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Los territorios ocultos de la violencia

La obra del artista István Csákány que forma parte de la exposición 'Violencias invisibles' / FOTO: Artium

eldiarionorte.es

La exposición 'Violencia invisible', que puede verse en el Artium de Vitoria hasta el próximo 11 de enero, es una reflexión desde el ámbito del arte actual internacional sobre formas de violencia cotidiana apenas perceptibles pero presentes en todo caso a escala global en los ámbitos doméstico, laboral, administrativo y cultural, entre otros.

La muestra es una coproducción del propio Artium y el Museo de Arte Contemporáneo de Belgrado (MoCAB) en la que participan una treintena de artistas de la Unión Europea, con obras que en determinados casos, como las de María Ruido, Francesc Ruiz o Daniel García Andújar, han sido producidas para este proyecto.

El contexto geo-político constituido por el País Vasco, Irlanda (especialmente Irlanda del Norte) y Serbia, lugares a los que el estereotipo vincula con la violencia y el terror, ha servido de inspiración para la muestra. Pero este contexto es sólo el telón de fondo de un proyecto que trata de superar esta imagen estereotipapa, ampliándolo a un ámbito europeo e internacional. Para ello, la muestra profundiza en los “territorios ocultos de la violencia invisible como un problema que posee un potencial universalizador”, explican los organizadores. La violencia que aparece reflejada o investigada en los artistas invitados contiene “facetas inherentes al lenguaje y a la representación de resultas de algún cambio en las condiciones socioceconómicas” y en las políticas “que se pueden identificar como desencadenantes de una violencia cultural contra los individuos y los actores geopolíticos”.

Para lograr este objetivo, los comisarios han seleccionado determinadas obras que refieren, de una manera u otra, a algunas de estas manifestaciones de violencia invisible. Obras de artistas como la suiza Ursula Biemann ('Black Sea Files', 2005), con un proyecto de investigación sobre el Caspio, la zona de extracción petrolera más antigua del mundo, en el que los protagonistas son los actores secundarios que viven en las inmediaciones del oleoducto; el alicantino Daniel García Andújar ('El capital. La mercancía', 2014), con una obra sobre su experiencia en el submundo oculto de internet, asociado a todo tipo de actividades ilegales y clandestinas; o el holandés Jonas Staal (New World Summit, 2013), con un proyecto en el que explora el campo del arte como un espacio para reimaginar el ejercicio de la democracia.

Un vídeo, obra del recientemente fallecido artista y cineasta alemán Harun Farocki ('In-Formation', 2005), reconstruye la historia de la inmigración en Alemania a través de mediante la utilización de diagramas extraídos de periódicos, libros de texto y publicaciones escolares. El vídeo es también el medio escogido por tres artistas como la gallega María Ruido ('The Dream Is Over', 2014), que trata la “necro-política”, definición otorgada en algunos círculos a la política inmigratoria europea; el búlgaro Nedko Solakov (Negotiations, 2003), que se fija en las conversaciones del artista con autoridades israelíes y palestinos con motivo de una exposición suya en Tel Aviv; o el albanés Adrian Paci (Believe Me, I’m an Artist, 2000), un vídeo que muestra el diálogo del artista con un policía de Italia (país donde reside y trabaja) que sospechaba de él por abuso de menores a cuenta de una obra suya en la que aparecían sus hijas con el sello de salida del pasaporte albanés impreso en la espalda.

Una instalación del catalán Francesc Ruiz (Corsica Newsstand, 2014) alude al papel de los medios de comunicación a la hora de crear y perpetuar una imagen estereotipada de un territorio; una fotografía de gran tamaño del irlandés Locky Morris (Day of the Rat, 2010) hace referencia a los efectos del entorno urbano en las emociones y los comportamientos; mientras que una pieza de Kader Attia (Repair Analysis, 2013) alude a la imposibilidad de reparar completamente algunas faltas, que dejan marcas permanentes, mientras el gesto de reparar puede interpretarse como una forma de resistir.

La exposición concluye con una película del irlandés Declan Clarke ('Group Portrait with Explosives', 2014), en la que vincula la antigua Checoslovaquia con South Armagh, región de Irlanda del Norte fronteriza con la República de Irlanda: primero los tractores checos sirvieron para el desarrollo agrícola de la región y después las armas fabricadas en ese país se utilizaron en el conflicto entre el IRA y el ejército británico. Junto a esta proyección, una video-instalación del norirlandés Willie Doherty ('Ancient Ground', 2011) rastrea, en imágenes que fluctúan entre lo rural y lo urbano, las cicatrices de dramas humanos que no pueden borrarse.

'Violencia invisible' se completa desde el 21 de septiembre con la proyección continuada de una selección de obras en vídeo pertenecientes a artistas como João Salaviza, Ferhat Özgür, Pepo Salazar, Iratxe Jaio y Francisco Ruiz de Infante entre otros. Paralelamente, el viernes 12 y el sábado 13 de septiembre se celebrarán sendas conferencias en torno al tema de la exposición, la primera de ellas protagonizada por Blanca de la Torre, María Ruido y Francesc Ruiz y la segunda por Zoran Erić, Vladimir Miladinović, Nikola Radić y Dejan Kaludjerović. El contenido de estas mesas junto con el de las celebradas en el MoCAB la primavera pasada y el montaje de la exposición en ambas sedes darán pie a una publicación sobre 'Violencia invisible'.

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