Hace un año, en la fecha exacta del Primero de Mayo del dos mil quince, bajo el gobierno aún del presidente Mariano Rajoy, en una calle bilbaína de cuyo nombre no quiero acordarme, en una mañana festiva y nublada, entre fragancias frescas de primavera, transeúntes, pocos, ensimismados y pequeñas hojas verdes que brotaban silenciosamente de los escuálidos árboles, tuve la insólita ocasión de contemplar el pasado y el futuro desarrollándose al mismo tiempo y en el mismo lugar.
Una numerosa multitud de manifestantes, hombres y mujeres, niños y niñas, abuelos y abuelas, familias enteras, bajaba por la calle de cuyo nombre no quiero acordarme portando banderas republicanas, soviéticas, ikurriñas, pancartas reivindicativas, estandartes con el anagrama de los diferentes sindicatos y de los partidos políticos históricamente más combativos en la denominada lucha social, entonando al unísono viejas consignas ya pasadas de moda; consignas como: “esta vez, esta vez, los obreros al poder”, “el pueblo unido jamás será vencido”, “escucha patrón el obrero está en la rebelión”, “gobierno escucha el pueblo está en la lucha”, etcétera, etcétera, etcétera...
En un pequeño tramo de la calle de cuyo nombre no quiero acordarme había dos comercios abiertos; dos comercios apenas distanciados por unos pocos metros. En uno de ellos cuatro o cinco peluqueras chinas, muchachas jóvenes de ojos rasgados, modales sumisos y fingida simpatía, peinaban, teñían y cardaban el pelo a unas señoras ya entradas en edad que, leyendo revistas del corazón o charlando despreocupadamente entre ellas, parecían totalmente ajenas a cuanto sucedía en el exterior de la peluquería.
Mientras, en el otro comercio, un establecimiento oscuro, sombrío, húmedo, con un inconfundible aspecto de bazar desordenado, anárquico, casi tan caótico como una reunión de la Ejecutiva federal del Partido Socialista Obrero Español, un hombre y una mujer, también indiscutiblemente chinos, atendían a las personas que habían entrado en su establecimiento para comprar pilas, bombillas, mecheros, fideos, cacahuetes, salsa de soja, botellas de vodka o de ginebra y demás...
No sabría decir cual de los dos, el pasado o el futuro, me dio más miedo.
Sobre este blog
Viento del Norte es el contenedor de opinión de elDiario.es/Euskadi. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
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