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La radiografía colectiva del distrito

Uno de los paseos vecinales realizados en el distrito Fuencarral-El Pardo. / Paisaje Transversal

María Muñoz

Eliminar las barreras arquitectónicas de los barrios históricos. Mejorar la conectividad en transporte público entre los barrios. Establecer alquileres sociales y servicios de mediación entre inquilino y propietario. Impulsar el acceso y la oferta de actividades culturales. Son algunas de las propuestas elegidas por los vecinos de Fuencarral-El Pardo, tras dos meses recorriendo junto al concejal y personal del Ayuntamiento diferentes puntos del distrito en unos paseos en los que han podido mostrar de primera mano a los responsables municipales cuáles son las deficiencias de la zona.

En total, se han recogida más de 3.500 opiniones a través de los ocho recorridos vecinales que se realizaron durante el pasado octubre y noviembre, en un taller posterior y a través de la plataforma web que se creó para la iniciativa. “Los vecinos han agradecido mucho que por primera vez se realizara un esfuerzo desde la junta de distrito para conocer la problemática de los barrios”, explica Jorge Arévalo, integrante de Paisaje Transversal, una oficina de transformación urbana a través de la participación ciudadana, y entidad que ha coordinado esta radiografía colectiva del distrito.

Durante el diagnóstico, los habitantes de la zona debieron plantear sus propuestas en torno cinco bloques sobre los que también se sujetan las conclusiones: espacios públicos, movilidad, actividad productiva y sociocultural, ciudadanía y servicios públicos y vivienda. El distrito, situado en el norte de la ciudad, es el más extenso de la capital y con unas características muy heterogéneas, como subraya Arévalo.

Diferentes necesidades

Por un lado están los nuevos barrios, como Las Tablas o Montecarmelo, con una población más joven y unas necesidades centradas fundamentalmente en la construcción de dotaciones públicas. “Hay también problemas de movilidad importantes porque son unos barrios pensados únicamente para el transporte privado y los accesos suelen colapsarse con frecuencia, y más ahora que se han incrementado los centros de trabajo en la zona”, explica el arquitecto.

En los barrios más antiguos, como Valverde o El Pilar, las deficiencias que señalan los vecinos tenían que ver por ejemplo con las barreras arquitectónicas. “En la estación de metro de Begoña no hay ascensor y en los recorridos que hacen los vecinos habitualmente hay muchas escaleras, sobre todo en los espacios entre bloques, que desde que se construyeron en los años 60 no se han vuelto a tocar”, explica Arévalo.

Las propuestas vecinales tienen que ver también con la conexión entre unos barrios y otros, ya que si bien pueden llegar en trasporte público del centro a sus casas, no hay por ejemplo suficientes líneas de autobuses municipales que conecten las diferentes zonas dentro del propio distrito. Otras necesidades están enfocadas a la oferta cultural y cómo los habitantes han propuesto que las actividades no se planteen sobre una programación estándar sino atendiendo al tipo de población que hay en la zona.

A los diferentes paseos y talleres han asistido más de 300 personas. “Es una experiencia que también permite ver de qué forma participa la ciudadanía”, señala Arévalo, quien explica que casi el 50% de las propuestas que llegaron a la plataforma web procedía de Las Tablas, un barrio con una población más joven, en comparación con la participación menor a través de internet en otras zonas, más envejecidas, como Valverde.

“Es un ejercicio muy interesante de cara a la planificación de las inversiones y mejoras que se realizan en los distritos porque es importante tener en cuenta cómo es cada zona y qué necesita”, afirma el arquitecto de Paisaje Transversal. La Junta de Fuencarral-El Pardo ya tiene en sus manos el diagnóstico participativo y ahora solo queda desarrollarlo.

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