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“Mi única preocupación es encontrar a Borja, intento ser optimista y pensar que está bien”

El joven alavés Borja Lázaro, desaparecido en Colombia en enero de 2014.

Paloma Bravo Pérez

El vitoriano Borja Lázaro desapareció el pasado 8 de enero de madrugada en Cabo de la Vela, en el departamento de La Guajira, al norte de Colombia. Convivió con la etnia mayoritaria wayuu y les hizo un reportaje fotográfico a finales del año pasado. Prometió volver en enero para darles las fotos y así fue. El 7 de enero se las entregó, y desde la madrugada del 8 no se sabe nada más de él. Ya son casi siete meses desaparecido, un período de agonía y desesperación para la familia y amigos del joven vitoriano de 34 años.

Sergio Lázaro, su hermano, reitera lo dura que es la situación por la que su familia está pasando. No existen pruebas para decantarse por alguna posible hipótesis, pero tampoco se puede descartar nada: “constantemente damos vueltas a la cabeza, no sabemos qué habrá pasado”. Los amigos de Borja Lázaro han organizado un concierto para recordar su ausencia. Familiares y allegados esperan su vuelta y no quieren que se olvide el caso de su desaparición.

¿En qué punto se encuentra la investigación?

A día de hoy todavía se sigue hablando con los indígenas, se pegan carteles y se habla con la gente. Deseamos que la investigación no se enfríe.

Al principio hicieron rastreos aéreos, por el mar y terrestres muy intensos, y aunque sin esa intensidad, se sigue trabajando para encontrar a Borja. La policía colombiana insiste en que ninguna hipótesis se puede descartar. Se barajan tres posibilidades: que se haya ahogado en el mar, que le hayan retenido contra su voluntad o que se haya desorientado y perdido. Pero el mar no ha devuelto ningún cadáver, ni nos han reivindicado dinero, ni se han encontrado pistas por los alrededores, así que no podemos decantarnos por nada, ni descartar nada.

¿La etnia wayuu es clave en la investigación?

Es complicado hablar con ellos. Es una etnia de 280.000 habitantes en la que muchos no hablan castellano. Además, tienen su propio autogobierno, sus reglas y es complicado trabajar con ellos. Pero tenemos constancia de que las fotos que Borja les hizo en diciembre fueron entregadas el 7 de enero, el día antes de su desaparición.

¿Cómo se lleva que un caso tan desaorientador ocurra en tu propia familia?

Es muy duro. Es una incertidumbre continua porque no sabemos nada de lo que ha pasado. Le damos muchas vueltas a lo que habrá podido pasar, las posibilidades que existen, pero no concluimos en nada. No hay nada claro, no tenemos un hilo conductor que nos pueda guiar. Mi única preocupación es encontrar a Borja, intento ser optimista y pensar que está bien. Ojalá sea así.

¿Qué actos se están llevando a cabo para recordar su ausencia?

Los amigos de Borja han organizado una exposición con fotografías realizadas por él mismo y un concierto para pedir que su caso no caiga en el olvido.Con estos eventos se quiere recordar que le esperamos, que le seguimos buscando.

¿Os sentís respaldados por las autoridades y notáis la solidaridad de la gente?

Por parte de las autoridades policiales colombianas sí. Los amigos y familiares también estamos muy volcados, pero por parte de los políticos no hemos notado cercanía ni que hayan esclarecido los hechos.

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