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“El cobro de las dietas en Caja Navarra no me parece correcto”

El director del Hospital Reina Sofía de Tudela, Juan Ramón Rábade.

Garikoitz Montañés

Él fue el candidato sorpresa, hasta que Alberto Catalán le robó ese papel al presentar la candidatura sobre la bocina. Juan Ramón Rábade (Pamplona, 1959), actual director del Hospital Reina Sofía de Tudela, es uno de los cuatro candidatos a tomar el relevo de Yolanda Barcina como cabeza de lista de UPN al Gobierno de Navarra. Afiliado durante 27 años a la formación regionalista, ha ocupado diversos cargos en instituciones y dentro de esta sigla, pero nunca en primera fila política. Rábade ha presentado su opción como la de la “renovación, unidad y honradez”, tres cuestiones muy cuestionadas en torno a Unión del Pueblo Navarro.

Sus rivales, Alberto Catalán, Amelia Salanueva y José Javier Esparza son más conocidos que usted. ¿Qué le ha animado a dar este paso? ¿No cree que parte en desventaja?

Creo que no. Hombre, algo conocido soy, aunque no haya estado en esa primera línea. Pero eso permite que mi candidatura, desde la experiencia, sea una candidatura de renovación, y si algo necesitamos, sin duda alguna, es renovación en estos momentos.

Usted se ha presentado como una candidatura de renovación, unidad y honradez. Ya ha hablado de la renovación, repasemos la unidad. ¿Ve a UPN desunido?

Pretendo agrupar a diferentes sensibilidades que hay dentro del partido, y por eso me comprometo a hacer una lista, conjuntamente con la dirección, que garantice esa unidad. Es obvio que el último congreso ha generado algunas dificultades y las heridas no están cerradas totalmente, pero esto se puede cerrar con la elección de este cabeza de lista.

¿No cree que cuatro candidatos son muchos?

Sí. Hice unas declaraciones hablando de que ‘cuantos más candidatos, mejor’ pero, sinceramente, tengo que reconocer que cuatro candidatos son muchos. Pero, en fin, en todo caso, están legitimados y democracia, toda.

Se lo pregunto directamente: ¿Primarias sí o no?

Yo estoy a favor de que se cumplan los estatutos. Y tengo que decir que fui el primero en pedir Primarias, sin pensar que podía ser candidato, porque lo hice en abril, como miembro de la Comisión de Estudios Estratégicos. Pero es cierto en que el proceso que ahora ha salido se votó en asamblea, así que la presidenta tiene razón cuando recuerda que fue así.

Pero, si al final elige al cabeza de lista un Consejo Político de 232 miembros, y no en unas Primarias [Rábade, junto a Catalán y Salanueva, han pedido que se demore un proceso que consideran acelerado], ¿no se apuesta por un sistema anticuado, que por ejemplo se aleja de lo que han solicitado las Juventudes del partido?

Sí. Pero en junio, durante la asamblea, se votó esta propuesta del procedimiento, y ahí estaba también Juventudes.

Pero el panorama ahora es distinto. Otros partidos sí han realizado esas Primarias.

Hombre, todo es cambiable. Personalmente, soy partidario de un procedimiento abierto.

Ha hablado también de honradez, algo que se ha puesto en entredicho sobre los cargos de UPN con el caso Caja Navarra.

El caso Caja Navarra, hay que ser claro y decirlo, con independencia de cuestiones legales, porque no se ha demostrado ningún comportamiento que quebrante el Derecho y la normativa, de momento, creo que ha pasado factura a UPN. El Navarrómetro, con sus catastróficos resultados, y quiero calificarlos así, demuestra que el ciudadano está dando la espalda a los partidos políticos, y entre ellos a UPN. Nos piden que miremos hacia las personas, y en este sentido el comportamiento ético es vital. Y Caja Navarra no nos ayuda nada, la sociedad espera que presentemos candidaturas absolutamente limpias.

¿Le parecen adecuadas las dietas que se pagaban en Caja Navarra?

Yo también soy crítico con eso. No me parece correcto, y más en este momento de dificultades económicas. La sociedad pide unos comportamientos limpios, sin género de dudas, y ese es uno de los valores que destaco de mi candidatura. Yo soy un candidato limpio, no tengo nada que ocultar. Eso no quiere decir que los demás no lo sean.

¿Esperaba un castigo tan importante como el que da el Navarrómetro a UPN y PSN?

Esperaba un escenario negativo, pero no tanto. Se habla mucho del sesgo de la encuesta, del voto oculto y de la falta de ‘cocina’, pero desde luego es una llamada de atención.

¿Cómo interpreta ese voto oculto? ¿Qué significa para un partido que haya votantes que no quieran reconocer en las encuestas que lo respaldan?

Pues es otra llamada de atención. Sí creo que hay un voto oculto, o gente que dice que prefiere votar a Podemos, pero estoy convencido de que estamos a tiempo de cambiar las cosas, si se hacen bien, y para que UPN gane las elecciones.

¿Le preocupa el auge de Podemos?

Lo que me preocupa es este ascenso de un partido sin candidatos, ni equipo, ni programa, porque no lo hay todavía, y cuando se rasca en alguna de sus ideas se ve que no hay solidez detrás. Y para entrar en las instituciones hay que hacerlo con la lección aprendida.

Pero, a pesar de la inexperiencia, ahí están los resultados de las europeas. Los votantes demostraron que prefieren esa inexperiencia a apostar por lo de siempre.

Pero, sin quitar importancia a las elecciones europeas, se lidiaban otras cosas. Ahora hablamos de gestionar nuestro pan de cada día. Y ahí, en fin, hay que tener cuidado con los experimentos. Pero el valor de Podemos no está tanto en su programa, que no lo conocemos, como en la dejación que hayamos podido tener los demás en aplicar políticas centradas en los ciudadanos.

Por ejemplo, una de las críticas reiteradas al actual Gobierno Foral es la gestión sanitaria, que le afecta a usted como director del Hospital Reina Sofía de Tudela. ¿Cuál es el nivel del Servicio Navarro de Salud?

Pues no lo digo yo, sino otros, y en el ranking de nuestro país seguimos estando a la cabeza como mejor sanidad en recursos y valoración. Sin embargo, en el Navarrómetro también ha empeorado la valoración de los ciudadanos de la política sanitaria, sorprendentemente, por lo que algo habrá que reflexionar sobre esto.

¿No cree que los recortes han pasado factura a la calidad del servicio?

Yo creo que no. Ha habido ajustes presupuestarios, no lo niego, pero no hemos retirado prestaciones sanitarias. Es cierto que las listas de espera han aumentado…

La crítica, unánime entre los grupos de la oposición, es que se ha privatizado aquello que se ha podido.

Bueno, ese el caso de las cocinas del Complejo Hospitalario, y en Tudela ya teníamos en gestión indirecta las cocinas y otros servicios. De hecho, somos el hospital que más actividades tiene externalizadas, y contamos con una buena valoración.

¿Defiende, entonces, que una privatización asegura la calidad de un servicio público?

No hablamos de privatización para dejar un recurso abandonado, sino que hay un control y unas garantías, y en este sentido la empresa privada, hay que decirlo, es más eficiente. Pero debemos controlarlo desde los servicios públicos.

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