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“Las brujas de Zugarramurdi es una comedia pura y dura”

Las brujas de Zugarramurdi.

José Albaina

Jorge Guerricaechevarría (Avilés, 1964) ha escrito, literalmente, algunas de las páginas más destacadas y reconocibles del cine español durante los últimos veinte años. Su huella se encuentra en títulos como ‘El día de la bestia’, ‘Celda 211’ o ‘Muertos de risa’ entre muchos otros. ‘Las brujas de Zugarramurdi’, su nueva aportación junto a Álex de la Iglesia, se proyecta fuera de concurso en la 61 edición del Festival de cine de San Sebastián.

Pregunta. ¿Con qué sensación le gustaría que se quedasen los espectadores tras ver ‘Las brujas de Zugarramurdi’?

Respuesta. Me gustaría que se lo pasaran muy bien y que se quedaran con una sonrisa de oreja a oreja porque es una comedia pura y dura. Y con un poquito de asombro también, que les haya sorprendido alguna imagen o algunas de las cosas que puedan ver. Pero, sobre todo, creo que es muy divertida y que van a disfrutar mucho con los actores, con la interpretación y con la comedia en sí.

P. Además del cobro de sus honorarios, ¿qué es lo que más le gusta de ‘Las brujas de Zugarramurdi’?

R. (Risas). Lo que más me gusta es cómo están los actores, realmente están todos muy bien, muy divertidos. Normalmente cuando has escrito un guión y ya te sabes todos los chistes y te lo sabes todo, es difícil que te haga gracia la situación, al contrario, normalmente empiezas a desconfiar. Te parece que no tiene ningún sentido y que deberías haber reescrito todo porque está muy trillado. La comedia agota mucho para el que la escribe y sin embargo viéndola con los actores compruebo que me han dado más de lo que había y eso es lo bueno, cuando los actores consiguen darte más de lo que había en el texto.

P. ¿Temen represalias de las fans de Mario Casas y Hugo Silva si ‘Las brujas de Zugarramurdi’ no contiene suficientes elementos románticos o torsos desnudos de sus ídolos?

R. Van a estar contentas a ese respecto también. No es que haya muchos pero se van a divertir con ellos y los van a ver haciendo unos papeles en los que no les habían visto hasta el momento. Los dos son actores que pueden hacer muchas cosas, lo que pasa que hay veces, como ocurría en ‘Muertos de risa’, en las que el éxito era dar bofetadas al otro y la gente solo quiere ver que le des bofetadas y que no intentes salirte de ahí porque lo gracioso es eso. También pasa con los actores que es muy difícil salir del encasillamiento, pero en este caso son actores que tienen muchísimo potencial y son muy divertidos. Creo que van a sorprender.

P. En 2013 se cumplen veinte años desde que ‘Acción mutante’, su primer guión en colaboración con Álex de la Iglesia, se convirtiese en una película, ¿qué es lo primero que le viene a la mente al pensar en ello?

R. Me parece que han sido dos días porque no tengo la sensación de que hayan pasado veinte años.

P. ¿Qué pasó con el proyecto de adaptación del cómic ‘La marca amarilla’ que iban a protagonizar Hugh Laurie y Kiefer Sutherland?

R. Con ‘La marca amarilla’ pasó que era un proyecto muy grande, muy complicado de financiar y los productores no acabaron de encontrar el dinero para hacer la película. Es una pena porque nos gustaba mucho el cómic y la historia que habíamos hecho.

P. A la hora de afrontar un nuevo proyecto, ¿qué porcentaje hay de ilusión y cuánto de oficio respecto a sus comienzos?

R. Por suerte sigue habiendo un porcentaje muy alto de ilusión. Digo por suerte porque sigo teniendo la suerte de hacer cosas que quiero hacer, no porque no me quede otro remedio. Entonces sigo con muchas ganas y la verdad es que me alegro mucho. Es una satisfacción poder decir “tengo ganas de que esto salga adelante y necesito que esto se vea”. Sigue siendo una parte fundamental, por suerte la parte fundamental.

P. Hasta ‘Balada triste de trompeta’ todas las películas de Álex de la Iglesia contaron con su participación en el guión, ¿cuál fue el motivo por el que se interrumpió esa colaboración?

R. Simplemente Álex tenía muy clara ya la historia, porque yo había estado trabajando en otra cosa y él había avanzado por su cuenta y realmente me daba la sensación de que era más sencillo que él siguiera hasta el final que incorporarme yo. Básicamente fue una cuestión de tiempos, de no encontrar el tiempo para empezar como solemos hacer desde el inicio de la idea y trabajar así como solemos hacerlo.

P. Su primer largometraje como coguionista ‘Acción mutante’ fue producido por El Deseo S.A., compañía de Agustín y Pedro Almodóvar. Posteriormente colaboró en el guión de ‘Carne trémula’, ¿cómo fue la experiencia con Almodóvar?

