aplicacion dura del 155), no vaya a influir en la realidad política vasca. Ya lo está haciendo de hecho.

Para algunos, como el dirigente más soberanista del PNV, el líder de ese partido en Gipuzkoa y portavoz en la Cámara vasca, Joseba Egibar, ese desgarro sin bisturí del 155 va a fomentar “las diferencias” que su partido “ya tiene” con el PSE-EE y no oculta que la situación creada tras la suspensión de la autonomía es de “gravedad”. Tal sería la situación que Egibar, en un salto hasta ahora inédito dentro del partido, está persuadido de que Europa puede acabar por “retirar la homologación democrática al Estado español”.

Hasta aquí las consideraciones del ala más soberanista del PNV, ese alma que sueña con una mayoría parlamentaria en Euskadi en favor del derecho a decidir que permita, junto a EH Bildu y Elkarrekin Podemos, plasmar en el nuevo Estatuto el reconocimiento de la nación vasca dentro de un Estado plurinacional. Lehendakaritza y Sabin Etxea, sede del PNV, en cambio, están por poner el énfasis en el blindaje del pacto entre peneuvistas y socialistas. Sin fisuras, sin ambajes, confirman fuentes de ambos a eldiarionorte.es. Urkullu defendió el viernes ante el Parlamento vasco y con rotundidad la vigencia del acuerdo con los socialistas vascos, mientras EH Bildu y Elkarrekin Podemos le emparedaban censurando que contara aún con el PSE-EE, el “partido del 155”.

En esa misma línea, la líder de los socialistas vascos ha reiterado su deseo de que la “vorágine de Catalunya no nos distraiga. Ya he advertido en otras ocasiones del riesgo que corremos si la fascinación por la 'vía catalana' acaba cegando a los nacionalistas”. ¿Pensaba Mendia expresamente en Joseba Egibar al reiterar este planteamiento? Fuentes de la dirección del PSE-EE perciben en las declaraciones del dirigente peneuvista el barniz más radical del partido, como si su interés en estos momentos de zozobra fuera más agitar las aguas y, en vez de cerrar filas en torno al acuerdo gubernamental, desestabilizarlo.

Los socialistas vascos tienen, en cambio, una apuesta inequívoca por hacer política de altura, “de verdad” y no distraerse con los cantos de sirena que llegan desde Catalunya. “No vamos a renunciar a los acuerdos que han generado un clima político más centrado en lo importante”, ha subrayado Mendia.

Pero Egibar es un político experimentado. Nunca da puntada sin hilo en sus declaraciones. Y ha demostrado olfato político en muchas ocasiones precedentes. La intervención de la autonomía catalana para restituir la legalidad constitucional no romperá el acuerdo “blindado” entre peneuvistas y socialistas, pero sí anticipa las disensiones que se producirán entre ambos partidos cuando se plantee el derecho a decidir en la ponencia parlamentaria de autogobierno, la bilateralidad con el Estado y la relación confederal que el lehendakari, ahora sí, propuso en el debate de política general, celebrado el pasado mes de septiembre.

PNV y PSE-EE blindaron su acuerdo al recuperar un concepto político como el de “pactar las discrepancias”, empleado con mucho éxito en la etapa de Xabier Arzalluz como líder del nacionalismo institucional. Expresamente, en el pacto alumbrado el 20 de noviembre de 2016, aprobado por ambas ejecutivas un día después y rubricado públicamente en el Parlamento vasco esa misma semana, ambos partidos dejaban fuera del mismo todo lo relacionado con el autogobierno. En concreto, en una de sus últimas páginas se señalaba que “los partidos firmantes de este acuerdo nos reconocemos mutuamente libertad para defender en dicha ponencia nuestros respectivos postulados y planteamientos en materia de autogobierno”. En todo caso, de manera preventiva, los socialistas colocaron la salvaguarda de que todas las iniciativas que se aprobara en relación con este tema deberán tramitarse “siguiendo las normas y procedimientos jurídico-legales vigentes y los establecidos en el Reglamento de la Cámara”. Justo lo contrario a lo que ha pasado en Catalunya.

No hay duda de que hay materia para el choque entre PNV y PSE: la bilateralidad, el derecho a decidir, el Estado confederal, el reconocimiento de Euskadi como nación, pero también para el acuerdo. Lo cierto es que el método de Arzalluz de “pactar los desacuerdos” tiene sus límites, pero se ha mostrado mucho más eficaz para la estrategia peneuvista en los últimos años -control total institucional del País Vasco- que la seguida en la etapa del plan Ibarretxe, que, unida a la ilegalización de Batasuna por orden del Tribunal Supremo y del Constitucional, situó por primera vez en su historia al PNV fuera de Ajuria Enea y sin lehendakari. Algo que no han olvidado ni Ortuzar, ni Urkullu.

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