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Sobre este blog

Periodista. Entre rebote y rebote 'cambió' el baloncesto por la actualidad.

Urkullu es perfecto

Igor Marín

En la Diputación Permanente del Parlamento vasco en la que Iñigo Urkullu ha intentado explicar por qué su Gobierno ha pagado para que les entrevisten en el Grupo Noticias (Deia, Noticias de Gipuzkoa y Diario de Noticias de Álava), el portavoz del PNV, el señor Joseba Egibar, le agradeció al lehendakari que no fuese perfecto y que cometiese errores. Y es que ese fue el argumento principal del inquilino de Ajuria Enea. Una especie de “lo siento, ha sido un error, no volverá a ocurrir”. Y Egibar, en tono muy campechano también, le respondió con esa gracieta. Es julio y el calor aprieta las meninges. Pero lo malo es que Egibar también se equivocó. Urkullu es perfecto. Es el hombre ideal para comandar un Gobierno que va a la deriva, sin ideas, sin proyecto y que está acorralado por los desmanes del PNV. Por el fiasco de Epsilon y la cantidad de dinero público perdido por su capricho de la Fórmula 1 vasca. También por su neglicencia, que un juzgado decidirá si ha sido despiste o intencionada, a la hora de renovar las patentes de Hiriko. Y por la vergüenza de comprar a la prensa para vender como información lo que es publicidad. Algo que denigra al medio que lo acepta y al Gobierno que usa el dinero de todos para hacerlo. Por eso Urkullu es perfecto. Es la imagen perfecta de un Gobierno que está 'solo'. Sí, 'solo' con comillas.

El lehendakari ha sido reprobado. Repito, el lehendakari ha sido reprobado por el Parlamento (aunque en algunos medios de comunicación lo habrán visto a partir de la página 40 y en otros ni lo habrán encontrado). Si esto pasa en un país serio la depuración de responsabilidades es inmediata. El presidente de una comunidad ha recibido la reprimenda de toda la oposición por sus malas artes y su intento de engañar a la ciudadanía. Urkullu es perfecto para no modificar el semblante. Es perfecto para, al más puro estilo Rajoy, hacer que aquí no ha pasado nada y pasar página (esperemos que sin pagarla esta vez). Piensen en la frase: El Gobierno vasco ha comprado informaciones en un medio de comunicación. Cambien el sujeto y les sonará horrible. Pues aquí debería ser igual.

Pero es que hay más. La que fue consejera de Industria en la época de Ibarretxe, Ana Agirre, defendió a capa y espada la gestión de su Gobierno en la aventura Epsilon. La defendió con ahínco. El mismo con el que la Justicia ha condenado a su gestor por alzamiento de bienes y con el que la comisión de investigación ha cuestionado que un Gobierno, que paga usted con sus impuestos, derroche el dinero público para aventuras empresariales privadas. Como premio a aquella 'gran gestión' como consejera de Industria de Ibarretxe, fue nombrada viceconsejera de Justicia por Urkullu. Y, estando en el cargo todavía, en la comisión de investigación del caso ha dicho que ella no estaba al tanto de una operación dependiente de su departamento que avalaba 16 millones de euros a una empresa privada. No controlaba las operaciones de 16 millones de su departamento. 16 millones de euros que se han ido por el desagüe. 16 millones que han salido del bolsillo de todos nosotros. Hoy, sigue siendo viceconsejera con un sueldo anual de más de 70.000 euros. Urkullu es perfecto para mantenerla en el cargo. Aunque cada vez esté más 'solo' y toda la oposición apoye las conclusiones de la comisión de investigación en las que se proclama que hay neglicencia y responsabilidad política.

Pero además, Urkullu es perfecto para llegar a un acuerdo con el PSE e incumplirlo sistemáticamente. Pero no pasa nada. Porque el PSE ladra y no muerde. Porque el PSE ha mantenido durante casi toda la comisión de investigación una actitud de colegueo inaudito en un caso como es éste, que solo ha rectificado en el último minuto al votar a favor del dictamen. Porque los consejeros del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas nombrados por el PSE y por el PNV han ido de la mano decisión tras decisión. Así que la 'soledad' de Urkullu no es tanta si su socio le sigue acompañando. Porque, a día de hoy, ¿qué sentido tiene el acuerdo entre socialistas y jeltzales? En Sabin Etxea lo tienen claro. Quizás sea en el único sitio.

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