R. Muy buena, muy instructiva y muy divertida también porque es impresionante trabajar con él, compartir todo el proceso desde la preparación hasta el montaje mano a mano estando con él las veinticuatro horas. Lo que aprendí de él es su implicación total, para él la película es su vida.

P. Tiene fama de ser exigente y duro.

R. No sé, nosotros nos entendimos bien pero desde luego sí es duro con el equipo.

P. ¿Ha considerado seriamente dirigir en alguna ocasión un largometraje?

R. He considerado seriamente no dirigirlo. No sé por qué es algo que te propone mucha gente cuando no lo has hecho y siempre he pensado que no tengo las cualidades necesarias para dirigir. No tengo la energía o esa capacidad que tienen los directores para mantener el interés en el proyecto durante todas esas fases. Yo realmente cuando he acabado el guión prácticamente es como si ya hubiera visto la película y ya estoy casi aburrido de la historia porque le he dado tantas vueltas que para mí es el final en sí. Y a partir de ahí, volver a pasar por todo el proceso de la producción. La labor del director tiene mucho que ver con trabajar con los demás, conseguir que el equipo saque adelante tus ideas. Yo soy más individualista y más de trabajar con otra persona mano a mano. No me gusta mucho trabajar en equipo, me resulta difícil conseguir eso: sacar a la gente lo mejor de ella.

P. A su juicio, ¿qué elemento no puede faltar en un buen guión?

R. Una buena historia, sea eso como lo quieras entender pero es fundamental. Al igual que en un libro o en cualquier otra cosa, que te apetezca seguir sabiendo qué más pasa o qué va a ocurrir. En un libro, que provoque ganas de pasar las páginas y en una película de seguir viéndola y mantener la atención lo suficiente como para continuar con ella.

P. ¿Y cuál no debería existir?

R. Creo que no deberían existir las cosas que son un poco coyunturales del momento, que parece que son gran cosa y luego no son más que espuma y que realmente a los días a nadie le interesan. La historia tiene que ser sólida.

P. ¿De qué guión se siente más orgulloso?

R. En su momento todos me han ocupado totalmente pero quizás ‘Muertos de risa’ sea al que le tengo un cariño especial. No sé por qué, quizás por la historia pero estoy contento con él.

P. ¿Qué guión ajeno le habría encantado firmar?

R. Si me dieran a escoger ‘Taxi driver’ o ‘Blade runner’ pero son películas que ni se me ocurre pensar: “¡Ay! Ojalá lo hubiera hecho yo”. Pero puestos a pensarlo serían guiones que sí me gustaría haber escrito. También ‘Familia’ de Fernando León de Aranoa. Tal vez porque me parecía que era algo que podría haber hecho y que estaba cerca de mí en cuanto a la historia, los personajes, la forma de narrar.

P. Debido a la complicada situación del cine español se está dando un pequeño éxodo de profesionales a Hollywood, ¿se siente un privilegiado?

R. Privilegiado no porque no es un privilegio, es trabajo. Nadie me ha dado ningún privilegio pero por suerte sigo teniendo trabajo y sigo pudiendo hacer películas. Soy muy consciente de ello y de la situación en que está el sector del guión y el cine en general. Es muy difícil, muy complicado; cada vez tienes que ser más consciente de que si tienes la oportunidad de rodar y de sacar adelante historias pues, sin ser un privilegio sí que es una responsabilidad y además es algo que tienes que valorar mucho.

P. ¿Cuál es su receta para mejorar la salud del cine español?

R. Quizás porque me dedico a eso, opino que hay que apoyarse en buenas historias, un buen material. Por suerte tenemos una calidad técnica que nos permite hacer ya cualquier cosa. El problema es que no tenemos suficiente dinero para hacer determinadas cosas pero yo creo que con buenas historias y con la calidad de técnicos y actores que tenemos en estos momentos hay muchas posibilidades y oportunidades. Sobre todo hay que intentar jugar la baza de llegar a la gente de una forma especial porque somos de aquí y porque conocemos cómo somos aquí. Cuando eso lo juntas con una buena realización y con una historia potente el resultado es muy bueno, el público lo agradece mucho. Por ejemplo en películas como ‘Celda 211’, una película que podría ser de género que has visto muchas de Estados Unidos pero que sea una cárcel de aquí y un personaje que es de aquí y que toca una serie de resortes por la forma en la que habla, en la que ríe, con lo que te puedes sentir más identificado. Eso es un plus en vez de ser una cosa en contra. Encontrar esa combinación pienso que es la clave.

P. ‘Perdita Durango’ se rodó entre México y Estados Unidos, ‘Los crímenes de Oxford’ en Inglaterra -ambas en inglés- ¿tiene en perspectiva la participación en algún proyecto de carácter internacional?

R. Tengo una película con Daniel Monzón que espero poder hacer pronto si conseguimos el dinero y que se rodaría en inglés. Se llama ‘Murder Weekend’.

