Una de los componentes básicos de la naturaleza de la política es la coyuntura. Una propuesta puede ser buena o mala dependiendo de dónde y de cuándo se desarrolle. Hace unos meses emergía con fuerza un estado de opinión contra el sistema de autogobierno vasco y navarro. Un estado de opinión fomentado por algunos dirigentes del PP y por Ciudadanos; al que otros dirigentes de partidos se sumaban y daban altavoz los medios de comunicación. En la actualidad, esas lanzas se han tornado en cañas.
Ante la próxima negociación de los Presupuestos Generales del Estado, el PNV se convierte en socio necesario. El PSOE también tendrá algo que decir en esa negociación y está próximo a rubricar un acuerdo de gobierno en el País Vasco. UPN, con dos votos necesarios, también ha anunciado que marcará su impronta en esta materia. De este modo, los actuales factores de coyuntura política han hecho trasmutar el estado de opinión anterior. De denunciar estos instrumentos de autogobierno probablemente se pasará a reforzarlos. Con ello, es probable que se propicie la renovación del nuevo cupo vasco prorrogado desde el 2011, y la renovación del Convenio navarro prorrogado desde el año pasado.
Pero más allá de la política de salir al paso, cabe recordar que el régimen foral de Navarra y del País Vasco no es flor de un día. Tiene más de 175 años y forma parte del acervo histórico de la construcción de España. No se entendería la idea de España si la sustraemos de los fueros vascos y navarro. Como tampoco se entendería la idea de España sin el acuerdo de Utrech o sin la incorporación de España a la Unión Europea. El sistema propio vasco y navarro está constitucionalizado en la disposición adicional primera donde se ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales.
El régimen foral tiene algunas ventajas a considerar. La primera es política y de profundidad. Uno de los anclajes principales del País Vasco con España es el régimen foral. Quizás por ello, el movimiento independentista en el País Vasco nunca ha llegado a los índices de popularidad actuales de Cataluña. El régimen foral es una manera de convivir en España. Se preserva la unión dentro de la diversidad.
Por otro lado, la responsabilidad fiscal de los territorios forales ha ayudado a una gestión tributaria eficaz que ha propiciado que Navarra y el País Vasco tengan los índices más bajos de economía sumergida y de elusión fiscal de toda España. Por lo tanto, hacer responsables a las comunidades autónomas de la gestión tributaria tampoco es mala cosa. En cuanto a la contribución con los gastos del Estado hay que recordar que en los últimos informes de balanzas fiscales, Navarra tiene un saldo de contribuyente.
En cualquier caso, no se trata de privilegio. Se trata de entender que el núcleo irradiador de España no se encuentra en el territorio circundado por la M-40, ni tampoco más abajo de Despeñaperros. Se trata de entender que España es una nación de naciones donde se precisan pactos federales asimétricos que no son incompatibles con la equidad. Se trata de entender que España debe participar en la necesaria reactivación de Europa y para ello, en vez de mirarse el ombligo hay que mirar al exterior.
En fin, sólo desde un pensamiento sólido, a la vez que complejo, y desde una visión global del significado de España podremos construir país. Si el discurso político se basa en unos contra otros por la mera oportunidad política, el estropicio puede ser grave.
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Contrapunto es el blog de opinión de eldiario.es/navarra. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de la sociedad navarra. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continua transformación.
