Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La izquierda busca reconstruirse ante el nuevo ciclo político
El PP de Ayuso bloquea la investigación de los negocios de su pareja
Opinión - 'Un español cuenta algo muy sorprendente', por Isaac Rosa

“El jazz necesita un circuito estable para que no se quede en las bajeras y los locales de ensayo”

El saxofonista y compositor Iñaki Rodríguez / Foto: Pedro Rovira.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

“Cuando uno se sienta a componer y le surgen ideas, que son muy personales, pero también se trata de un reflejo de todas las influencias que tienes, a quiénes has escuchado y los músicos con los que has tocado”. Para el saxofonista y profesor del Conservatorio Profesional Pablo Sarasate, Iñaki Rodríguez, esta mezcla es el jazz, si se le suma la improvisación y la capacidad para escuchar a los compañeros en plena actuación y, básicamente, dejarse llevar. “Es como encontrarte con unos amigos. A veces te pones hablar y estas dos horas y otras, pasas cinco minutos y te vas a casa”.

En el caso de la preparación de música para ambientar una obra de teatro, 'Tres árboles de piedra', Rodríguez se sumó a compañeros como Jorge Abadías o Luisa Brito y aquel día “fue como una conversación de tres horas”. De aquella experiencia surgió el proyecto Jorge Abadías & Iñaki Rodríguez Quartet (junto al baterista Borja Barrueta), que este martes abrirá, a partir de las 20.00 horas, el ciclo 'Jazz en la Ciudadela'. Rodríguez, como pamplonés, se muestra emocionado de volver a actuar en su ciudad, muestra de que la cultura del jazz sigue creciendo en este entorno a pesar de que, según lamenta, falte un circuito más asentado. Él, que por su trabajo ve que en Navarra hay cantera de músicos, confía en que se de oportunidades a unos estudiantes capaces de ser músicos profesionales y no solo aficionados.

Este martes vuelve a tocar en Pamplona, ¿qué supone para usted actuar en su ciudad?

Siempre es una gozada tocar en la Ciudadela, porque poco a poco se ha ido consolidando el ciclo de jazz, el ambiente es agradable y, encima, tocaré con unos amigos [Jorge Abadías, Luisa Brito y Borja Barrueta] temas propios. El entorno es inmejorable.

Y actúan como Jorge Abadías & Iñaki Rodríguez Quartet. Perdone que se lo diga, pero forma parte de tantos proyectos que es difícil seguirle la pista.

En realidad, en este proyecto nos juntamos para hacer una grabación para una obra de teatro, 'Tres árboles de piedra', de Ana Maestrojuán, y acabamos grabando un disco [con la firma Clamshell records].

En el jazz, más que en otras músicas, eres con quién tocas hasta que te conviertes en alguien con el que tocar…

La verdad es que sí. Normalmente en esta música tiendes a buscar diferentes puntos de vista, pruebas tu música con otros compañeros y con diferentes proyectos. Además, este mundo te exige tocar cada día en un sitio diferente y con otra persona, y así compruebas si conectas musicalmente y surgen nuevos proyectos. Todo va evolucionando, vas probando, aunque siempre intentas tener proyectos estables, pero es difícil porque no hay un circuito muy estable. Además, la crisis se ha notado mucho.

Sin embargo, en nuestro entorno hay festivales de jazz muy asentados, como Vitoria o San Sebastián.

Es genial que existan esos festivales, pero a veces la música que programan no es jazz, algo que me parece normal porque intentan atraer a público y que el evento tenga rentabilidad. Pero no deja de ser paradójico que festivales de jazz busquen otras propuestas como el blues, el soul o el pop. Echo de menos que en estos festivales se dé cabida a grupos locales que puedan presentar sus grupos. En Donosti lo hacen, pero es un espacio para muy pocos.

¿Es un debe para Donosti?

Es un debe para Donosti, para Vitoria y para todos, que tienen espacios como este pero pueden apostar por ello mucho más. Sería un escaparate para que los músicos de aquí pudieran exponer sus proyectos.

¿Hay de verdad una cultura de jazz en la zona norte o se trata más de eventos puntuales?

Pamplona tiene dos o tres ciclos al año, pero en Donosti y Vitoria no hay nada. Es una pena porque, con un circuito estable, todo el mundo podría desarrollarse. Así crece la música. De lo contrario, se queda en las bajeras y los locales de ensayo.

Usted, con todo, no ha parado de tocar.

Sí es verdad que, conforme vas tocando con diferentes personas y entras en diferentes circuitos, te llaman y vas conectando y eso haces que, como en cualquier profesión, conozcas a más gente que está en la cresta de la ola.

¿Se puede vivir del jazz siendo de Pamplona?

Bueno, siendo de Pamplona o de cualquier sitio es difícil vivir solo tocando jazz. Casi todos los músicos que conozco además imparten clases. En mi caso, estoy en el Conservatorio con Introducción al jazz y la docencia me parece maravillosa, aunque también disfrute tocando. Intento repartirme al 50%.

¿Hay cantera de jazz en Pamplona?

Sí, sí, cada vez veo más. Incluso tengo alumnos que tocan en proyectos conmigo. La cosa está funcionando, aunque obviamente puede mejorar. Estamos luchando por que se implante un grado profesional o medio en música moderna y jazz, porque ahora mismo hay un salto entre el grado elemental y el superior. En medio, a los alumnos no les queda otra que perfeccionarse viajando al extranjero, o bien acudiendo a academias privadas o profesores particulares. Esa enseñanza, sin embargo, nos permitiría nutrirnos de esa savia.

¿Ahora no lo logramos?

Perdemos mucho talento por el camino. Porque ahora están en la escuela de música hasta los 16 o 18 años y luego, si no siguen, muchos dejan el jazz como un hobby cuando podían haber sido profesionales.

Por último, ¿un consejo para disfrutar de su concierto y del jazz en general?

Pues que siempre tienes que intentar ir con la mente abierta, con ganas de escuchar y de disfrutar. Sí puedo decir que, en nuestro concierto, hay un reflejo de todas las músicas que hemos escuchado. Al final, todo influye.

Etiquetas
stats