P. Álex de la Iglesia en el libro-entrevista de Marcos Ordóñez titulado ‘La bestia anda suelta’ señalaba que él es “cabezón” pero que usted lo es más en el sentido de que podría haber sido lo que hubiese deseado. De no ser guionista, ¿qué profesión habría elegido?

R. De no ser guionista lo que iba a ser era historiador. Había hecho historia medieval y me disponía a hacer el doctorado y meterme por ese camino.

Pero como Álex es también “cabezón” y, sobre todo, sabe convencerte y manejar al equipo, creo que habría hecho cualquier cosa que me hubiera propuesto. Si Álex hubiera dicho “vamos a hacer los ochomiles”, me habría puesto a estudiar qué cuerdas hay que usar y qué aparatos y cómo se puede hacer. Estaría en alguna montaña preparando alguna expedición o cualquier otra cosa porque tiene esa capacidad de sacar de los otros lo mejor y convencerte a ti mismo de que puedes hacerlo. Eso es fundamental.

P. En ese libro también se hablaba de un proyecto sobre nazis que se trató de vender a Ivan Reitman, director y productor conocido por ‘Los cazafantasmas’ y muchas otras producciones, ¿tienen previsto retomarlo?

R. Ahora mismo no pero nunca sabe uno las vueltas que da la vida. Tienes una cosa que se coció hace quince o veinte años y que de repente encuentra un hueco, pero es una de tantas historias que andan por ahí. Álex y yo dedicamos mucho tiempo, aparte de a lo que luego hacemos, a pensar en otras historias que nunca llegan a realizarse por diversos motivos. Unas porque dices “esto vete a saber tú a quién se lo vendes” o te preguntas cómo sacas el dinero o piensas “vamos a hacer una cosa que se pueda hacer aquí” o que no te convence en ese momento o tienes una cosa que no acaba de evolucionar, de cuajar, pero años después encuentras otra pieza y de repente dices “espera, ahora esto más esto a lo mejor sí”, entonces toma otra forma y sale adelante. Hay muchas historias que están por ahí en el aire.

Método de trabajo

P. Cuando escribe un guión, ¿traza un esquema en el que sabe lo que va a ocurrir en cada momento o se deja llevar?

R. Normalmente me gusta trabajar con los directores mano a mano y si lo hago así, habitualmente en la primera parte del proceso ni siquiera sabes qué significa la película o de qué va exactamente sino que a partir de una situación o de un personaje –depende, en cada película es distinto- vas inventando, vas creando. Pero prácticamente hablando y viendo dónde te lleva una cosa, dónde te lleva otra y en ese proceso vas encontrando la historia. Es un proceso constante de ida y vuelta. Siempre se va enriqueciendo.

P. ¿Cuántas horas escribe al día?, ¿tiene algún horario concreto?

R. Depende, hay épocas en las que no escribo absolutamente nada, que pueden ser meses, y simplemente hablo o doy vueltas y hay otras épocas en las que estoy todo el día escribiendo desde la mañana hasta la noche.

No tengo un horario concreto, me levanto tarde y me tiro toda la mañana escribiendo y luego como y vuelvo a escribir hasta la noche.

Eso es en las épocas en que estoy escribiendo porque cuando no sé qué escribir es mejor no escribir nada, por eso procuro no sentarme a escribir hasta que sé exactamente qué es lo que quiero hacer. Esa es la mejor cura contra la página en blanco o el segundo acto fallido, no dejarte llevar por la emoción de un momento. Es mejor resolverlo antes en la cabeza, hay gente que hace tarjetas y va ordenando material; cada uno tiene su método pero es mejor resolver todo eso antes de ponerte sobre el papel porque luego el desarrollo tiene otros problemas y guionizar y estructurar es una parte, los diálogos son otra pero si intentas meterte con todo a la vez desde el principio para ver hacia donde te lleva, muchas veces te lleva a la melancolía.

P. En el momento de ponerse a escribir, ¿tiene alguna manía?

R. Me gusta escribir con zapatillas, no con zapatos. Descalzo o en zapatillas y siempre tengo que tener café a mano.

P. ¿Se ve en el programa ‘Cine de barrio’ del futuro contando batallitas sobre ‘El día de la bestia’?

R. Quién sabe, el primer premio que ganamos con el cortometraje ‘Mirindas asesinas’ fue en un programa de estos que echaban los domingos por la mañana que tenían canción española, canción ligera, flamenco y de repente no sé a quién se le ocurrió poner una sección de cortos. Pero yo ya no sé si es la leyenda o es así pero me parece que el día que fuimos a recoger el premio estaba actuando también, porque había ganado el premio de flamenco, Isabel Pantoja. Si no era ella era una muy parecida. Si ya empezamos por ahí no me extrañaría que acabáramos en ‘Cine de barrio’ encima del piano. No hay nada como que la gente siga recordando las películas.

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